Comenzó una nueva temporada de Premier League, con diversos interrogantes que se ciernen sobre los cielos de las distintas ciudades que componen la estructura de la máxima categoría del fútbol inglés, esa que siempre cumple con su promesa de entretener a los aficionados.

Una de esas incógnitas es la de esta etapa de transición que ha comenzado oficialmente para Arsenal. Se acabó una era de más de dos décadas de Arsene Wenger al mando del club de Londres, la más longeva en la historia de la Premier League. Intentar llenar esos zapatos no es un tarea para cualquiera y no muchos se atreverían a aceptar un cargo así, pero quien sí lo hizo fue Unai Emery.

Tras fallar en el objetivo principal del París Saint Germain, que era triunfar en la pasada edición de UEFA Champions League, sumados a los rumores de mala relación con las figuras de la plantilla, Emery desembarcó en Londres para tomar el testigo de Wenger, con la difícil premisa de volver a llevar al Arsenal a los primeros planos.

Habiendo logrado mantener a figuras como Mesut Ozil, faltaba ajustar las piezas que habían desencajado en la maquinaria de Wenger. Llegaron jugadores como Lucas Torreira para imprimirle un poco de coraje sudamericano a un mediocampo tibio, la experiencia de Lichtsteiner para suplir al intermitente Bellerin, o Bernd Leno para disputarle palmo a palmo el lugar al experimentado Petr Cech.

Sin embargo, la suerte no le sonrío en el sorteo del fixture y quiso el azar que el debut oficial sea ni más ni menos que ante Manchester City, campeón defensor del título. De ganar, sería el incentivo perfecto para comenzar la temporada, pero una derrota bajaría los ánimos de un equipo que necesita ser protagonista.

Inicio de una nueva aventura

Matteo Guendouzi y Sokratis fueron los únicos rostros nuevos que saltaron al campo de juego del Emirates Stadium para defender la camiseta del Arsenal, mientras que Pep Guardiola apostó por Riyad Mahrez desde el inicio, dándole algunos minutos de descanso al recientemente semifinalista de Rusia 2018, Kevin De Bruyne.

El partido comenzó con una sonrisa para un Arsenal que parecía fotocopia del que dejó Arsene Wenger, con mucho control del balón pero sin lastimar en profundidad a su rival. Los del City aguardaron el momento oportuno y comenzaron a exigir jugada tras jugada a Petr Cech, quien de a poco comenzaba a acrecentar su figura.

Finalmente, la resistencia del portero checo se quebró en el primer cuarto de hora, cuando Sterling definió para abrir el marcador, dándole así el dominio a la visita. De ahí en adelante, todo cambió en el transcurso del juego, ya que la posesión pasó a ser del equipo de Guardiola, que marcaba el ritmo a su gusto.

Más allá de algunas buenas combinaciones entre los viejos compañeros de Dortmund, Henrikh Mkhitaryan y Pierre Emerick Aubameyang, el Arsenal jamás estuvo cerca de igualar el resultado, por el contrario, todo hacía pensar más en el segundo del City antes que en primero del dueño de casa.

Así fue que llegó el 2-0 que sería definitivo, en los pies de Bernardo Silva tras asistencia de Benjamin Mendy, una combinación ex Mónaco para borrar la chance desperdiciada por un Sergio Agüero que se mostró especialmente errático de cara al gol.

Ingresó Lucas Torreira para aportar equilibro en el mediocampo del Arsenal y fue cuando los locales mostraron su mejor cara en el partido, pero los escasos minutos que le dio Emery poco alcanzaron para que el uruguayo fuese importante en el trámite.

Con una pobre versión del Arsenal que todos esperaban ver renovado, sumando a un City que no goleó solamente por la intervención de Petr Cech, los tres puntos quedaron para los de Pep Guardiola, mientras que Emery tendrá que pensar y barajar de nuevo rápidamente, ya que en la próxima jornada enfrentarán ni más ni menos que a Chelsea, que viene de vencer por 3-0 al Huddersfield Town como visitantes.

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