Tocado, muy tocados. Pero no hundidos. Así se afronta esta nueva temporada desde el José Alvalade. Posiblemente la más difícil y adversa del Sporting de Portugal en sus 112 años de historia. Nunca antes el equipo lisboeta ha tenido ante sí un hándicap tan duro como el que lleva consigo en esta nueva campaña. Con la marcha de la mayor parte de sus estrellas, con las polémicas de su ya ex presidente Bruno de Carvalho, con los conflictos con sus aficionados más radicales.

Aún así, desde la capital portuguesa la orden es la de ganar todo en tierras lusas. Pese a la última temporada, el Sporting es candidato a proclamarse campeón en tres competiciones domésticas. Una renovación total en el equipo es la responsable de que los leones aún sigan con vida. Una nueva directiva, un nuevo cuerpo técnico y sobre todo una nueva plantilla.

Breve historia de una temporada caótica

George R.R. Martin lo plasmaba en su novela por antonomasia, Juego de Tronos: "El caos es una escalera. Muchos han intentado subirla, pero caen y nunca lo intentan de nuevo. La caída los destruye. Y a algunos se les da la oportunidad de subir. Se niegan, se aferran a dioses o ilusiones. Pero solo la escalera es real. Escalar es todo lo que queda”. El Sporting ha subido por esa escalera, ha caído y se dispone a volver a escalar pese a las heridas.

La última temporada que ha sufrido el José Alvalade se resume en esa misma palabra: caos. Sobre todo en los últimos cuatro meses, cuando esa burbuja estalló. Pero pongamos antes al lector en situación. Cojamos uno de esos giratiempos que creó JK Rowling y retrocedamos.

La pasada campaña comenzó como cualquier otra en el Sporting. El equipo, candidato a todo en Portugal, empezó a ofrecer sus credenciales como aspirante a la Liga NOS y comenzó su carrera a la misma velocidad que Benfica y Porto. En Champions, el equipo ofreció un papel más que digno. Quedó tercero de su grupo por detrás de dos colosos como Barcelona y Juventus.

A medida que pasaban las semanas, se hacía evidente que el equipo estaba destinado a grandes proezas en su equipo. Mientras el Benfica se descolgaba de la lucha por el título, Sporting y Porto tenían una lucha encarnizada por el liderato. En la dos copas, los verdiblancos seguían plasmando su constancia y solidez. Se metieron en la final-four de la Taça de Liga y continuaron con paso firme hacia las semifinales de la Taça de Portugal.

Llegados a la mitad de temporada, el primer test de exigencia fue la Taça da Liga de Braga. Un examen que los de Jorge Jesus aprobaron con sufrimiento. Superaron al Porto en semifinales y doblegaron al Vitória de Setúbal en la gran final. En ambos compromisos se tuvo que recurrir a la tanda de penaltis y en las dos loterías se alzó la figura de Rui Patrício. El primer título del año ya estaba en las vitrinas del Alvalade, pero ni en la peor de las situaciones el aficionado pensó que sería el último.

Fotografía: LUSA

La primera dosis de realidad fue la más evidente, en la Europa League. En la segunda competición del viejo continente, el Sporting superó al Astana en dieciseisavos y al Viktoria Plzen en octavos después de una sufrida prórroga. Pero su rival en cuartos era un peso pesado, el que a la poste sería el campeón. Eliminación pero con la cabeza bien alta de los verdiblancos frente al Atlético de Madrid (1-2 en el global).

Sin embargo, fue en esa eliminatoria frente a los colchoneros cuando se empezó a fraguar el descenso a los infiernos del equipo. En el choque de ida, fue el presidente Bruno de Carvalho el que criticó duramente a sus propios futbolistas, haciendo hincapié en errores puntuales de Coates, Mathieu y compañía. En un abrir y cerrar de ojos, los propios futbolistas contestaron al mandatario y los rivales de Carvalho en la directiva sportinguista aprovecharon para poner en duda su liderato.

Parecía una pequeña crisis interna en el Alvalade, pero la situación se empezó a agravar cuando los resultados empezaron a fallar. Pequeños pinchazos contra equipos en teoría inferiores hicieron que el Sporting facilitara el camino al título liguero del Porto. Poco a poco las críticas de hacían más fuertes y el feudo verdiblanco se convertía cada semana en un referéndum hacia su presidente.

Pese a todo, el Sporting tenía una última oportunidad de salvar la temporada. El equipo había remontado y en otra agónica tanda de penaltis, eliminó en semifinales de la Taça de Portugal al Porto y se metía en la gran final de Jamor contra Desportivo Aves. Por otro lado, estaba el morbo de la rivalidad lisboeta. Si el equipo vencía en la última jornada al Marítimo de Funchal, aseguraba la segunda plaza y dejaba al Benfica sin Champions.

Para muchos, fue la semana más negra de la historia reciente del Sporting. El Desportivo Aves, un recién ascendido que se había plantado en la final contra todo pronóstico, apeó a los leones en la final de la Taça de Portugal (2-1). Días más tarde y dependiendo de sí mismos, el equipo cayó por el mismo resultado contra el Marítimo en Liga, regalando la segunda plaza (y de paso, el pasaporte a la previa de la Champions) a su acérrimo rival.

Fue en ese punto donde la crítica dio lugar a la violencia. Y así, un fatídico 16 de mayo, 50 ultras encapuchados del Sporting irrumpieron en la Cidade Desportiva de Alcochete y agredieron a jugadores y cuerpo técnico. Unos actos tan radicales y condenables que marcaron un antes y después en el equipo. Los servicios médicos tuvieron que atender a decenas de futbolistas por heridas y cortes. Los vestuarios se convirtieron en un campo de batalla. Y como todo acto tiene sus consecuencias, estas agresiones no estuvieron exentas de medidas.

