La Liga NOS ha pasado de ser la competición de lo previsible a ser el campeonato de las sorpresas. Y eso que sólo llevamos tres jornadas. Quizás a medida que pasen las semanas los tres titanes de Portugal empiecen a coger su ritmo y dejar al resto de equipos atrás, pero lo que está claro es que este inicio no está dejando indiferente a nadie.

En estos momentos hay un cuádruple empate en el liderato de esta Liga Portuguesa. Por mejor diferencia de goles, es el Sporting de Braga el que ocupa la primera plaza, seguido por Benfica, Sporting de Portugal y sorprendentemente, por Feirense. El lector preguntará dónde está el actual campeón, el Porto. Los dragones son actualmente los quintos clasificados, empatados a puntos con el Marítimo de Funchal.

Es la primera victoria del Vitória en toda su historia en el Dragão

Y es que el cuadro portista protagonizó una de las mayores sorpresas en los últimos años en el país vecino. No sólo cayeron derrotados en casa, sino que además lo hicieron tras ir venciendo 2-0 al descanso. Una remontada sin apenas precedentes por parte del Vitória de Guimarães y que en Portugal ya comparan con las gestas homéricas.

Los números no engañan. La última vez que el Porto cayó derrotado como local tras ir ganando por dos goles fue en la temporada 1942/43 contra el Fabril Barreiro, equipo que a día de hoy milita en la Tercera Divisão. Han tenido que pasar 76 años para que un equipo lograra repetir esta hazaña. Pero, ¿qué ocurrió para que los dragones perdieran un partido que tenían amarrado al descanso?

Lo cierto es que los primeros 45 minutos fueron de claro dominio portista. Para que el lector se haga una idea, el Vitória no probó a Iker Casillas no una sola vez en la primera parte. Los dragones empezaron a imponer su juego y fue el portero de os conquistadores el que evitó el gol inicial con dos grandes intervenciones a Héctor Herrera y Felipe Monteiro.

Necesitaba una genialidad el Porto para estrenar el marcador y fue ahí cuando apareció la magia argelina. Tras una internada por el centro y una gran combinación con André Pereira, Yacine Brahimi puso el primero con un zapatazo desde la frontal del área que se coló por la escuadra. Al borde del descanso y tras un libre directo lateral ejecutado por Alex Telles, el propio Pereira anotó el 2-0 con un buen cabezazo picado.

Ventaja de dos goles al descanso y la sensación el Dragão era que el choque ya estaba visto para sentencia. Sin embargo, el Vitória de Guimarães salió con una cara completamente distinta en la segunda mitad. No existe rival más peligroso que aquel que no tiene nada que perder y los vitorianos salieron a presionar con intensidad a campo contrario. Fue ahí, en ese momento, cuando se fraguó el descenso a los infiernos del Porto. Tres goles y tres claves para entender esta derrota.

1. El VAR, el ojo que todo lo ve

Pese a que el Vitória había tomado la valentía de dar un paso hacia adelante, el Porto tenía el partido bajo control. Hasta que apareció Sérgio Oliveira para complicar el partido a sus propios compañeros. Ola John, ex jugador del Benfica y abucheado al entrar al verde, encaró al centrocampista portista en el área y Oliveira lo derribó con una entrada a ras de suelo. Los jugadores vitorianos reclamaron la pena máxima, los dragones pidieron la amonestación para el holandés por fingir una caída. Al final, fueron los mil ojos que tiene el VAR los que señalaron los once metros.

Un ex del Porto como es André André fue el encargado de ejecutar el penalti y aunque Casillas le adivinó las intenciones, el disparo del centrocampista tenía tal potencia y colocación que acabó entrando. Se había cumplido la hora de partido y os conquistadores ya habían reducido diferencias. Fue un golpe duro para os dragones. Su rival apenas había creado peligro y los primeros síntomas de nerviosismo empezaron a llegar a las gradas.

2. Las prisas, siempre malas consejeras

El actual campeón no podía permitirse pasar apuros como local, así que rápidamente los pupilos de Sérgio Conceição empezaron a buscar el tercer tanto. El Vitória se limitó a esperar su oportunidad. Líneas bien juntas y con un tridente ofensivo listo para romper el partido al contragolpe. El no poder aumentar la renta hizo que al Porto le entrara la ansiedad y las prisas. Justo lo que los vitorianos anhelaban.

Quedaba menos de un cuarto de hora para la conclusión del partido cuando el galo Florent Hanin encontró un pasillo en el carril derecho, progresó hasta línea de fondo y puso un centro que a priori no llevaba peligro. Sin embargo, ningún jugador portista despejó el esférico y el balón se paseó por todo el área hasta llegar a territorio de Tozé. El canterano de los dragones tuvo tiempo para controlar el balón, tuvo tiempo para mirar a portería, tuvo tiempo de acomodarse la bola a su pierna derecha y tuvo tiempo de colocarla lejos del alcance de Casillas.

3. Falta de intensidad en el momento crítico

El Vitória se daba más que satisfecho de marcharse del Dragão con un punto, pero veía que cada vez que pisaba el área lo hacía con verdadero peligro. La zaga del Porto tenía serios problemas para despejar el esférico y parecía que la orden desde el banquillo era la de sacar el balón jugado y estaban prohibidos los pelotazos. De esta manera, esta incapacidad de los blanquiazules de quitarse los apuros de encima se transformó en el gol de la remontada.

Así pues, a falta de tres minutos para el noventa y tras un saque de banda directo al área, Welthon recibió la bola, cubrió el balón ante la presión de Felipe. El brasileño, por miedo a cometer otro penalti, no se quiso arriesgar a una entrada y hasta tres compañeros fueron a apoyarle. El delantero brasileño estuvo listo y pasó atrás a Davidson Pereira, completamente solo. El resto de la jugada es ya bien conocido.