Este lunes no era un día cualquiera. El Ennio Tardini se volvía a vestir de gala para volver a recibir a un rival típico de Serie A: el Palermo. La última vez que se vieron (sin contar el partido de ida) fue hace unos dos años y medio. En el curso 14/15, en el que el Parma cayó al pozo de Serie B como colista. Un descenso que se convertiría en pesadilla, ya que, finalmente, fue empujado hasta la Serie D, teniendo que volver a empezar de cero, con otro nombre e, incluso, con otro escudo. Los protagonistas estaban en los despachos. Una mala gestión económica de numerosos grupos de inversión les sumió en una profunda crisis.

Dos años después, y dos ascensos históricos de forma consecutiva y escapando de las catacumbas del Calcio, les volvió a situar en el mapa del fútbol transalpino. Todo ello a medida que iban recuperando toda la entidad perdida. Y, justo enfrente, la escuadra rosanera bajó la pasada campaña dando una nueva pésima imagen cada fin de semana, sumándole la polémica de su presidente Zamparini, a quien los entrenadores le duraban menos que un telediario.

No obstante, en este dos de abril de 2018, tanto Parma como Palermo son rivales directos por el ascenso y retorno a la Serie A. Los sicilianos están más cerca, siendo 3º con 57 puntos (a uno del ascenso directo). Mientras que los crociati son 4º con 53 unidades. Eso sí, esas diferencias se vieron recortadas ya que el bando local acabó imponiéndose por 3-2. Gran parte de la culpa la tuvo el mítico delantero Emanuele Calaiò, quien anotó una tripletta y ya suma 12 tantos. Pero ese 3-0 casi lo remontan los pupilos de Bruno Tedino, quedándose a las puertas al marcar dos dianas (NestorovskiRajković). 

De este modo, ambas escuadras remarán hasta el final para evitar la odisea de los playoffs (el Parma ya los sufrió y a lo grande en Serie C) y alcanzar los puestos de ascenso directo, los cuales ahora mismo ostentan en su poder el Empoli (1º con 66 puntos) y Frosinone.