Nos remontamos a 1985, en la edición número 30 de la Copa de Europa. Ese año la final quedó en el recuerdo de todos como “La tragedia de Heysel”, donde hubo 39 fallecimientos y alrededor de 600 heridos, dejando cambios en el fútbol europeo, que nunca volvería a ser igual.

La Copa De Europa 1984-1985 avanzaba según lo previsto, el Liverpool consiguió llegar a la final con bastante facilidad, ganando al Benfica por 5-0, al Austria Viena por 5-2 y al Panathinaikos por 5-0. Perdiendo solamente un partido y con un balance de 18 goles a favor y solo 4 en contra.

El segundo finalista sería la Juventus de Turín, que tampoco se había visto en apuros para llegar a la final. Ganando al Ilves 6-1, al Grasshopper 6-2, y al Sparta Praga por 3-1. Y en semifinales ganaron al Girondins de Burdeos por 3-2 en total.

La final se disputaba en el Estadio de Heysel, estadio muy antiguo que no estaba en las mejores condiciones, y la seguridad de la final no estuvo bien preparada. Los hooligans del Liverpool tenían ganas de revancha contra los italianos por el año anterior en la final de Roma.

Las dos aficiones estaban muy mal separadas por una pequeña alambrada. Los ultras de la Juventus empezaron a tirarles piedras a los del Liverpool, los ingleses contestaron con más fuerza, saltando la valla y cargando con violencia contra los italianos. Provocó una avalancha, que acabó con un muro de contención aplastando a muchos aficionados, acabando con 39 muertos y alrededor de 400 heridos.

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90 minutos más tarde, el partido se pudo jugar por orden de la policía, ya que si no podrían volver a suceder altercados. Detrás de una de las porterías, se escondían todos los cadáveres de los fallecidos. Ninguno de los jugadores sabía nada de lo ocurrido, pero sabían que no todo iba bien.                                                                                                  
La final como tal fue muy aburrida, con pocas ocasiones y con dos equipos conservadores. Ya que, además, todos los jugadores estaban un poco tocados anímicamente porque no sabían que había ocurrido. El único gol, vino de las botas de Platini en el minuto 57, después de que Gillespie cometiese una falta a Boniek al borde del área, aunque el árbitro pito un injusto penalti. Los ingleses no pudieron remontar, y la Juventus se convertía por primera vez en campeona de Europa.