Milan y Fiorentina se veían las caras en San Siro para determinar ya en la última jornada de Serie A qué equipos ocuparían los puestos de acceso a la próxima Europa League. Los toscanos tenían una difícil misión para lograr el último billete para la segunda competición continental, pues no dependían de sí mismos para ser séptimos. Además de vencer al Milan en casa, que a su vez querría evitar dicha posición para no jugar rondas previas a mitad del verano, debía esperar una derrota del Atalanta en campo del Cagliari, que estaba con un ojo puesto en San Paolo por su lucha particular por el descenso. Al final la derrota en la isla de Cerdeña se dio, pero la Fiorentina no disputará torneo europeo la próxima temporada tras esta abultada derrota mientras el Milan accederá de forma directa a la fase de grupos de la Europa League, aunque ese quizás no fuese su principal objetivo o ambición a inicio de temporada.

El Milan salió más decidido

Los pupilos de Gattuso fueron poco a poco desequilibrando el partido en su favor tras unos minutos iniciales de mucha lucha en el centro del campo, con muchos balones divididos y una mayor presencia del físico en pos del control. Sin embargo cuando los rossoneri fueron capaces de salir con el balón y hacer ineficaz la presión viola, consiguieron echar unos metros atrás al conjunto toscano y dominar la posesión de balón en la parcela central del terreno de juego. A pesar del tinte positivo que el encuentro estaba tomando para los lombardos, la Fiorentina fue la primera en dar el zarpazo en el partido. Los contraataques se convirtieron en su principal recurso dado el devenir de la primera mitad y a través de uno, conducido y ejecutado a la perfección por Federico Chiesa, logró encontrar desmarcado a un Gio Simeone algo abierto a la espalda de Ricardo Rodríguez y Romagnoli y el argentino se encargó de definir con mucha sangre fía y una excelsa calidad superando con un balón picado a un Donnarumma que no pudo hacer nada en su salida.

Al Milan le tocaba entonces remar a contracorriente, para no dar esperanzas a un Atalanta que estaba empatando en Cagliari y alas a su rival en San Siro, teniendo que ganar para asegurar esa sexta plaza. Poco tardó en llegar la reacción, pues apenas tres minutos después de encajar el tanto inicial, Çalhanoglu ejecutó de manera magistral una peligrosa falta en la frontal, como ya acostumbraba a hacer en su etapa en el Leverkusen, y puso la igualada en el marcador. Un luminoso que volvió a modificarse casi al filo del descanso cuando Cutrone, que había empezado el partido echado al costado diestro por la ausencia de Suso, y donde se había mostrado poco participativo y bastante errático, se echó al centro y encontró su hábitat natural; el área. Desde ahí remató en plancha haciendo alarde de una gran anticipación, un centro del propio Çalhanoglu que realizó una jugada muy técnica en el lateral diestro del área para servirle un balón complicado de rematar al punta italiano, pero que la confianza que le está dando su gran año en Serie A le permitió cruzar ante un Sportiello que no pudo hacer nada.

La segunda mitad fue una fiesta

Prácticamente calcando los protagonistas de la primera mitad, el Milan sentenció el partido en la segunda parte, dejando minutos de muy buen fútbol y convirtiendo el último partido en San Siro esta temporada en una alegría. Aunque la meta final haya sido un sexto puesto que quizás no sabe a demasiado, debido principalmente a un arranque de temporada irregular, al menos el ciclo Gattuso se cerró con optimismo en liga.

Çalhanoglu continuó dañando por ambos costados indistintamente, mientras Cutrone se encargaba de rematar todo lo que le aparecía cerca dentro del área. Así llegó el tercer gol, aunque obra de Kalinic, al aprovechar el rechace del guardameta toscano tras el remate del punta italiano. El joven canterano nacido en Como se desquitó poco después anotando el cuarto tanto rossonero, aunque se quedó con la miel en los labios al haber podido hacer su primer hat-trick con la camiseta del Milan en su primera campaña como profesional, aunque un fuera de juego evitó la legalidad de su gol. Poco después fue sustituido por André Silva, ganándose la ovación del respetable que acudió a San Siro.

Con el partido ya dormido prácticamente dejándose llevar, Bonaventura firmó uno de los mejores goles de la tarde tras un eslalon en el que superó a varios rivales para definir con potencia ante un Dragowski que pudo haber hecho algo más, pero que acabó el partido hundido moralmente. El Milan certificó así su presencia de forma directa en la fase de grupos de la próxima Europa League con una goleada que insufla esperanza de cara a una temporada que de nuevo sonará con fuerza para ser la del definitivo resurgimiento del Milan, pero que solo los resultados lo vendrán a confirmar.