La Roma inauguraba la vigésimo quinta jornada de la Serie A visitando el Stadio Communale Friuli de Udine con la mira puesta en meter presión, aprovechando su horario adelantado, a sus rivales directos en la lucha por los puestos que dan acceso a la máxima competición continental: Inter y Lazio. Estos tres equipos son prácticamente los únicos que quedan en la lucha por los dos últimos billetes de clasificación para la Champions League que, recordamos, con el cambio de formato, en Italia los cuatro primeros en la tabla van directos a la máxima competición continental, sin rondas previas. Con Napoli y Juventus escapados y la Sampdoria más pendiente del retrovisor en la sexta plaza, serán estos tres conjuntos los que pelearán por las dos últimas vías de acceso a la Copa de Europa.

Ocasiones poco contundentes para ambos

La primera parte fue una primera prueba para medir las opciones de ambos equipos. El Udinese salió atrevido y no partió con la idea de cerrarse atrás a esperar su oportunidad, sino que trató de disputar en ciertas fases la posesión de balón a los romanos, pero dada la escasa pólvora en ataque del conjunto friulano, fueron los de Di Francesco los que contaron con el grueso de las ocasiones en la primera mitad.

A la Roma le costaba conectar fácil con su máximo exponente en ataque; Edin Dzeko. Este fue el motivo principal por el que los ataques de la Roma, aunque más elaborados y más frecuentes que los de su rival, no fueron demasiado fructíferos, pues el mítico guardameta Bizzarri apenas tuvo que hacer una intervención de mérito. La Roma pasó gran parte de la primera mitad en campo contrario, con un El Shaarawy muy activo y móvil mientras Nainggolan se encargaba de organizar el juego y colgar los balones al área más peligrosos.

Udinese se desesperezó, pero apareció Ünder

La segunda parte tuvo un protagonista diferente, aunque de nuevo en el bando romano. Mientras Udinese arrancó los primeros minutos más activo y vertical que en los momentos previos al descanso, la Roma fue capaz de trenzar jugadas más cerca del área por la predisposición de Edin Dzeko a retrasar varios metros su posición para apoyar a sus compañeros en la elaboración en la zona de tres cuartos. Con el bosnio más participativo, un hombre -aunque todavía muy joven- se postuló como líder de las ofensivas romanas: Cenzig Ünder. Si bien Udinese se estaba acercando más al área de Alisson, los romanos llegaban con más peligro dada su mayor calidad diferencial, la que aportar jugadores como el turco y Dzeko.

La mayor participación del punta bosnio ayudó a la Roma a llegar con más peligro que en la primera mitad, pero fue el joven turco Ünder, una apuesta muy clara de Monchi, el que abrió el marcador con un auténtico golazo, un misil desde fuera del área imposible para Bizzarri. El gol le sirvió a la Roma para coger aire y dominar más el partido ante un Udinese que tenía todo cuesta arriba. Sin embargo la dinámica del partido no cambió demasiado. Los capitalinos jugaban con más poso y tranquilidad y fue en los minutos finales cuando aprovecharon una contra perfecta, con los bianconeri arriesgando al estar más expuestos atrás, que definió Perotti a gol y cerró el partido. El Udinese no estuvo prácticamente en opciones nunca de llevarse el partido, pero fue la mayor calidad de la ofensiva romana la que marcó la diferencia. Todo a partir de un Ünder que se reivindica con su tercera jornada consecutiva anotando. Sin duda un talento sobre el que poner un ojo encima.