En el este de Londres hay muy mal ambiente, una directiva que no cuenta con ningún apoyo de los aficionados, que piden su dimisión partido tras partido, en casa o fuera de ella. Los malos resultados, el mal mercado de fichajes, el cambio de estadio el año pasado... Muchas son las cosas que ponen a una afición cansada de mentiras en contra su junta directiva.

Para entender los incidentes de este pasado fin de semana hay que remontarse años atrás, tras la llegada de estos dueños al club londinense. Todos los aficionados Hammers veían un futuro mejor para su equipo, y veían que con estos dueños podrían crecer como club. En esta etapa todavía seguían estando en Boleyn Ground, la que fue su casa hasta el 2016, donde el equipo se trasladó al Olímpico de Londres

Una de las razones de lo que está pasando es este movimiento de estadio. Allá por una de las primeras temporadas de los nuevos dueños, un periodista británico le preguntó a David Gold, uno de los dueños, sobre la posibilidad de irse al estadio olímpico, que fue construido para las olimpiadas y estaba disponible, a lo que el directivo dijo que veía imposible este movimiento. Aquí ya empezaron a venir las mentiras de las que los aficionados se quejan. 

El West Ham jugando en Boleyn Ground. Foto: Premier League.
El West Ham jugando en Boleyn Ground. Foto: Premier League.

Con su llegada, se esperaba una mejoría en el tema de directiva, y eso es lo que los máximos dirigentes prometieron, ya que con ellos traían mucho dinero que se invertiría en el club. Cuando se anunció el cambio de estadio, una de las "excusas" fue la posible atracción de jugadores de talla mundial, ya que con un estadio tan moderno y bueno como el Estadio Olímpico aumentaría las posibilidades de fichar mejores jugadores. Otra sería la llegada a más personas, ya que un club con un estadio así es más reconocible, y también la posibilidad de ver al equipo en la Champions League en los años actuales.

Con la temporada 2015-2016 terminada y el club apunto de abandonar la que había sido su casa durante más de 100 años, se celebró la ceremonia de despedida del estadio, siendo en el último partido que se disputaría en ese terreno de juego, y ante un gran equipo como es el Manchester United. Ese día sonaría el "I´m forever blowing bubbles" por última vez allí, un estadio por donde han pasado leyendas del fútbol inglés como Bobby Moore, Franck Lampard o Rio Ferdinand, entre otros. Terminó el partido, 3-2 ganaron los Hammers, y tocaba despedirse. 

Bobby Moore con la camiseta del West Ham. Foto: West Ham United FC.
Bobby Moore con la camiseta del West Ham. Foto: West Ham United FC.

En la ceremonia hubieron muchas luces, también un concierto, pero lo importante vendría después. El capitán del equipo, Mark Noble, hablaba delante de todo el estadio y quiso dedicar unas palabras a los dueños. El jugador inglés dijo una frase que se quedó grabada en la mente de los aficionados, y que están volviendo a recordar en estos momentos: "El club ya no funciona como un circo, funciona como un buen club de fútbol". 

La temporada terminó bien, y es que el West Ham, a las órdenes de un antiguo jugador Hammer, Slaven Bilic, consiguió llegar a puestos altos y pelear por Europa. Se esperaba un gran año en su primera temporada en el nuevo estadio. Los fichajes "de clase mundial", se quedaron por el camino. Hubo refuerzos como Jose Fonte, internacional con Portugal, del Southampton, Robert Snodgrass, que se encuentra jugando en la Championship cedido, y Andre Ayew, que llegaba como fichaje récord del Swansea pero no ha llegado a cumplir, entre otros. 

Terminó la temporada 2016-2017. El equipo terminó en mitad de tabla, pero a pocos puntos de los puestos de abajo. La afición empezaba a dudar de los dirigentes y de la posibilidad de la Champions, ya que el equipo no demostraba que fuese capaz. A esto se le unía la marcha de Dimitri Payet, el mejor jugador que tenían, en el mercado de invierno.

En cuanto terminó, se empezó a trabajar en la presente temporada. El mercado de verano se abría y había que reforzar el equipo. Llegaron Joe Hart, portero de la selección inglesa, Marko Arnautovic, uno de los jugadores más diferenciales en el Stoke City la temporada pasada, que además llegaba como fichaje récord, y Javier "Chicharito" Hernández, del que se esperaba mucho. La afición pasó el mercado como aceptable, ya que son muchos los jugadores que sonaron para reforzar el equipo. La temporada no empezó muy bien, y es que, desde el principio, el West Ham estaba metido en la pelea por los puestos de descenso

La falta de victorias y tras la derrota por goleada por 1-4 ante el Liverpool, Slaven Bilic fue despedido del cargo de entrenador. Para el banquillo sonaron Marcos Silva, que en ese momento momento entrenaba al Watford, Rafa Benítez, técnico del Newcastle, y hasta Carlo Ancelotti, que fue despedido del Bayern. En cambio, llegó David Moyes, un entrenador con poca fama después de su etapa en el Sunderland y en el Manchester United. La afición, a pesar de no apoyar la decisión de su contratación, decidió apoyarle con el objetivo de que el equipo despertase. Así fue, un gran cambio en el equipo les hizo salir del descenso y situarse en la mitad de la tabla. David Moyes y la afición estaban unidos, a pesar de la suplencia de Chicharito, que molestaba a algunos aficionados.

