En la vida, cuando uno es un niño, no sabe cómo manejar cierto tipo de situaciones; de hecho, ni siquiera debe. Cuando uno es adolescente, empieza a tener esa “obligación” pero es tremendamente complicado de gestionar y genera muchas tensiones interiores y problemas exteriores. Cuando uno va madurando, aprende (o debe aprender) a gestionar muchos tipos de situaciones; (casi) nunca serán todas, pero a ello debería tender el ser humano.

Con los equipos de fútbol con entrenadores nuevos y, sobre todo, en situaciones de crisis, por la razón que sea, es (o debería ser) lo mismo: deben crecer, empezar a manejar situación, enfrentarse a conflictos, gestionar su resolución. Y, aunque los problemas sean, muchas veces, menos problemas si uno tiene inteligencia, talento y recursos para afrontarlos, seguirán siendo problemas.

La infancia de Italia

Y esta Italia de Mancini es un ejemplo perfecto del razonamiento anterior: un equipo que bien de una profunda crisis que provocó, incluso, no se clasificase para el pasado Mundial de Rusia. Sin embargo, el problema, la enfermedad venía de mucho más atrás: en los anteriores Mundiales (Sudáfrica 2010 y Brasil 2014) no paso de la primera fase y el subcampeonato en la Eurocopa 2012, bajo los mandos de Prandelli, son su único éxito relevante desde que se proclamasen campeones del mundo en Alemania en 2006.

Pero la enfermedad solo fue vista por algunos tras el estrepitoso fracaso de la época de Giampiero Ventura que desembocaría en su primera ausencia en un Mundial desde 1958. Para enderezar el rumbo y devolver a Italia a sus resultados y posiciones habituales, se recurrió a un técnico discutido por muchos, pero con un gran prestigio: Roberto Mancini. Pero, volviendo a la paradoja de la vida, al margen de sus cualidades como entrenador, se enfrenta a un problema notable: la palpable falta de talento de esta generación italiana. Si se analiza la cuestión con una cierta objetividad, no resultará una sorpresa comprobar que los jugadores azzurros con un cierto talento para competir al más alto nivel internacional de cuentan con los dedos de una mano (y sobran unos cuantos).

Lorenzo Insigne, uno de los jugadores con más talento de Italia (Foto: figc.it)
Lorenzo Insigne, uno de los jugadores con más talento de Italia (Foto: figc.it)

Mañana, frente a Portugal, Mancini probablemente apostará por el 4-3-3 que ha utilizado en seis de sus siete encuentros como seleccionador italiano; solo cambiaria en el encuentro en el que rindió visita a Portugal en esta Liga de Naciones el pasado mes de Septiembre: aquel día, situó a Cristante en el terreno de juego a la misma altura que el indiscutible Jorginho, ese excelente jugador modelado por Maurizio Sarri.

Un 4-3-3 ofensivo a tenor de lo plasmado en el terreno de juego en pasado encuentros (aunque sin excesiva suerte) y refrendado en las declaraciones de varios jugadores de la azzurra al ser cuestionados sobre el estilo de juego que quiere plantear Mancini; y que, por el contrario, choca un poca con (ganada) fama de, defensivo del técnico de Iesi.

La madurez de Portugal

Y enfrente, Portugal. Recurriendo, otra vez, a la metáfora de la vida, una selección en plena madurez en este ciclo que capitanea Fernando Santos. Actuales campeones de Europa (Francia ‘2016) y pese a la decepción del pasado Mundial de Rusia (Uruguay acabaría con sus ilusiones octavos), es la esta selección portuguesa una selección que mezcla muy bien juventud (Rubén Neves, Rubén Dias, Bernardo Silva, André Silva…) y veteranía (Rui Patricio, Pepe, Jose Fonte, Pizzi, Eder ...); pero que, por encima de todo, tiene muy claro sus virtudes y limitaciones, como juegan y a lo que juegan. Todo ello, por encima de CUALQUIER jugador, aunque este se llame Cristiano Ronaldo, ausente del combinado luso, casualmente o no, desde que viesen la luz ciertas informaciones relativas a un ‘oscuro’ asunto personal sucedido años atrás.

Un detalle táctico interesante de comprobar será como estructura Fernando Santos el equipo, a la vista del cambio de planteamiento táctico que está presentando en relación con el Mundial de Rusia; donde allí planteaba un 4-4-2 con un doble pivote muy claro, en los dos partidos de Liga de Naciones disputados después del verano. Apuesta ahora Santos por un 4-3-3, que es casi un 4-1-4-1, por cómo se estructura sobre el campo. Y con un dato curioso en mediocampo: en los dos encuentros de Liga de Naciones que Portugal ha disputado, Rubén Neves ha actuado como pivote, en sus dos primeros partidos oficiales como titular y, le ha acompañado, como interiores, William Carvalho (que en Betis suele desempeñarse como pivote) y Pizzi, al que en el Atlético de Madrid conocimos como extremo.

Pizzi, reconvertido de extremo a interior (Foto: fpf.pt)
Pizzi, reconvertido de extremo a interior (Foto: fpf.pt)

Las cuentas

Con Polonia ya descendida a la Liga B, Italia y Portugal comienzan a dirimir mañana quien será campeón en este grupo A3 de la Liga de Naciones; pero con una infinita ventaja para Portugal, gracias a sus dos victorias en los dos partidos que ha disputado. Ventaja tal que, con un solo punto mañana frente a Italia, será campeón; y, en caso de perder frente a los azzurri, todavía tendría la opción de ‘campeonar’ venciendo a Polonia el próximo martes, en la jornada final de esta primera fase de la Liga de Naciones.

El dato

Italia no ha sido capaz de ganar en los últimos cinco encuentros disputados en su territorio: empates frente a Macedonia y Suecia (en el partido en el que quedaría fuera del Mundial de Rusia) en 2017 y frente a, Holanda, Ucrania y Polonia (en su estreno en esta Liga.

Posibles onces