No iba a ser una noche de Champions League más en el calendario de esta temporada. De hecho, iba a ser un duelo repleto de alicientes: El Manchester United volvía a recibir en su estadio a todo un campeón de Europa, el liderato del grupo estaba a su alcance y una leyenda de la entidad inglesa como Cristiano Ronaldo regresaba al que fue su hogar. Sin lugar a dudas, se trataba del escenario perfecto para asaltar esa primera plaza. Sin embargo, esta noche el teatro de los sueños se vistió de blanco y negro, y el auténtico protagonista fue ni más ni menos que el combinado visitante: la Juventus de Turín.

Ambos equipos se citaron en un estadio tan emblemático como Old Trafford, por supuesto, con un ambiente capaz de encandilar a cualquier aficionado a este deporte. Los seguidores del conjunto local confiaban en que los suyos lograran concluir ese período de reconstrucción que está viviendo el club en estas últimas semanas, para transformarlo en uno de estabilidad, continuidad y resultados que confirmen las buenas sensaciones. 

Sin inspiración en ataque, sin rigor en defensa

Juan Mata repetía en el once titular, tras haber participado desde el inicio en el último encuentro de Premier League, con el Chelsea de Sarri como rival. El futbolista español fue la pieza más destacada en el aspecto ofensivo del United, realizando movimientos de apoyo muy precisos y siendo una amenaza constante cerca del área juventina. Por delante, la línea de tres compuesta por Marcus Rashford, Anthony Martial y Romelu Lukaku no protagonizó su noche más deslumbrante. La ausencia de creatividad en los últimos metros del rectángulo de juego terminó de condenar a un equipo ridículamente impotente en términos ofensivos.

En el aspecto defensivo, el combinado dirigido por José Mourinho se vio desbordado por los desmarques al espacio de Cristiano Ronaldo y la exuberancia técnica de Paulo Dybala. Los hombres de Allegri no se toparon con grandes dificultades para doblegar a la endeble zaga del club inglés. El primer y único tanto del encuentro es propiciado por un error en el despeje por parte de Chris Smalling, que termina en las botas de la perla argentina del conjunto turinés. En lo que respecta a los laterales, tanto Luke Shaw como Ashley Young sufrieron graves complicaciones para detener las incursiones de futbolistas como Joao Cancelo, que a pesar de no haber firmado su mejor actuación de la temporada, no se enfrentó a ningún tipo de oposición para hacer daño al Manchester United por fuera.

La Juve, pragmática y con ideas bien definidas

Con todos los focos sobre la estrella portuguesa, la Juventus dominó y prácticamente clausuró el duelo en la primera mitad del mismo. Los Red Devils, incapacitados en el plano defensivo, recibieron multitud de ocasiones claras de gol, con solo un 28% de la posesión de balón en los primeros veinte minutos de partido, y sin fluidez ni eficacia para amenazar a su rival al contraataque. En salida de balón, los de Allegri consiguieron solventar sin mayores dificultades la elevada presión que ejerció el combinado inglés al comienzo del choque.

Ya en el segundo período, el técnico italiano propuso un planteamiento más defensivo, sabedor del escaso potencial ofensivo de su oponente. Los locales emprendieron la odisea en busca del gol a base de empuje y sacrificio, sostenidos por el incondicional apoyo de su afición. No obstante, y como era de esperar, no fue suficiente para sacar un empate, ni para superar la barrera de los 6 disparos a portería.

Solo una gran intervención de De Gea, sacando una mano fantástica a un disparo de Cristiano Ronaldo, y los errores constantes del conjunto italiano en los primeros pases de la jugada dieron un atisbo de esperanza a un Manchester United que, tras un partido para olvidar, vuelve a verse sumido en una situación como mínimo preocupante. Una espiral sin color. Un bucle en blanco y negro que nadie sabe cuándo se detendrá.