Pocos partidos inaugurales logran albergar tanta expectación como el que se disputaban Brigthon y Chelsea. El mercado de traspasos de los blues es el principal culpable, y la incertidumbre por ver cómo Lampard encajaba las piezas en el once acentuaban aún más las ganas por ver el balón rodar por el césped del Falmer Stadium. El inglés salía de inicio con un 4-2-3-1 compuesto por Kepa, James, Christensen, Zouma, Alonso, Jorginho, Kanté, Loftus-Cheek, Havertz, Mount y Werner. Se cayeron de la convocatoria Kovacic por sanción y Thiago Silva, Glimour, Chilwell y Ziyech por lesión. En los locales, Graham Potter optó por reforzarse de inicio atrás con un 3-5-2 formado por Ryan, White, Webster, Dunk, Lamptey, Lallana, Bissouma, Alzate, March, Maupay y Troussard.

Gaviotas sin pólvora 

El Brighton saltó al campo sin temor alguno, enseñando los dientes al Chelsea, moviendo el balón con mucho rigor e intensidad en campo contrario. Los blues, de blanco en esta ocasión, no lograban sentirse cómodos sobre el césped ante el juego que proponían los seagulls, cimentado en una potente e incisiva presión. No fue hasta el minuto 18 cuando el Chelsea pisó área con una tímida ocasión que blocó sin apuros Ryan. Sin embargo, dos minutos más tarde, los locales se pegaron un tiro en el pie. Un error de Alzate en la salida de balón dejó en bandeja a Timo Werner el mano a mano frente al guardameta australiano, que derribó al alemán cuando se disponía a encarar portería. Desde el punto de penalti no falló Jorginho, que engañó al meta enviando el balón raso a la izquierda. A pesar del golpe encajado, las gaviotas no se echaron atrás y prosiguieron en la búsqueda del gol. Combinaciones rápidas que arrancaban en los pies de Lamptey, Lallana o Bissouma morían en el área sin encontrar destinatario, dejando patente la fragilidad defensiva de unos blues que veían como sus rivales iban ganando peso en el partido. Alzate probó a Kepa con un potente disparo repelido sin contemplaciones por el español. Por desgracia para los locales, Lallana se fue al suelo en el minuto 43 con dolores musculares, obligando a Potter a dar entrada a Aaron Connolly.

Timo Werner fue el futbolista más dañino de los suyos, a pesar de las pocas oportunidades con las que contó. Al filo del descanso, se hizo con el esférico en el costado izquierdo y se lanzó en busca del gol tratando de sorprender a Ryan por su palo. El australiano sacó su guante, impidiendo al alemán estrenarse como goleador. Más allá del penalti y de algún acercamiento en botas del 11, el Chelsea se vio muy superado por un Brighton que no se arrugó en ningún momento. Con Havertz en el costado derecho y Loftus-Check por el centro, el equipo no lograba conectar con su flamante delantero ni hilvanar acciones de peligro. Por otra parte, Lamptey fue el futbolista más destacado de los primeros 45 minutos, atacando permanentemente a Marcos Alonso, y generando las acciones más peligrosas de los seagulls.

Con lo justo

La segunda mitad se reanudó con los mismos 22 futbolistas que 15 minutos antes se marcharon camino de vestuarios. La primera ocasión fue para el Brighton, por medio de March, que se zafó de James y centró al área para un Connolly desacertado en el remate. Insistía Lamptey por la derecha llegando al área con suma facilidad, así como todas las gaviotas, que encontraron la recompensa con un zurdazo de Troussard en el minuto 53. El belga envió un potentísimo chut que se coló por la izquierda de la portería de Kepa, igualando el marcador (1-1).

Momento del disparo de James que supuso el 1-2 / FOTO: PremierLeague
Momento del disparo de James que supuso el 1-2 / FOTO: PremierLeague

 

No obstante, la alegría se esfumó dos minutos después, cuando Reece James fusiló el arco de Ryan con un derechazo desde tres cuartos de campo, que se coló por la mismísima escuadra. El primer gol del canterano del Chelsea perdurará en el recuerdo tanto por su belleza como por su futura relevancia, ya que los blues atravesaban sus peores momentos sobre el terreno de juego. La respuesta del Brighton fue inmediata, pero el desatino de Dunk en un cabezazo frente a Kepa impidió a los locales empatar de nuevo el choque.

La dinámica del partido cambió radicalmente con la entrada de Ross Barkley en detrimento de Loftus-Cheek. El Chelsea comenzó a carburar, encontrando con mucha mayor asiduidad a Havertz, Mount y Werner a través del contragolpe. La mejora de los hombres de Lampard quedó constatada con el tanto de Zouma que supuso el 1-3. El córner botado por Reece James fue rematado por el central inglés con su pierna izquierda, y desviado posteriormente por Webster, cambiando la trayectoria del esférico e impidiendo a Ryan detener el disparo.

Con el Brighton decaído, Havertz dejó su lugar a Hudson-Odoi. El primer partido del alemán lejos está del nivel esperado por la hinchada. Jorginho también cayó lesionado en los últimos compases por problemas musculares, siendo César Azpilicueta el encargado de sustituirle. Los últimos minutos fueron un mero trámite para ambos conjuntos, excepto para Timo Werner, que persistió en la búsqueda del gol sin fortuna.

Un Chelsea gris se llevó los tres puntos del Falmer Stadium. El poderío ofensivo de los pupilos de Frank Lampard chocó con el yerro del Brighton, que careció de puntería. A las gaviotas se les escapó el partido por dos errores puntuales y una genialidad de James, a pesar de haber completado, en líneas generales, un ejercicio futbolístico encomiable.

La primera prueba para el nuevo proyecto de los londinenses fue superada sin brillo, pero con una victoria vital en su carrera por el título. La próxima jornada el desafío será mayúsculo, pues recibirán al todopoderoso Liverpool en Stamford Bridge en un choque colosal entre dos gigantes de las islas.