Ya no muerde, no pelea, no marca. No es el gallo. Belotti, que nos enamoró a todos con un juego más basado en la insistencia, en la garra, en la lucha, esta temporada se ha ido apagando, no tiene esa chispa, esa llama interna que no daba un balón por perdido y que trajo de cabeza al presidente Cairo en verano, para retenerle ante las ofertas por su estrella.

El Torino no encuentra a Belotti

Todo empezó en Octubre, momento en el que comenzó la pesadilla en forma de lesión en su rodilla. Belotti llevaba hasta el momento tres goles en siete partidos, todo transcurría dentro de la normalidad y la lesión no parecía demasiado grave, solo se perdería tres encuentros, pero en su vuelta, el infierno continuó. Empezó el miedo y se apagó la llama que le movía. Belotti encadenó una sequía desde su vuelta a los campos de seis encuentros sin encontrar puerta, 87 días para el hombre que la temporada anterior había anotado 26 goles.

Este bajón de nivel, se le puede achacar a la lesión, pero la realidad es que va más allá de esto. El juego del Torino había bajado enteros en comparación de la campaña anterior, el centro del campo, ante la salida de Benassi a la Fiorentina, no lograba verticalizar, encontrar el espacio al gallo con la misma sintonía y facilidad. Faltaba esa pieza diferencial que subiera el balón, que aportara criterio al juego y profundidad. Ante esta situación, el Torino rifaba balones largos que no llegaban a nada y la situación, ante además otras lesiones como la de Obi, pieza importante para Sinisa, no mejoraba.

Belotti es un delantero muy autosuficiente, pero necesita de sus compañeros para desarrollar su juego, necesita balones, de pelear, cuerpear y buscar el espacio para armar el disparo, se ocupa él, pero necesita alguien que inicie la jugada con cierta perspectiva de peligro y clarividencia. En ese contexto, Belotti se vuelve un arma doble. Esa autosuficiencia para bajar balones y prolongar, para ser una isla, un él contra el mundo, se vuelve muy efectiva para que el Torino genere peligro sin necesidad de machacar mucho las jugadas. De esta forma belotti se destapó también como un gran asistente la temporada pasada, repartiendo hasta ocho.

Las dificultades para encontrar a Belotti frenan las aspiraciones del Toro en ataque

A los problemas de juego del Torino, que no lograba elaborar juego ni encontrar al mejor Belotti, hay que sumarle que moralmente se vio muy afectada. El equipo ya de por si, no transmitía esa actitud luchadora, una seña de identidad de Mihajlovic, carecían de espíritu.

Para añadirle más desgracias a la situación, Belotti se volvió a lesionar de la misma rodilla en un entrenamiento en Diciembre, que además de perderse tres encuentros de Serie A, no llegó al duelo en Coppa ante la Juve, contra quienes serían eliminados.

En busca de soluciones

A su vuelta, ya con Mazzarri, tras la destitución de Mihajlovic, se le está dosificando, el jugador tiene miedo, miedo a romperse del todo, las lesiones han sido un aviso que le podrían haber costado más caras y su confianza está mermada.

Walter quería alguna pieza más en el centro del campo para ayudar en las transiciones del equipo, además de carrileros para poder implantar su 3-5-2 ya habitual y que tanto éxito le dio en Napoles. Sin embargo, le ha sacado petroleo a la plantilla y no variado el módulo, por ahora.

Darle apoyos a Belotti, arroparlo más y además conseguir hacerle llegar balones, es el principal objetivo del Torino, que le esperaba con paciencia. Mazzarri ha conseguido generar una estabilidad en el Torino y desde su llegada, ha reconducido la situación, ocho puntos de 12 posibles y un equipo que empieza a ser más reconocible, intenso y dinámico. Ha recuperado piezas importantes en el centro del campo como Obi, Acquah o Rincon, claves en lo que busca el estratega italiano, robar alto y verticalizar. El Príncipe Baselli entra ahora en juego con más efectividad, con espacios, sube el balón y da el último pase, pese a que debe de mejorar todavía en la toma de decisiones. Berenger, se empieza a destapar cada día más en banda y sus centros y desequilibrio es un efectivo más a la hora de generar peligro y verticalizar.

Mazzarri en poco tiempo ha implantado unos automatismos que permiten llegar al equipo arriba en pocos toques

La idea es llegar a tres cuartos de campo de la forma más rápida posible, sin machacar demasiado las jugadas y aprovechar el físico de sus centrocampistas para generar superioridades y ganar duelos por dentro, ahí se generan los espacios que le faltaban al gallo meses atrás.

En definitiva, Mazzarri ha logrado además de generar un buen bloque a nivel de juego y actitud, incrementar las prestaciones de sus jugadores a nivel individual.

El ariete italiano es un jugador de emociones, muy sentimental. Necesita estar motivado, ya que su estilo es más bisceral que puramente futbolistico. Cuando las emociones le acompañan, se convierte en un jugador imparable, una bestia salvaje que persigue a su presa y sin duda, recuperar de nuevo al gallo, es la mejor forma para poner la guinda al estilo que Mazzarri empieza a implantar, cada vez más reconocible y a la medida de un Belotti que en este contexto, puede recuperar la confianza perdida.

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