El equipo se mantenía ahí, en la mitad de la tabla, pero necesitaba algo más si quería aspirar a estar más arriba. Mercado de invierno, los equipos se refuerzan a mitad de temporada para terminar bien el año. Como ya llevaba pasando mucho tiempo, muchos buenos jugadores sonaban para la plantilla Hammer. Ejemplos son Dendoncker, mediocentro del Anderletch, Smolov, delantero titular de la selección rusa, Joao Mario, que necesitaba minutos... Estos son los tres jugadores que más sonaron. La cesión de Joao Mario costó, pero se consiguió con la ayuda de un agente interno del West Ham, el central Jose Fonte, que habló con el jugador del Inter de Milán para que llegase al equipo. La cesión se consiguió y, además, con opción de compra, pero los aficionados esperaban más.

Joao Mario en su presentación. Foto: West Ham United FC.
Joao Mario en su presentación. Foto: West Ham United FC.

Llegaron los últimos días de mercado, Dendoncker estaba cerca y Smolov igual. Además, los dos jugadores querían ir al West Ham. Solo faltaba el acuerdo económico. Pasaban los días y no había noticias. Llegó el último día de mercado, los aficionados esperaban sentados ante una pantalla para ver quién llegaba al equipo. Dendoncker estaba más cerca que nunca tras saber que él, se encontraba en la ciudad deportiva del club después de haberse saltado entrenamientos y con su padre. La posibilidad de Smolov se desvaneció. El Rubin Kazan, club del jugador ruso, comunicaba que se quedaba debido a que no había llegado ninguna oferta considerable por él. Además, Slimani, que iba a ir cedido al West Ham, había decidido recalar en el Newcastle. Solo quedaba Dendoncker, que era el preferido por la afición. Era de noche, ni el Anderletch ni el West Ham hacían nada y los Hammers empezaban a pensar que no vendría. De repente, un tweet, solo eso, hizo estallar a la afición. Si, era un fichaje, pero no era el esperado. Finalmente, se había llegado a un acuerdo con Jordan Hugill, delantero del Preston, y, Ayew, el otro delantero que tenían, se marchaba al Swansea, un rival directo por el descenso.

Un mercado de fichajes muy malo, como dijeron los aficionados. Solo quedaba confiar en lo que había y esperar una buena actuación de todos. El equipo era una montaña rusa, ganaban, perdían, empataban, pero no seguían un ritmo. Tras los últimos resultados ante Liverpool y Swansea, los dos partidos perdidos por 4-1 fuera de casa, el partido ante el Burnley era crucial. Los tres puntos eran más que necesarios. Ya en el partido, la primera parte no fue mala, el equipo tuvo oportunidad de marcar pero no lo hizo. En la segunda, anotaba el Burnley el primero y empezaban los aficionados a saltar al campo. A medida que pasaba el partido, la rabia subía en los aficionados, hasta que un cúmulo de cosas hizo que mucha gente saltara al campo, otros muchos se juntaron enfrente del palco donde se quejaron a los dueños, que presenciaban otra derrota del equipo y a la afición lo más enfurecida que podía. Los aficionados lanzaron monedas a David Sullivan. Una aparición en el campo destaca por encima de las demás. Un fan saltaba al campo, cogía la bandera del córner y se plantaba en el centro del campo con la bandera en alto, en modo de reivindicación, que apuntaba a la directiva. Todo era un caos. Mark Noble, uno de los jugadores más queridos, llegó a efrentarse con un aficionado. Descontrol total.

Noble enfrentándose a un aficionado. Foto: Jordan Mansfield (Getty Images)
Noble enfrentándose a un aficionado. Foto: Jordan Mansfield (Getty Images)

La afición no aguantó más y se manifestó de esta forma. Muchos ex-jugadores del equipo expresaron su compresión hacia los aficionados que, tras años de mentiras, estallaron. A medida que han pasado los días se ha ido calmando la situación pero la gente sigue disgustada. Los cánticos de´Sack the board´ seguirán en las gradas. Parece que nada cambiará la opinión de los aficionados sobre sus dueños

Se avecinan tiempos duros en el este de Londres. El equipo necesita a su afición si quiere asegurar un puesto en la Premier League. Los aficionados han decidido estar con ellos pero no con la directiva. El circo ha vuelto al este de Londres.