Italia venía de una etapa donde el juego mejoró con creces de la mano de Prandelli, y que pese al fracaso del mundial de Brasil, pasó a consolidarse como una amenaza real de nuevo con Conte. Todo con un estilo de juego mucho más propositivo, de búsqueda de protagonismo con balón, de vivir menos del error del rival y del control de los espacios, pese a, evidentemente, guardar cierto toque clásico de sus orígenes, cuando ha tocado bajarse al barro y defender un resultado.

Con Ventura, propulsor de jugadores como Belotti, Immobile o Darmian, parecía que el rumbo iba a ser similar. Un equipo con ideas claras, que iba a seguir aparentemente con el trabajo que dejó Conte, con vistas a un periodo de transición, mientras aparecía alguien más joven con quién seguir revolucionando.

Prandelli y Conte/ Getty Images
Prandelli y Conte/ Getty Images

Giampiero Ventura es un entrenador veterano, pero que sabe sacar jugo de sus equipos y venía de hacer varias campañas bastante dignas con el Torino. Nunca ha sido un entrenador exitoso, de hecho ha entrenado más veces en Serie B, que en Serie A, pero no parecía un problema para la federación italiana, sabía lo que hacía, el nuevo seleccionador conocía las raíces del fútbol italiano.

Sin embargo, en un grupo de clasificación aparentemente fácil, donde España e Italia parecía que se iban a disputar el primer puesto de forma holgada, hubo lugar a la sorpresa.

La selección transalpina dejaba sensaciones muy pobres en su juego, con una propuesta diferente, vertical, pero poco elaborada, abusando en exceso de las individualidades, del balón largo, con un centro del campo que no lograba implantar velocidad ni ritmo al juego azzurro, dando sensación de falta de identidad, esa que habían conseguido implantar años atrás Prandelli y Conte.

Las alarmas saltaron tras un repaso de España, donde le endosaron un 3-0 sin oposición italiana, la situación se agravó tras un empate ante Macedonia, que prácticamente les alejaba del primer puesto y les acercaba peligrosamente a la repesca.

El tiempo de espera hacia la repesca fue un suplicio, hasta que llegó el día. Un corto uno a cero en Estocolmo le bastó a Suecia, para dejar sin Mundial a una inofensiva Italia.

¿A qué se debe este bajón?

Es evidente que Italia está lejos de contar con jugadores de la calidad de Baggio, Del Piero, Riva o Bonisegna, pero el nivel del calcio no ha bajado tanto como para no poder estar en un Mundial. Siguen produciendo jugadores con calidad, en los últimos años Insigne, Bernardeschi, Candreva, Immobile o Belotti, han sido la nota positiva en zona de tres cuartos de campo, aunque sí que es cierto que en el centro del campo han sufrido la ausencia de un regista tras la marcha de Pirlo, además, Ventura ha sido reacio hasta el final de convocar a Jorginho, el perfil más parecido a lo que necesitan, entrando en una convocatoria en la repesca, sin tiempo de rodarse en el juego.

La ausencia de competitividad no se puede acusar a los italianos, que lo llevan en los genes, sin embargo, la ausencia de equipos (a excepción de la Juve) y jugadores italianos en las fases finales de competiciones europeas, hace mella en la mentalidad de algunos de sus hombres. La capacidad competitiva no es tan grande como la de antaño. Italia podía jugar mejor o peor, pero ha sabido siempre competir. Ante Suecia en la repesca y ante España, no se han dado esas sensaciones.

Estos hechos podrían propiciar que Italia notase ese plus en las rondas finales de una gran competición, pero nunca dieron a pensar, con la trayectoria y sensaciones de años anteriores, que quedase fuera de los mismos. Y ahí entra la cuestionada mentalidad de los dirigentes, con la decisión de colocar a Ventura como seleccionador, uno de los grandes culpables de la eliminación, hecho que vuelve a poner a la federación y su mentalidad en el punto de mira.

La sensación que da Italia a nivel de gestión del fútbol, es que pese a la intención de modernizarse en términos de juego, les cuesta dar el salto definitivo por sus arraigadas raíces. No da la sensación de ser cosa de todos el buscar la mejoría, empezando por los clubes.

Trabajar en equipo desde todos los ámbitos

Los clubes que forman parte del top 4 de la Serie A no apuestan por talento Italiano, exceptuando, de nuevo, a la Juve, priorizando la inmediatez con jugadores más contrastados. Los futbolistas que mayor proyección están teniendo han salido en los últimos años de clubes de media tabla.

En el país transalpino se respira fútbol, con lo cual en toda la bota se puede ver que este deporte produce talento, de eso no hay duda, pero la falta de oportunidades reales, es un hecho. Pese a ello, el proceso, pese a ser lento, está creciendo en Italia, con Coverciano, la escuela de la federación italiana de entrenadores, como ejemplo. En pocos años, Allegri, Conte o Carrera, han salido de dicha escuela, nombres que, al hablar de ellos, son sinónimo de un estilo identificable y resultados.

Coverciano/Getty Images
Coverciano/Getty Images

Sin embargo, pese haber una modernización del fútbol como tal, hablando del fútbol base desde sus raíces, en las cuales nombres como Sacchi están trabajando para mejorarlo, se echa de menos una mejor venta  del producto y una mejoría de un ambiente enrarecido por la violencia en los últimos años, con estadio nuevos. Únicamente Juventus y Udinese son propietarios a día de hoy de sus fortines, pese a los múltiples proyectos que se barajan por parte de Milan, Roma y Florencia para construir los suyos, las autoridades correspondientes únicamente ponen problemas en los terrenos y sus licencias.

Una mentalidad algo arcaica y que necesita rejuvenecerse, con ideas frescas y gente de fútbol, de cara a que Italia acoja un modelo más viable y estable, para lograr dar ese último pasito que necesitan en cuanto a crecimiento de la competición doméstica y de selección. Pero desde la federación tampoco se ponen de acuerdo para elegir un dirigente al mando. Fruto de estos problemas internos, Italia sería dirigida por ahora, de forma temporal, por Di Biagio.

Pese a que hay mucho margen de crecimiento, se puede decir que la eliminación de Italia es un contratiempo en forma de accidente, pero con vistas a analizar la situación, ya que la elección de Ventura como técnico, es evidentemente un error, en la búsqueda de alguien que de ese empujón final.