El Liverpool y Salah se han salido. Equipo y jugador se han beneficiado el uno al otro, sacando lo mejor de ambos. El Liverpool no sería lo mismo sin Salah, y Salah no sería lo mismo sin el Liverpool. Los cambios se han sucedido a raudales en 2017, y uno de los más notables ha sido la transformación de Salah y la del propio equipo.

El egipcio está desatado, o al menos, así lo ha mostrado este último año. Le llueven los goles, y ha dado a conocer su versión más goleadora. Una faceta, la goleadora, desconocida por muchos y valorada por pocos antes de recalar en el conjunto de Anfield. Y eso se debe a los números que hacía antes y después de fichar por los "Reds". 

Un esquema modificado

Klopp puede haber sido uno de los mayores artífices de este cambio (sin quitar mérito alguno al propio jugador). El alemán, sabedor de las cualidades del africano, lo ha sacado de la banda para incorporarlo al centro del campo; llevándolo al pasillo central. Y es aquí cuando entra en escena el factor Oxlade-Chamberlain. El ex del Arsenal está acostumbrado a jugar de extremo, tirado completamente a banda, y aunque "a priori" no lo parezca así, en el Liverpool actua en dicha posición, en la de extremo derecho. El espacio generado por Salah al basar su juego en zona de interiores y frontal del área, hace que Oxlade ocupe la posición de extremo y practique el fútbol que tan bien conoce. 

Imagen: GiveMeSport
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La doble punta

Cada movimiento tiene sus consecuencias, y una de las más evidentes es la doble punta que Roberto Firmino y Mohamed Salah forman. Brasileño y egipcio se ven obligados a compenetrarse al haber vivido varias modificaciones en el esquema. Por suerte para los "Reds", este último año se han entendido sobre el verde, y los resultados lo avalan. La conexión Firmino-Salah es óptima, y lo han demostrado en el terreno de juego.

Imagen: Liverpool Echo
Imagen: Liverpool Echo

Virtudes combinadas

No se complica. Hace las cosas fáciles, o al menos, eso hace parecer. De envidiable calidad y hambriento olfato goleador, ha sabido combinar ambas virtudes para sacar la mejor versión de si mismo. Ni en el Chelsea, ni en la Roma, ni en el Basilea incluso, jugaba tan bien. Es cierto que en la capital italiana lo hizo francamente bien, pero no tiene ni comparación con el rendimiento actual. Cabe destacar la facilidad que tiene para el gol. Se desenvuelve a las mil maravillas de cara a puerta, y data de una calidad innata para sortear a los adversarios.

Está claro que, el hecho de jugar junto a Firmino, y dejar todo el costado derecho para Oxlade, ha mejorado y mucho a este Liverpool, y en concreto, al protagonista del artículo, a Mohamed Salah.