Tras una Asamblea General cargada de tensión, los socios del Sporting decidieron que el tiempo de Bruno de Carvalho había terminado. Artur Torres Pereira asumía la presidencia y tuvo que lidiar con las famosas cláusulas de moralidad. Muchos de los futbolistas del equipo, algunos de ellos capitanes y pesos pesados en el vestuario, solicitaron un traspaso inmediato. Los clubes, a sabiendas de la situación, empezaron a tentar a esos jugadores con buenos contratos pero con ofertas ínfimas hacia el Sporting.

Caída en lo deportivo, también en lo económico

Pongamos nuevamente al lector en situación. Jugadores como Rui Patrício, Bryan Ruiz William Carvalho y Gelson Martins tenían una cláusula orientativa de 60 millones de euros. Tal y como está el mercado en el fútbol, el Sporting podría haber sacado un máximo de 240 millones por cuatro de sus mejores futbolistas. Tras las agresiones de los ultras y el deseo de sus jugadores de marcharse, esas cifras empezaron a bajar. El Betis hizo oficial el traspaso de William Carvalho por poco menos de 20 millones.

Y esa fue la mejor noticia. Gelson Martins (Atlético de Madrid, Rui Patrício (Wolverhampton) y Bryan Ruiz (Santos) se marcharon del Alvalade a coste cero, sin dejar un sólo euro en las arcas del equipo. Todo un desastre en lo económico que también se hizo notar en los fichajes. El resto de equipos, sabiendo que el Sporting necesitaba sabia nueva, inflaron los precios de sus jugadores tanto como pudieron. De esta manera, los verdiblancos tuvieron que repescar canteranos, buscar en el mercado de cedidos o intentar llevarse jugadores a coste cero para reforzar su plantilla.

José Peseiro, el elegido en los banquillos

Corría el año 2003 en Chamartín cuando el Real Madrid recurrió al portugués Carlos Queiroz, actual seleccionador de Irán, para dar un nuevo impulso al cuadro merengue. Quieroz trajo consigo a su propio cuerpo técnico, donde destacaba un joven José Peseiro como segundo entrenador. Quince años después y con una amplia experiencia en el fútbol portugués, el técnico de Coruche ha sido el elegido para sustituir a Jorge Jesus, uno de los primeros en marcharse del equipo tras los sucesos de Alcochete.

En un principio, la dirección deportiva había fichado al serbio Sinisa Mihajlovic para los banquillos del José Alvalade, pero una de las últimas decisiones de Bruno de Carvalho como presidente fue despedirlo solo nueve días después de su contratación. La versión oficial dictaba que Mihajlovic pretendía cambiar el lugar de entrenamiento del equipo y tras la negativa del club se produjo una acalorada discusión. Los sectores más críticos con Carvalho aseguran que es sólo la punta del iceberg, aunque hasta la fecha no se ha podido demostrar lo contrario.

Fotografía: O Jogo

La elección de José Peseiro pretende continuar con los esquemas de Jorge Jesus pero readaptarlos a las nuevas necesidades del club. Ya dentro del plano táctico, el técnico luso siente una especial predilección por el 4-2-3-1. El doble pivote es esencial para el nuevo entrenador y se hace importante la figura del mediapunta, capaz de bajar a iniciar la jugada en el centro del campo como de terminarla en el área rival.

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La estrella: Luís Nani

Regresa otra vez el hijo pródigo al José Alvalade. El Sporting necesitaba una figura, un hombre referencia, ese buque insignia para su armada. Y el niño prodigio de Praia volvió a Lisboa, a sabiendas de que las ofertas que le llegaban de Turquía y China le prometían bastante más en lo económico. Todo el nuevo proyecto de los verdiblancos va a girar en torno a Luís Nani. Nombrado capitán nada más llegar a Portugal, la afición se encomienda a su estrella.

Tras su paso sin pena ni gloria por Valencia y Lazio en las dos últimas temporadas, Nani quiere recuperar ese nivel con el que tanto destacó en el Manchester United y del que se vieron pequeños retazos en su primer regreso a Lisboa, allá por 2014.

Fotografia: LUSA

El talento: Bruno Fernandes

Tras los incidentes con los ultras, uno de los más tentados fue Bruno Fernandes. Incluso se llegó a hablar de un posible interés del Benfica en el mediapunta. También desde tierras madrileñas se llegó a especular conque el Atlético quería volver a pescar en el Alvalade tras el fichaje de Gelson Martins. Pese a todo, el futbolista decidió quedarse y se le está dando el trato de una estrella.

Es sin duda el jugador más técnico y con más talento que tiene la plantilla sportinguista. Capaz de dar ese último pase que rompa la línea defensiva enemiga, pero también caracterizado por su potente disparo de lejos. Bruno Fernandes fue el jugador que más goles anotó desde fuera del área de toda la Liga Portuguesa. Con libertad de movimientos es completamente letal.

Fotografia: LUSA

El gol: Bas Dost

Fue el más afectado tras la invasión ultra. Recibió varios cortes en la cabeza y se le vio visiblemente hundido durante las semanas posteriores. Si alguien tenía derecho a abandonar el club a coste cero, era sin duda el goleador holandés. Aún así, el cariño de toda la afición le convencieron para quedarse. Será la segunda temporada en la que el gol estará más que asegurado en el José Alvalade.

72 goles y 13 asistencias en 91 partidos han convertido a Bas Dost en uno de los delanteros más letales del panorama europeo desde su llegada a Lisboa. Compitió con los más grandes en la lucha por la Bota de Oro y todo apunta a que también lo hará en esta nueva temporada. Imparable en el juego aéreo y un rematador nato, el tulipán se prepara para la que puede ser su mejor temporada en cuanto a números se refiere.

Fotografia: LUSA