Philippe Coutinho llegó al Bayern de Munich procedente del FC Barcelona con la esperanza de volver a encontrarse con su fútbol, aquel que maravilló al mundo en sus años en el Liverpool. La operación fue una cesión de un año en la que el Bayern se hacía cargo de su salario 8,5 millones y con una opción de compra al final de temporada de 120 millones.

  • No da el rendimiento esperado

Fue un fichaje ilusionante para la afición del Bayern que buscaba una nueva estrella que hiciera olvidar los años gloriosos de Ribery y Robben. Los números de Coutinho realmente no son malos, 9 goles y 8 asistencias repartidos en 32 partidos de las tres competiciones pero la afición esperaba un líder que se echara el equipo a la espalda en los momentos difíciles y aunque sí que es cierto que ha brillado en algún partido que otro, no es un fijo en el once de Flick.

  • El parón le resta oportunidades

Para Coutinho estos meses eran cruciales, el club bávaro está inmerso las tres competiciones con grandes opciones de conseguir títulos en la Copa y Bundesliga donde es líder, todo esto sumado a el gran resultado cosechado en la ida contra el Chelsea en Champions. Un final de temporada en el que el futbolista brasileño fuera determinante, podía haber sido una gran oportunidad para convencer a los directivos del Bayern en efectuar compra definitiva. Las competiciones ahora mismo están congeladas debido al coronavirus y es una incógnita cuándo se podrán disputar.

  • Sería el fichaje más caro de la historia

Su opción de compra por un precio de 120 millones es el mayor impedimento para su continuidad. El Bayern de Munich siempre ha sido muy crítico con este tipo de fichajes multimillonarios, la política de fichajes del club estos últimos años ha sido fichar a jugadores prometedores, sobretodo de la Bundesliga, por cantidades no muy elevadas de dinero. Este fichaje rompería esta política de fichajes y se convertiría en el fichaje más caro del club por delante de Lucas Hernández que fue fichado este verano por 80 millones.