Tercera final en cuatro años entre Seattle Sounders y Toronto FC, después de que los canadienses sorprendiesen a un Atlanta United que llegaba como favorito, pero no mostró la superioridad del último tercio de la temporada. El partido inició de una manera espectacular en el que se vieron dos goles y un penalti fallado en apenas 15 minutos, colocando un posible guion para una intensa final. Sin embargo, el paso de los minutos llevó a los equipos a tener un planteamiento más defensivo por miedo a recibir un gol y esto bajó la intensidad del encuentro. En la segunda mitad el planteamiento de ambos equipos apenas cambió, dando la impresión de que ninguno de estos quería superar la eliminatoria. Sin embargo, una acción aislada en los minutos finales de los visitantes permitió a DeLeon anotar un golazo que daba la ventaja a estos. Esto ya fue tarde para los locales que intentaron dar la vuelta al marcador, pero no fueron capaces y quedaron eliminados.

El globo se desinfla

Si Atlanta United soñaba con un inicio en esta final de conferencia, no pudo haber mejor forma del plasmarlo cuando antes de que se cumpliesen los cinco primeros minutos. Prácticamente en le primer acercamiento sobre la portería visitante, con una acción al contraataque, Pity’ Martínez apareció a espalda de la defensa para llegar a un mano a mano con el portero. Pero el genio del argentino es incalculable y con todo de cara para anotar, cedió el balón a un Gressel que acompañó la jugada y anotó a puerta vacía.

Pero este inicio pudo ser aún mejor, cuando el ‘Pity’ localizó un nuevo espacio a la espalda de la defensa y volvió a atacarlo. Llegó al interior del área, pero antes de disparar, fue derribado por Bradley. Josef Martínez fue el encargado de cobrar el penal señalado por el colegiado, pero el guardameta visitante estiró la mano para mantener el gol de desventaja para su equipo.

Toronto FC se vio superado en algunos momentos con este inicio, pero pronto consiguió salvarlo y dar la vuelta a la situación en apenas unos minutos. Prácticamente en la siguiente acción al penalti fallado por los locales, apareció Benezet en la esquina del área y tras perfilarse sobre portería, dejó helado al estadio. El disparo del argentino cogió un efecto endiablado que colocó el balón lejos del alcance de Guzan y colocó el empate en el luminoso.

Tras este voraz inicio ofensivo, la situación fue tranquilizándose, sobre todo con un conjunto visitante que fu el que consiguió darle pausa y buscar la meta de su rival con acciones combinativas, pero mucho juego estático. Por el contrario, los locales mantuvieron su confianza en el atacante argentino que en cada ocasión que recibía la pelota a la espalda de la defensa, creaba un ‘run-run’ en la grada del Mercedes-Benz Stadium.

La intensidad y el juego ofensivo fue desapareciendo con el paso de los minutos, alejando el juego de las áreas y buscando un tramo del partido en el que tratar de no competer errores que serían importantes. Sólo de vio algún disparo de los locales con acciones a balón parado o acercamientos de los canadienses que finalizaron en las inmediaciones del área.

Se llegó así al final de los primeros 45 minutos con dos equipos que se guardaron para una segunda mitad en lo que todo quedaría decidido y en donde volvería a verse la intensidad de los primeros minutos.

Toronto despierta del sueño a Atlanta

La segunda parte no mejoró demasiado el nivel y el ritmo de juego. Salvo algún leve acercamiento en los primeros minutos por parte del equipo local, el juego estuvo muy centrado y explotado en la zona de creación, sin apenas verse llegadas de peligro. Para dar la vuelta a esta situación, los canadienses fueron los primeros en mover el banquillo, tratando de buscar una variante que les permitiese encontrar espacios en la defensa.

El partido fue transcurriendo sin verse ninguna decisión de los entrenadores de adelantar las líneas en sus equipos y buscar un gol que les colocase en el camino de la clasificación. La imagen fue más la de dos equipos preocupados por no recibir un gol que por adelantarse en el marcador.

El estrangulamiento defensivo de los dos equipos fue golpeando a ambos rivales, alejándoles de las áreas e introduciendo el partido en un profundo sueño del que parecía que sólo el pitazo del árbitro sería el único en despertarlo. Poca profundidad en las acciones, falta de intensidad y malas decisiones en los metros finales, dejaba el partido con un cierto aroma a prórroga o incluso penales.

Con el partido entrenado en el último tramo, una jugada aislada en una de las áreas cambió por completo el desarrollo del partido, llevándolo a unos minutos que serían de auténtico frenesí. En una acción sin apenas peligro en las inmediaciones del área loca, DeLeon cazó una pelota y con un movimiento a la media vuelta colocó esta en la escuadra. Un disparo que dejó por imposible la estirada del portero local y colocó a los canadienses con una victoria parcial.

A partir de este segundo gol, el partido se convirtió en un monólogo de los locales, que a la desesperada y poco más de diez minutos por delante, buscaron hacer lo que hasta el momento no habían conseguido. A la desesperada y colgando balones desde las bandas, abusaron de los centros ante un rival bien posicionado en defensa y que rechazó todos y cada uno de los balones.

Sin solución, los locales cayeron derrotados ante un rival que acertó las pocas ocasiones que tuvo, enviando así a Toronto FC a la lucha por la MLS Cup, en donde se enfrentará por tercera vez en cuatro años a Seattle Sounders FC.