El encuentro comenzó con un dominio muy claro del conjunto dirigido por Pep Guardiola, que monopolizaba la posesión del balón, y que estaba instalado permanentemente en campo contrario intentando crear espacios en la defensa de un conjunto blue, que había salido al Etihad con el único plan de defender y aguantar el empate, y de buscar un gol en alguna salida a la contra, con los tres delanteros con los que había salido. El monólogo del City seguía su curso, y con él estaban empezando a producirse las ocasiones a cuentagotas. Una posesión de balón, bastante rápida y dinámica, con la que se estaba acercando con bastante regularidad al área contraria, ante el conjunto dirigido por Antonio Conte, que solamente se acercó por banda derecha, y llegando de forma bastante tímida.

Dominio abrumador del Manchester City

Después de los primeros minutos, el Manchester City tuvo un tramo más espeso con el balón, en el que tuvo algo menos de posesión, tocó con más lentitud, y no consiguió acercarse a la portería contraria, ante un conjunto londinense que sin lograr aproximarse a la portería de Ederson, consiguió trastabillar mucho más el juego de su oponente en el círculo central, frenándolo constantemente a través de faltas. Así llegó el encuentro al descanso, con el equipo de Guardiola dominando con menos profundidad y bastante menos fluidez, aunque siguió dando una cierta sensación de peligro, especialmente cuando atacaba por las bandas, donde Sané estaba cuajando una actuación sobresaliente, desequilibrando y siendo un constante dolor de cabeza, tanto para Moses como para Azpilicueta, con su físico, aunque también con su inmensa calidad técnica, con la que estaba participando en todas las ocasiones de los locales.

Control del juego del líder hasta el descuento

El segundo tiempo comenzó con el 1-0 de Bernardo Silva, que remató en el segundo palo de forma defectuosa, un centro de David Silva desde la banda izquierda. Tras el gol, el equipo skyblue siguió llevando las riendas del juego, dominando la pelota con bastante continuidad, y creando cada vez menos peligro, al someter a su oponente que no mostraba síntomas de reacción, y que tampoco tenía alternativas en el banquillo, a largas sesiones de fútbol-control. Con las cuales sus acercamientos eran bastante tímidos, y estériles, pues se estaba enfrentando a un Chelsea muy preocupado por no encajar más goles. Los minutos pasaban, y el equipo local seguía dominando con bastante tranquilidad, sin crear ocasiones e impidiendo que le creasen peligro, lo que estaba consiguiendo durante bastantes minutos.

En los últimos instantes, Antonio Conte introdujo un nueve de referencia como Olivier Giroud, y aportó un nuevo matiz táctico al encuentro y a su planteamiento, que es el cambio a la defensa de cuatro, y a la formación de 4-2-3-1 con Marcos Alonso de volante por la izquierda, y con Pedro de media punta, con la que en un momento dado logró imponer respeto, aunque fue bastante efímero y engañoso,  pues el City no perdió el control en ningún momento y llegó a gozar de alguna llegada clara, por bandas. Aunque conforme el reloj iba avanzando, el conjunto londinense iba teniendo mayores urgencias, por lo que también introdujo a Morata en el terreno de juego pasando a jugar con dos puntas, algo en lo cual no cree. Aunque le sirvió para generar su ocasión más clara de todo el partido, por medio de Marcos Alonso desde la frontal del área, que sacó un disparo de pierna izquierda de primeras que se marchó ligeramente desviado, tras un despeje fallido de Foden que había entrado en los últimos minutos en el lugar de David Silva.

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Sobre el autor
Tarek Guerrero
Redactor de fútbol inglés en VAVEL España.