Los de Heimir Hallgrímsson comenzaron su andadura hacia el Mundial de Rusia 2018 formando parte del primer grupo de países europeos. Este grupo estaba formado por los combinados nacionales de Croacia, Kosovo, Turquía, Finlandia y Ucrania y además, estaba tildado de cierta esencia vikinga.

El primer encuentro de la Islandia dirigida por Heimir Hallgrímsson fue el que disputó contra Ucrania, logrando un empate en la zona oriental de Europa. La victoria ante Finlandia completó una gesta que se fue maquinando con ilusión en una fase clasificatoria en la que ya miraban hacia conseguir la gran hazaña: meterse de cabeza en el espectáculo que nunca antes habían presenciado.

En la tercera jornada, Islandia se enfrentó a Turquía en el Laugardalsvöllur de Reykjavík y consiguió sorprendentemente la victoria. El siguiente partido que tuvo que afrontar Islandia fue el que perdieron contra Croacia. Después de haber bajado la moral en ese encuentro, en la quinta cita, el espíritu vikingo se impuso a Kosovo con los goles de Björn Sigurðarson y Gylfi Þór Sigurðsson, que anotó el segundo gol desde el punto de penalti y le dio los tres puntos al país de los géiseres.

La sorpresa llegó cuando Islandia logró la victoria ante Croacia en el encuentro que disputó el combinado vikingo en la zona norte. El partido llegó con un empate a cero al minuto 90, pero la efectividad se puso de parte de los de Heimir Hallgrímsson.

Pero en septiembre, Islandia acumuló su segunda derrota ante Finlandia. El equipo se sobrepuso y el día 5 de ese mismo mes, consiguió vencer a Ucrania en territorio islandés por dos goles a cero con un doblete de la estrella islandesa, Gylfi Þór Sigurðsson.

Consiguieron los pupilos de Heimir Hallgrímsson una gesta al derrotar a Turquía. Esta proeza fue muy importante para los intereses islandeses, ya que Croacia y Finlandia empataron. Fue entonces cuando Islandia debía ganar en la última jornada a Kosovo en casa para conseguir su billete para el Mundial de Rusia que se celebraría en 2018. Los vikingos tenían la oportunidad de ganar un pasaje que no habían conseguido en toda su historia.

Entonces, los vikingos consiguieron organizar su desembarco en Rusia a golpe de esfuerzo. La sorpresa europea fue la clasificación directa del equipo revelación, que conseguía una hazaña pasando por encima de equipos superiores completando un milagro.