Inter y Lazio llegaban a este encuentro en una posición cómoda en la tabla, pero en un estado de forma inferior al que les ha permitido estar en esta situación. Tan solo una victoria para los romanos en los tres últimos partidos, algo que incluso mejora el registro interista, pues los nerazzurri únicamente suman un punto de los últimos nueve, además de sumar una derrota más en copa ante el máximo rival, el Milan de Gattuso. En este contexto actual, ambos equipos requerían de una victoria que fuese la primera piedra para recuperar una dinámica que les permita no perder de vista la cabeza de la Serie A.

Más de la Lazio en una primera parte igualada

Los primeros cuarenta y cinco minutos no fueron definitorios de un dominio claro por parte de ninguno de los dos equipos. La Lazio planteó un férreo seguimiento al máximo artillero del conjunto interista -y de la Serie A- Mauro Icardi, que le funcionó de maravilla. Tanto De Vrij como Bastos no dejaron respirar al delantero argentino, algo que provocó serias dificultades al Inter para generar juego ofensivo en la zona de tres cuartos rival. Ante esta circunstancia fue Borja Valero -una vez más- la vía de escape de los de Spalletti para poder crear y asentarse en campo contrario. Tanto por dentro como por fuera, la constante movilidad del madrileño y su capacidad para ver el fútbol fueron los principales argumentos de un Inter incapaz de conectar al pie con Candreva o al espacio con Icardi. El ex de Villarreal y Fiorentina realizó un partido brillante, estando activo en labores defensivas y llevando con jerarquía el juego interista en campo rival, siendo siempre el eje de todo el ataque nerazzurro.

La Lazio por el contrario presentó más facilidades para establecerse en campo rival con la continua asociación entre Milinkovic-Savic y Luis Alberto entre líneas, aunque como en el caso del Inter, les costaba ser efectivos de cara a puerta, pues la toma de decisiones no siempre fue la más acertada. Generaron mucho peligro sobre todo al contraataque con un conjunto de Spalletti que sufría mucho en transición defensiva y acababa en muchas situaciones defendiendo en igualdad de condiciones frente a los delanteros romanos. Una situación que podía haber pagado muy caro, pero que los de Simone Inzaghi no fueron capaces de facturar.

Felipe Anderson como revolucionario

La segunda mitad arrancó con ciertos matices que la hicieron diferente a la primera. La Lazio se vio obligada a retrasar varios metros su línea defensiva, algo que sumado a los continuos movimientos de Icardi hacia atrás para poder recibir y generar alejándose de los centrales propiciaron que el Inter se instalase rápidamente y ya desde el inicio en la mitad de campo lazial. Borja Valero seguía sumando apariciones con éxito y poniendo en jaque una y otra vez a la defensa biancoceleste, aunque esta vez contaba ya con dos de sus socios de mayor productividad: Icardi y Candreva. Poco a poco el conjunto de Spalletti fue generando ocasiones, en mayor medida que en toda la primera mitad, y eso era algo que Inzaghi no podía permitirse. Fue entonces cuando tomó la decisión que cambió el partido. Felipe Anderson se vistió de corto y entró al terreno de juego por un Luis Alberto que se fue desvaneciendo en la segunda mitad.

El brasileño partió sobre todo desde la media punta, pero su calidad y su capacidad para conducir y mantener el balón alejaron a la Lazio de su propia área y equilibró las fuerzas. Con su continua movilidad daba la sensación de peligro en cada toque de balón, y era entonces cuando los romanos fueron capaces de generar las mejores oportunidades de la segunda mitad. En sus botas estuvo el gol de la victoria tras recibir un pase atrás que lo dejó solo por delante del punto de penalti, pero su disparo se fue demasiado cruzado. Si no hubiera sido por Handanovic, además del excelso partido en defensa de Cancelo, que frenó las intentonas tanto de Lulic como de Lukaku, el Inter seguramente habría salido escaldado una jornada más, a la espera de recuperar el nivel de principio de temporada. Sin materializar las ocasiones el partido acabó tal y como empezó, con empate a cero. Un empate que deja a ambos con mal sabor de boca y que supone una nueva oportunidad perdida para volver a la dinámica positiva. 5 puntos de los últimos 12 en el caso de la Lazio y tan solo 2 en esas mismas 4 jornadas para el Inter; dos equipos en urgencias.