¿Se puede olvidar el 7-1 sufrido en un Mundial que organizaste, en lo que puede haber sido la mayor catástrofe histórica de un país anfitrión desde 1950, curiosamente con el mismo protagonista? Ciertamente, tener el mejor equipo de la competencia y ser un serio candidato al título no es suficiente para apaciguar las agitadas aguas de un Brasil ansioso por tener revancha del 2014.

Lo que ocurrió en el primer encuentro, ante Bolivia, encendió las alarmas de una plantilla que se quedó atónita al escuchar los silbidos y abucheos del público presente, casi en su totalidad local. Ni siquiera la goleada hizo callar a esas voces críticas, aún dolidas por la apabullante derrota sufrida en su Mundial, el que era la oportunidad ideal para borrar el ‘Maracanazo’.

Pero eso no quita las ansias de triunfo de un equipo brasileño que sueña con volver a coronar campeón de América a su país, un logro que no alcanza desde la Copa América 2007, cuando venció en la final a Argentina por un 3-0 contundente. En la presente edición, buscan alejar a todos los fantasmas posibles, algo que vienen logrando aceptablemente.

En el debut, vencieron a Bolivia utilizando la camiseta blanca, un modelo que no se veía desde 1950, por ser la que vistieron en aquella inolvidable final ante Uruguay. Como si eso no fuera poco, lograron dejar en el camino y tachar uno de los casilleros más incómodos de los últimos años: Paraguay. El conjunto guaraní había eliminado en dos oportunidades consecutivas a los brasileños y podía ser el equipo que transformara el carnaval en tristeza.

Los paraguayos llegaban con el optimismo por las nubes, soñando con la tercera eliminación consecutiva a un poderoso como Brasil y en su casa. Sin embargo, esto no coincidía con el juego demostrado en el campo, ya que la escuadra dirigida por Eduardo Berizzo había llegado hasta estas instancias sin conocer el triunfo, con dos empates y una derrota en su haber.

El partido comenzó como se esperaba, con un Brasil volcado al ataque en busca de poder aprovechar todo su poderío ofensivo, y Paraguay, por otra parte, esperando en su campo la posibilidad de salir de contragolpe. Pese a que su preocupación primaba por cortar las embestidas brasileñas, los paraguayos tuvieron sus momentos de peligro, como el remate de Derlis González a la media hora de juego, que convirtió en figura temprana a Allison con una gran intervención.

Así transcurrieron los primeros minutos y, tras el entretiempo, poco cambió, pese a que la escuadra de Tite salió decidida a empujar a su rival contra su propia portería. Los corazones se detuvieron en el Arena Fonte Nova cuando el árbitro chileno, Roberto Tobar, sancionó falta de Balbuena sobre Roberto Firmino, pero tuvo que recurrir al VAR para comprobar si, efectivamente, había sido pena máxima o un tiro libre tentador en la medialuna del área.

Con la ayuda del sistema de videoarbitraje, Tobar finalmente sancionó tiro libre y decidió expulsar al jugador paraguayo por ser último recurso, pese a que se veía en las repeticiones que había intentado disputar la pelota limpiamente. De allí en más, Berizzo tomó todos los recaudos posibles y prácticamente renunció al ataque, mientras que Tite apostó por la velocidad y profundidad de Willian.

Por supuesto, quien más apostó fue el que tuvo las posibilidades más claras, con oportunidades para Gabriel Jesús, Roberto Firmino y Everton, que otra vez fue figura para su equipo. A la contra, Paraguay tuvo algunas oportunidades de soñar, pero que no se hicieron realidad. De esta forma, los últimos minutos transcurrieron y todo quedó para definirse en los penaltis.

Paraguay ganó el sorteo y comenzó lanzando, pero con el pie izquierdo, ya que Gustavo Gómez, quien había completado un gran partido, remató débilmente hacia las manos de un Allison que se jugó hacia su poste izquierdo. Brasil encadenó grandes anotaciones por parte de Willian, Marquinhos y Coutinho, pero cuando Firmino pudo poner punto y final al sufrimiento, su intento se desvió lejos de los tres postes.

Con la chance de ponerse arriba en el tanteador, Derlis González erró al mismo sector que lo había hecho el delantero de Liverpool, dejando el match point servido en bandeja a Gabriel Jesús, quien no perdonó y metió a Brasil en las semifinales, donde espera por el ganador entre Argentina y Venezuela.