Cuando inició la temporada, los dos proyectos de Milán ilusionaban de una manera que hacía años que no se producía, más abonados que nunca en los últimos tiempos, y mucha pasión en la ciudad, con el futuro que se avecinaba. No solo había dinero y fichajes, sino que se trataban de dos equipos históricos con un proyecto ganador.

Sin embargo, pese a esas sensaciones iniciales, nos encontramos en una fase de la temporada en la que los equipos empiezan a medir sus aspiraciones reales en todas las competiciones, y entramos en un nuevo contraste, entre un equipo que lucha por entrar en Europa a contrarreloj, como es el Milan, y otro que vive de las rentas, de una racha de 16 partidos consecutivos sin conocer la derrota, el otro equipo de la ciudad, el Inter.

Pese a ello, el momento deportivo que vive cada uno no se asemeja para nada a la clasificación. El Inter solo ha ganado dos de sus últimos diez encuentros en liga, mientras que el Milan, ha ganado seis de diez, y acumula ocho seguidos sin conocer la derrota en Serie A.

Un mal inicio penaliza el momento actual

El Milan empezó mal. Montella no fue capaz de sacarle rendimiento al equipo, que se estancaba en la salida de balón y no tenía ritmo, ya fuese con defensa de tres o de cuatro, y que, además, no le dio continuidad con un once. El técnico italiano jamás repitió con los mismos hombres sobre el campo.

La mala racha que acumuló no solo propició ser un equipo irregular, sino que además le llevó a perder, aparentemente, toda posibilidad de ir a Europa, divagando por media tabla, una situación ya conocida en los últimos años, con unos jugadores del todo desmotivados, a los que se les veía, además, bajos de ritmo.

La situación cambia a raíz de la llegada de Gattuso, de darle continuidad al bloque, de inculcar una rutina de trabajo, de tener a los jugadores motivados.

Gattuso durante un partido|Antonio Bronic|RTRPIX
Gattuso durante un partido|Antonio Bronic|RTRPIX

A nivel táctico, no hay grandes novedades. Gattuso ha dado un lavado de cara en otras facetas. Ha recuperado la mejor versión de los jugadores más importantes, de los líderes. Esto, a su vez, ha incrementado el nivel de una plantilla que se siente partícipe del momento actual al completo.  Ha hecho entender a un grupo nuevo lo que es el Milan, lo que significa el escudo que llevan en el pecho y se nota. Se nota en la actitud de los futbolistas, en las ayudas, en la solidaridad con el compañero, son un equipo. El Milan ahora muerde, presiona sin miedo, y sabe salir de las fases del juego más desfavorables, no son un equipo vulnerable, y ya son cinco encuentros seguidos sin conceder un gol.

Además de aspectos mentales, Gattuso ha potenciado al máximo el rendimiento físico de los jugadores, ha modificado la rutina diaria y el calentamiento de los encuentros, de un equipo que era de los que menos kilómetros hacia por encuentro hace unos meses. El Milan en definitiva, es otro.

Sin embargo, la mala racha anterior y el tiempo que le ha costado al equipo recuperarse, ha pasado factura en la clasificación, y aunque actualmente están en la lucha por puestos de Europa League, no dependen de ellos para lograr a su gran objetivo, que es volver a Champions.

El debacle de un llamado a campeón

El Inter, posiblemente, tuvo un mercado menos discreto. Aguantó a sus figuras y, a través de ellas, creó un bloque. Tras su ya gran comentada racha de encuentros, se vaticinó una puntuación cercana a los 80 puntos a final de temporada y una tercera fuerza por el Scudetto.

Sin embargo, con el paso de los encuentros, se ha visto un equipo que dependía mucho de las individualidades de algunos de sus jugadores, que ese bloque sólido cobraba sentido si los hombres de arriba eran capaces de desatascar el partido.

El dato evidente, es que hasta la jornada 16, Perisic llevaba siete goles y seis asistencias, cifras demoledoras, que no ha podido aguantar, ya que desde esa misma jornada, no ha aumentado sus registros. Candreva no está exento de análisis, y es que el italiano hasta la jornada 17, primera derrota del Inter, llevaba, nada más y nada menos, que ocho asistencias, registro que no ha aumentado.

Ante estos datos, y este bajón, se ha visto un Inter incapaz de sacar adelante los partidos, con un Icardi al que no llegan balones y que, además, ha tenido problemas físicos.

Spalleti, entrenador del Inter | AFP PHOTO
Spalleti, entrenador del Inter | AFP PHOTO

Los fichajes de invierno, como Rafinha, no han sido capaces de solucionar los problemas, ya que el Inter se sigue atascando, y ante la ausencia de un jugador que de fluidez en tres cuartos de campo, ha tenido que renunciar en muchos momentos a Valero en el doble pivote, para darle sentido al juego en zonas más adelantadas. Y ahí entra otro problema, sin Valero en zona de pivotes, el Inter tiene problemas cuando el rival espera, y ante la ausencia de uno contra uno por parte de sus hombres de banda, y su bajón, no logran ser verticales en ninguno de los costados, como alternativa a jugar por dentro.

Spalletti ha reconocido que el problema ha pasado a ser mental, más psicológico que táctico, y lo cierto es que el Inter ha perdido la sensación de bloque.

El cuadro nerozzurro ha vivido de las rentas, de lo cosechado, pero, finalmente, ha visto peligrar su tan ansiado puesto de Champions, por una Lazio que se ha postulado para entrar en el top 4 que da acceso a la máxima competición Europea.

Un Derby no entiende de estados de forma

De nuevo, se vuelven a cruzar, como siempre, en momentos dispares. La clasificación dice una cosa, el campo otra, pero lo cierto es que ya se vio en la primera vuelta un Inter que sudó sangre para hacerle hincar la rodilla al Milan, y que de hecho, ya les eliminó en Coppa, siendo teóricamente, en ambos partidos, un equipo sin dificultades para derrotar.

Un Derby es un partido psicológico, de saber estar, de no dejarse llevar, donde finalmente, el corazón, la tensión del momento y la cabeza, difícil de mantener fría, juega el partido. Siempre difíciles de predecir, y mucho más de planificar, porque en algún momento, las pizarras pasan a otro lado, dónde el favorito, pasa a ser más perjudicado.

Gane quien gane, será un chute de adrenalina en la sangre

Tras la victoria de prestigio en el Olímpico ante la Roma, Gattuso se enfrenta al más difícil todavía, derrotar al Inter, y acercarse todavía más a los puestos de liga de Campeones: con una victoria, se situaría a cuatro puntos.

Por su lado, Spalletti tiene delante suya la oportunidad de devolverle a sus hombres la confianza perdida, de demostrarles que son capaces de darle un giro a la situación.

Con todos estos contrastes, vuelve el gran Derby della Madonnina.