La presión era la protagonista del encuentro. El que ganara iba directo a semifinales y ambos estaban literalmente a dos pasos de la gran final del Mundial de 2014, por lo que habría que pelear con uñas y dientes, una batalla a cuchillo con dos grandes selecciones como Colombia y Brasil, la anfitriona de la Copa del Mundo por aquel entonces.

Brasil demostró su autoridad

La canarinha jugaba en casa. Tenía ese factor a favor, muy a favor. La confianza crecía por momentos en el Estadio Castelão tal y como la afición rugía y los himnos sonaban. Esto era serio, eran cuartos y había que darlo todo para ganar. Eso hicieron los jugadores de la selección de Brasil: ganar.

Desde el primer minuto, los brasileños comenzaron una estrategia de ataque que derribaba tanto al centro del campo como a la defensa colombiana, todo iba sobre ruedas y había que seguir hasta encajar el balón en la red contraria. Comenzaba el minuto 6 en el marcador y Thiago Silva, con su rodilla prodigiosa, supo pensar con sangre fría y adelantar a su país poniendo el 1-0. La grada saltaba, gritaba, todos estaban eufóricos. Silva mostraba su extrema felicidad en la celebración del gol e incluso se ganó la total confianza del entonces seleccionador brasileño, Luiz Felipe Scolari.

Neymar tras su lesión | Foto: Jamie McDonald - Getty Images
Neymar tras su lesión | Foto: Jamie McDonald - Getty Images

La pesadilla Neymar

Neymar también estuvo muy presente, como de costumbre, Ney siendo Ney. Estaba en todos lados, quería atacar, tenía hambre de triunfo como siempre promete dejándose el aliento por su país, por su selección y por su equipo. Tan presente estuvo que en un choque con Zuñiga se fue como una estrella fugaz. La acción con el colombiano hizo que el dorsal 10 de la canarinha se retirara en camilla del estadio, con la tercera vértebra lumbar rota. Esto fue algo decisivo para Brasil, ya que Neymar no disputaría el partido de semifinales y la gran final en el hipotético caso de que acabaran allí. Fue histórico presenciar cómo todo un país estaba atento por la misma persona.

En contraste al juego de Brasil, Colombia no pudo hacer más que intentar protegerse de los atacantes de la canarinha. La presión era máxima: a la tensión del ambiente por un partido de cuartos se le sumaba el equipo rival, el anfitrión con todo el público a sus espaldas incondicionalmente, además de la experiencia que manejan los brasileños en el Mundial tras haber sido campeones en cinco ocasiones.

La promesa que no se cumplió: Colombia

Este cúmulo de motivos hizo empequeñecer a una Colombia que hasta llegar a cuartos era una bestia, un monstruo, una selección a la cual temer por su potencial. Estas características pudieron aparecer tímidamente en la segunda mitad del partido, aunque Brasil volvió a meter el cuero en la red. En esta ocasión fue David Luiz quien lo hizo, además, con un precioso gol de falta a 30 metros de distancia de los tres palos cuando corría el minuto 68 en el marcador. Los de casa ya ganaban por 2 goles a 0, poco había que hacer, pero un equipo como Colombia nunca se rindió a falta de 22 minutos del final del encuentro.

James celebrando el único tanto para Colombia | Foto: Jamie McDonald - Getty Images
James Rodríguez celebrando el único tanto para Colombia | Foto: Jamie McDonald - Getty Images

Este coraje que mostraron los de Jose Pékerman se manifestó más tarde en forma de gol. Julio César cometió el error de hacer una falta a Bacca en el área, hecho que le costó una cartulina amarilla de añadido. Entonces, en el minuto 80 y de penalti, James Rodríguez ponía lo que parecía ser el gol de honor en el casillero colombiano. No obstante, también estuvieron a punto de empatar el partido e ir a la prórroga por una acción del nombrado Bacca en el minuto siguiente de anotar, pero finalmente tuvieron que volver a Colombia quedando los quintos en las posiciones del Mundial de Brasil en 2014.