Portugal entera le debe la clasificación para octavos de final. Cuando viste la elástica del Real Madrid es la estrella mundial, el jugador que compite por todos los títulos colectivos e individuales, el que intenta batir todos los récords. Eso no ocurre cuando se enfunda la camiseta de la Seleção. Representando a su país Cristiano Ronaldo es el héroe nacional, prácticamente el único capaz de levantar a la selección. Desde su llegada a Rusia lo ha vuelto a demostrar.

Un simple dato que lo dice todo. Contando con esta edición, Cristiano ha participado en cuatro Mundiales (Alemania, Sudáfrica, Brasil y ahora Rusia). En los tres primeros torneos había anotado tres goles. Sólo en la competición de este año lleva cuatro. Cinco tantos llevan los portugueses en esta Copa del Mundo, lo que supone que Ronaldo ha incidido de manera directa en el 80% de los goles lusos en esta frase de grupos.

Tan sólo hay una pequeña mancha en el curriculum de Cristiano en el Mundial. El penalti fallado contra Irán, esos once metros que paró Alireza Beiranvand. Una jugada que, de haberse concretado, hubiera supuesto un 2-0 para Portugal y la clasificación casi segura para los octavos de final como primeros de grupo. Sin embargo, el disparo no entró y ahora los lusos se encomiendan a su estrella en la parte del cuadro presumiblemente más complicada.

El partido perfecto contra España

Con los tres encuentros de esta fase de grupos, Cristiano ha alcanzado los 152 partidos como internacional. Sin duda, su mejor actuación con la Seleção llegó en su debut en Rusia. Su rival, una candidata al título como es España. Y Ronaldo no falló.

Estuvo listo en el primer gol. Buscando el regate, ese desborde que ha ido perdiendo con los años pero que se niega a dejar de intentarlo. Pero lo que ha perdido en electricidad lo ha ganado en experiencia. Justo lo que no tenía Nacho Fernández, debutante en el Mundial y teniendo que lidiar con su compañero de equipo en el Real Madrid. Cristiano lo buscó, le retó y en su primer uno contra uno forzó el penalti. Engañó a De Gea y puso su primer gol en Rusia. Sólo habían pasado tres minutos.

El segundo tanto de Cristiano evidenció que un error delante de un jugador de su talla se paga bien caro. Guedes asistió, Ronaldo fusiló con la izquierda desde la frontal y ocurrió esa imagen que todo aficionado español tiene grabada en su retina. De Gea falló, se comió un disparo que iba por el centro y dio alas a los lusos.

Cuando España más apretó y remontó el partido, se vio a un Cristiano más comprometido. Bajaba incluso hasta el centro del campo para recibir la pelota, para distribuir e iniciar la jugada. Una imagen que hasta la fecha no se ha visto en Chamartín. Sus compañeros le buscaban y se encomendaron a él y no les falló pese a que el tiempo se les echaba encima.

Él mismo provocó la falta que anotaría. Lo había hecho en la primera parte con Nacho y esta vez funcionó ante un central de la categoría de Gerard Piqué. Forzó el libre directo desde la frontal y no dudó en coger el balón. Ya no está en su etapa del Manchester United, cuando una falta en sus botas era sinónimo de goles. Criticado en España por su bajo ratio de goles por lanzamiento. Poco de eso importó. Con una parábola casi imparable, el disparo de Cristiano fue perfecto. Imposible para De Gea, que sólo pudo ver paralizado cómo el esférico superaba la barrera y bajaba para colarse en la portería.

Decisivo contra Marruecos

Portugal ya había pasado su mayor escollo, sobrevivir a España en la primera jornada. Tocaba jugar contra Marruecos, un equipo que se ha ido de Rusia con un juego mucho mejor que sus resultados. Habían perdido contra Irán siendo superiores y con gol en propia portería en el 95. Necesitaban los norafricanos al menos un empate para no caer eliminados.

Cinco minutos duraron las esperanzas marroquíes. Fue el tiempo que necesitó Cristiano para enchufar su primera ocasión. Bernardo Silva sacó en corto el córner, Moutinho centró y el siete se elevó por encima del resto. Cabezazo imperial directo al fondo de la red. Un gol histórico, pues aúpa a Ronaldo a ese selecto club de jugadores que en un mismo Mundial han marcado con la pierna derecha, con la izquierda, con la testa, a balón parado y en jugada normal. Otro récord más.

Al igual que el resto de sus compañeros, Cristiano sufrió más de la cuenta para defender ese 1-0 que les metía de lleno en la lucha por el primer puesto del grupo. Portugal ganó pero no convenció. El juego de los lusos no era fluido y la impresión era que sin los goles de su estrella, la Seleção ya estaría fuera del Mundial.

Un penalti que lo pudo cambiar todo

El fútbol es un deporte maravilloso precisamente por los cambios de planes que suceden de un momento a otro. Portugal vencía Irán gracias a un gol sublime de Ricardo Quaresma al borde del descanso. En el otro partido del grupo, España no podía vencer a Marruecos, selección ya eliminada. Los iraníes estaban obligados a vencer y ya los lusos estaban encontrando huecos al contragolpe. En ese contexto el VAR señalizó un penalti que, sí, otra vez, había provocado Cristiano. Un gol hubiera puesto el 2-0, la casi sentencia del partido y un paso de gigante hacia el primer puesto.

Pero en su mayor especialidad, Cristiano falló. Más bien Alireza Beiranvand paró el penalti. El arquero iraní adivinó la trayectoria y en dos tiempos evitó el gol. El final del partido es más que conocido. En el descuento los islámicos sí transformaron su penalti y también el tiempo extra España empató contra Marruecos y se amarraba la primera plaza del Grupo B. Portugal pasó de ser líder a casi quedar eliminada. Ahora, a afrontar los octavos de final en la parte del cuadro que en principio es la más complicada, con muchas de las grandes favoritas.

Ahora llega la hora de la verdad. El primer escollo de los portugueses es Uruguay, una de las pocas selecciones que aún no ha encajado gol en este Mundial. Si los lusos consiguen eliminar al cuadro charrúa, se enfrentarán contra el ganador del Francia-Argentina, el gran partido de octavos de final. Un futuro más que complicado se avecina para la Seleção. Un porvenir que eso sí, si se afronta con esta versión de Cristiano, se tiñe de rojo portugués y verde esperanza.