Cincuenta años pasaron, demasiadas idas y vueltas, para que Burnley lograra regresar a una competencia europea. 'The Clarets' fueron campeones de Inglaterra en dos ocasiones, vencieron ni más ni menos que a Liverpool en una final de FA Cup y lograron dos Community Shield, un equipo modesto pero que integra la historia de campeones del fútbol inglés.

Sin embargo, el plano internacional es una deuda pendiente para un club cuyo máximo logro a ese nivel fue alcanzar los cuartos de final, en 1961, de la Copa de Europa, antigua UEFA Champions League. Tras una gran temporada pasada, lograron volver a clasificar a un torneo europeo después de 50 años sin participar en uno.

Increíblemente, para realizar un buen papel y buscar dar la sorpresa, superando lo conseguido en 1961, el Burnley no ha realizado, hasta la fecha, incorporaciones, más allá del regreso de Tom Anderson de su préstamo, cuyo contrato finalizó, por lo que no cuentan con aires nuevos.

Pero las cosas comenzaron con el pie izquierdo para la escuadra inglesa, ya que un problema técnico del avión obligó a un retraso de varias horas, cuando el recorrido hasta Escocia es un trayecto relativamente corto. Por este motivo, Sean Dyche y el capitán, Tom Heaton, no pudieron acudir a la conferencia de prensa previa, algo que es obligatorio y por lo que el club teme sanciones por parte de la UEFA.

Enfrente se encontraba ni más ni menos que el Aberdeen, institución que ha tenido mejores épocas, llenas de gloria, con varios títulos en su haber, especialmente bajo el mandato de una leyenda como Sir Alex Ferguson, con quien ganaron tres títulos de Liga, cuatro Copas de Escocia y una Copa de la Liga de Escocia, junto con la Recopa de Europa de la UEFA y la Supercopa de Europa.

Para colmo de males, Nick Pope, guardameta del Burnley, sufrió una lesión en el primer cuarto de hora del partido, por lo que debió ser sustituido por Anders Lindegaard. Unos minutos más tarde, James Tarkowski vio la primera tarjeta amarilla del encuentro por una dura infracción que provocó la sanción de pena máxima a favor del Aberdeen, la cual Mackay-Steven cambió por gol.

Los ingleses decidieron tomar las riendas del partido y presionaron en las primeras líneas de su rival, buscando controlar el transcurso y logrando poner en aprietos a la portería escocesa. Sin embargo, la primera parte se extinguió con una derrota en el marcador, sabiendo los de Sean Dyche que debían ir a por todas en el complemento.

Una serie de ocasiones increíblemente desperdiciadas se sucedieron en los primeros minutos de la segunda etapa, echando por tierra las ilusiones de los fanáticos del Burnley, que sufrían la falta de eficacia de sus jugadores.

Hasta que apareció Sam Vokes, quien con una excelsa volea logró igualar el marcador a pocos instantes del final. No hubo tiempo para más y la igualdad quedó definitiva en el marcador, con un empate muy positivo para el Burnley, y que lo deja muy bien parado de cara a la vuelta, que se disputará en Turf Moor la próxima semana, más precisamente el 2 de agosto, por lo que el panorama no puede ser mejor para el cuadro de la Premier League. Buscará meterse en la fase de grupos de la UEFA Europa League e intentar superar su mejor participación, demostrando así que, en un mundo dominado por los millones y millones que logran comprar grandes figuras, aún hay espacio para la ilusión de pequeños equipos que buscan colocar su nombre no solamente en la historia del fútbol de su país, sino también en la del fútbol mundial.

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