Las puertas del imponente Stamford Bridge se abrieron de par en par recibiendo lo que prometía ser un partido apasionante entre Chelsea y Liverpool. Uno con su actualidad, intentando repetir lo que viene consiguiendo desde la llegada de Klopp a su banquillo, y el otro con promesas y vistas al futuro.

El encuentro comenzó con el ritmo frenético que se podría esperar de dos equipos que apuestan por la velocidad y las transiciones rápidas de defensa a ataque, buscando siempre el hueco en el plantel rival.

Durante el primer cuarto de hora se pudo ver a un Liverpool mejor plantado y con ideas más claras, mientras que Chelsea apostaba a las escaladas de N'Golo Kante, rompiendo filas por el medio, mientras Timo Werner atacaba el espacio que dejaba Trent Alexander-Arnold a sus espaldas.

Curiosamente, fue Fabinho el elegido por Jurgen Klopp para acompañar a Virgil van Dijk en el centro de la defensa y vigilar esas estocadas de Werner, quien siempre busca ese espacio en velocidad para superar a sus marcadores.

La primera situación que mantuvo a los espectadores en el borde de sus asientos hogareños fue el grosero error de Kepa Arrizabalaga, quien salió demasiado lejos y casi dejó servido el gol para Liverpool, con Salah que no logró definir.

Del otro lado, el intento de conectar a Werner con Havertz eran constantes, más allá de alguna buena aproximación de Mason Mount. Ya con media hora de juego, se pudieron ver más claras las propuestas de ambos lados, con Liverpool aprovechando un endeble sector izquierdo del local, mientras que Chelsea apostaba al balón largo de Werner, saltando constantemente el mediocampo.

Más allá de algunas aproximaciones peligrosas y casi nula intervención de los guardametas, pocas emociones hubo durante la primera mitad, contrastando con lo que se esperaba en la previa de un choque de esta magnitud.

Sobre el final de la primera etapa, hubo lugar para la polémica con una jugada en la que Andreas Christensen 'tackleó' al mejor estilo rugbier a Sadio Mané, en una desatención defensiva que acabó costando la expulsión al defensor del Chelsea, previa revisión del VAR.

Para el inicio del complemento, Klopp decidió enviar al campo a la gran atracción de la tarde: Thiago Alcántara. Aprovechando el hombre de más, el Liverpool se paró decisivamente cerca del área de Chelsea, que a su vez se replegó peligrosamente a escasos metros de su propia portería.

En ese contexto, se juntó el tridente de oro del Liverpool y Sadio Mané se encargó de definir de cabeza para la apertura del marcador, a solo 4' de iniciado el segundo tiempo.

Con ese golpe, otra vez el Chelsea pagó caro las inseguridades de Kepa, ya que un regalo del portero le permitió a Mane colocar el 2-0. Ya con una ventaja de dos goles y contra un equipo con un futbolista menos, el Liverpool pudo empezar a desplegar tranquilo su mejor fútbol, sin tener que preocuparse por una escuadra local cuya portería rival parecía quedarle a miles y miles de kilómetros.

Alisson desvía el penalti de Jorginho | Foto: Liverpool
Alisson desvía el penalti de Jorginho | Foto: Liverpool

Si faltaba algo más para hundir la moral del Chelsea, cerca de los 75', una escalada de Werner acabó en penalti por una falta de Thiago Alcántara, pero Alisson capturó en dos tiempos el lanzamiento de Jorginho.

Pocas emociones quedaron para el final del partido, con un remate de Tammy Abraham y algunas intervenciones de Kepa para intentar lavar un poco una imagen que ya lo tiene con un pie y medio fuera de Stamford Bridge.

Finalmente, los tres puntos se marcharon con el Liverpool, que en la próxima jornada recibirá al Arsenal en Anfield Road, el lunes, luego de enfrentar al Lincoln en la EFL Cup. Por su parte, Chelsea visitará al West Bromwich Albion el próximo sábado 26, pero tres días antes tendrá su compromiso de copa ante el Barnsley.

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