Después del clásico carrusel de partidos de las 15:30 de la Bundesliga, Bayer Leverkusen y Werder Bremen fueron los encargados de cerrar la jornada de sábado. Ambos equipos se citaron en el BayArena envueltos en una preocupante racha de partidos sin conocer la victoria (4 y 5 respectivamente) y con el objetivo de romperla y empezar a sumar de tres en tres. Tras 90 minutos de una lucha caracterizada por las imprecisiones, los dos conjuntos germanos vieron cómo esa racha se alargaba un partido más al empatar a dos goles.

Toprak, en la portería equivocada

Peter Bosz introdujo dos novedades respecto al once que cayó derrotado en el Wanda Metropolitano el pasado martes: Weiser pasó a ser lateral izquierdo y Lars Bender lateral derecho, y Lucas Alario entró en lugar del lesionado Havertz para ejercer de principal referencia ofensiva. El equipo de la aspirina empezó el partido con intensidad y ganas de mandar en el marcador desde bien temprano. Tras inquietar en una sucesión de saques de esquina, el Bayer Leverkusen logró adelantarse en el marcador en el minuto 4, cuando Toprak desvió desafortunadamente hacia su propia portería una prolongación de Alario en un córner centrado por Demirbay.

Rashica igualó antes del descanso

La situación tras el primer gol del encuentro puso en evidencia las carencias del equipo local, que, pese a presionar bien y provocar que el encuentro se disputara en terreno del Werder Bremen, fue incapaz de controlar el juego y crear peligro de forma constante, estando además expuesto a los contragolpes visitantes fruto de las pérdidas en la salida de balón. Los principales argumentos ofensivos de los verdiblancos fueron Sargent y Rashica. El primero protagonizó las primeras oportunidades de su equipo con varios peligrosos disparos, pero fue el segundo el que logró igualar el marcador antes que llegase el descanso. En el minuto 40, el kosovar Rashica se hizo con un balón sin dueño en campo contrario y disparó desde lejos. El tiro del ‘7’ del Bremen fue desviado decisivamente por Dragovic (que había ingresado por el lesionado Sven Bender) y trazó una parábola que resultó imparable para Hradecky. El poco tiempo que restaba para llegar al descanso se caracterizó por los intentos del Bayer, principalmente de un Volland que, junto a Amiri y Bellarabi fue de lo más destacado de la primera mitad.

Klaasen adelantó al Werder Bremen

Nada más empezar la segunda parte, los problemas defensivos del equipo local volvieron a aparecer. Bittencurt sacó de banda, Eggestein continuó la jugada para Sargent y este se la dio a Klaasen, que logró batir a Hradecky con un disparo que también rozó en un defensor (esta vez en Lars Bender) para despistar al meta finlandés. El 1-2 despertó la mejor versión del Bayer Leverkusen. El conjunto de Peter Bosz, comandado por un espectacular y dinámico Karim Bellarabi, reaccionó y completó una gran segunda mitad caracterizada por la pasión y el asedio ofensivo ante un encerrado y superado Werder Bremen.

La sociedad Bellarabi-Alario puso el 2-2

El premio al buen juego del Bayer se produjo en el minuto 58, cuando Lucas Alario igualó el marcador aprovechando una magnífica jugada por banda derecha de Bellarabi en la que el jugador alemán dejó en evidencia a Friedl antes de centrar raso para el ariete argentino, que definió con clase para dar esperanza a la afición del BayArena. Los centros de Bellarabi fueron una constante en la segunda mitad, todos ellos con un peligro endiablado. Dragovic falló incomprensiblemente tras rematar mal uno de esos centros, y minutos después Alario remató al larguero, ejemplificando el dominio local.

Un final con polémica

En los minutos finales, la polémica se adueñó del partido. Un gol de Alario fue anulado tras revisión del VAR debido a que en el transcurso de la jugada el balón pegó en el brazo de Amiri. La decepción de los aficionados del Bayer Leverkusen por el arbitraje cambió de bando en el tiempo añadido. El Werder Bremen se encontraba encerrado en su propia área, pero la esperanza de encontrar el gol de la victoria en un contragolpe seguía viva. El contraataque deseado llegó, y Amiri cortó un peligroso centro con las manos, de forma clara, dentro del área, pero ni los árbitros ni el VAR supieron ver una pena máxima que pareció evidente. El arbitraje no dejó indiferente a nadie, pero finalmente los dos equipos se repartieron los puntos.

El empate no soluciona la crisis de resultados en la que encuentra el Bayer Leverkusen. Peter Bosz tiene trabajo por delante para solucionar la situación, que no es otra que una octava posición con 15 puntos que no deja del todo satisfechos a los aficionados del BayArena. El Werder Bremen, por otro lado, logra de nuevo volver a puntuar en un estadio complicado (ya lo logró en el Signal Iduna Park y en el Commerzbank Arena) y mantiene como asignatura pendiente convertir el Weserstadion en un fortín para situarse en una zona tranquila de la tabla. Por ahora, los verdiblancos se encuentran en el puesto número 12, con 10 puntos en su casillero.

 

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