Sorpresas de dos índoles diametralmente opuestas confluían en el London Stadium con la cuarta plaza como Santo Grial. La negativa recaía en el campeón, donde la exigencia se convertía en urgencia tras unas semanas fatídicas. La positiva caía en el cuadro local, en un West Ham anclado en la quinta plaza ante el asombro de toda un país. Las expectativas se cumplieron a medias. Los primeros 45 minutos se marcaron por la grisácea cara que ambos equipos manifestaron. En la búsqueda de afianzar certezas y despejar incertidumbres, el Pool se encomendó a la causa gracias a un doblete de su máximo artillero. Con nada que perder, los londinenses sacaron coraje para dotar de picante a un segundo tiempo que enmendó lo acontecido al inicio.

Ni un oasis en el desierto

Tirar de circunstancias se ha convertido en rutinario para Jürgen Klopp. Phillips y Henderson compondrían la zaga, mientras que Shaqiri y Origi entraban arriba por Firmino -mandado sorprendentemente al banquillo- y Mané, que se cayó de la convocatoria por problemas físicos. David Moyes no escatimó en conservadurismo, sacando a sus hombres de confianza, aunque sin el beneplácito administrativo de su flamante incorporación invernal, Jesse Lingard. 

Más allá de un par de acercamientos de cada conjunto, las ocasiones brillaron por su ausencia hasta bien entrada la primera mitad. Un chut de Origi al lateral de la red de Fabianski, algún intento repelido por los defensores Hammers o el disparo de Benrahma que Milner y Robertson contribuyeron a debilitar antes de acariciar la portería de Allison, y ya. El tímido cabezazo de Michael Antonio a las manos de Allison fue el primer disparo del partido entre los tres palos, que dio inicio a tres minutos de cierta predisposición a hacia el gol. Lucía el 42 en el marcador. En tres minutos, el Liverpool divisó la portería más que en 43. La primera aproximación fue obra de Thiago, que se inventó un pase al espacio que Origi no logró concretar. Acción invisible para el 99% de los futbolistas del planeta. La segunda y última fue obra de Salah con un inocente lanzamiento recogido por Fabianski. 

Michael Antonio defendiendo el balón ante Arnold / FOTO: Premier League
Michael Antonio defendiendo el balón ante Arnold / FOTO: Premier League

Dejando de lado los disparos, el primer tramo se caracterizó por la lentitud del juego. El West Ham secuestraba el espacio con un bloque bajo y ordenado, arrojando al Liverpool a un inmovilismo entre líneas impulsado por las ausencias de Mané y Firmino. Salah buscaba acaloradamente el espacio de ruptura a través de diagonales, pero no contaba con un ápice de ayuda. El egipcio era quien mejor entendía las debilidades del martillo, pero la soledad le maniataba. 

Y apareció MoSalah

La charla de Klopp tuvo que ser de aúpa tras la sobredosis de intensidad con la que sus pupilos salieron al verde en el segundo tiempo. Intercambió las posiciones de Shaqiri y Origi, pasando el suizo a jugar entre líneas y a contactar mucho con la pelota, dejando al delantero belga para crear profundidad en la izquierda. Su efecto se manifestó con una electrizante circulación y posterior ocasión de Salah. Origi arrastró a su par hasta soltar un centro que Cresswell evitó que inaugurara el casillero, e inmediatamente después se animó con un chut exento de precisión. Empezó el equipo más dominante y mandón, dando rienda suelta a la sangría red. Sin embargo, el factor definitivo lo tuvo Curtis Jones.

Salah anotando el 0-1 / FOTO: Premier League
Salah anotando el 0-1 / FOTO: Premier League

El joven centrocampista británico salió en el 55´por un James Milner que acababa de regalar a Antonio un gol de esos que terminan sepultándote. El 17 agarró el primer esférico que tocó, colocó al equipo cerca del área con su conducción y dejó a Salah que hiciera su magia. El egipcio hizo en el pico del área lo que mejor sabe hacer: parar el tiempo y soltar una rosca teledirigida al palo largo del arquero. Un gol de los que te levantan del sillón si no fuese una constante en la hemeroteca del futbolista red. La belleza del tanto venía cargada con la ruptura de la sequía en Premier -extendida desde el 19 de diciembre- y con su nueva marca goleadora como activo del Liverpool. 

El gol despertó al West Ham, que salió de su refugio para mover una derrota que no le servía. Si la escasez de espacios les había sostenido, la abundancia de los mismos terminaría por sepultarles. El 0-2 del Liverpool es un claro ejemplo, aunque la brillantez con la que compusieron el contragolpe Arnold, Shaqiri y Salah dota a la acción de un matiz indefendible. Arnold cambió el juego para el suizo, que observó como Salah irrumpía a la carrera del área. Balón en largo al pie mancillado por el 11 con un toquecito sutil que superó a Fabianski. Un gol de bandera, con los que el equipo recobra la identidad que tanto anhelaba.

Shaqiri en disputa contra Soucek / FOTO: Premier League
Shaqiri en disputa contra Soucek / FOTO: Premier League

 

Bobby solo quería divertirse

La asistencia de Shaqiri fue su última contribución antes de dejar su puesto a Firmino. Con apenas 20 minutos por delante, el brasileño puso a jugar a los suyos con sosiego e inteligencia, regalando a Wijnaldum el 0-3 en una jugada estremecedora. Bajó a medio campo, creó una pared con Arnold para rozar la frontal, pasó a asociarse con Oxlade para pisar área, recibió de tacón del británico, y le regaló al centrocampista holandés un caramelo que solo tenía que empujar. Solo los elegidos pueden concebir tal combinación de registros. 

Bobby y Wijnaldum celebrando el 0-3 / FOTO: Liverpool FC
Bobby y Wijnaldum celebrando el 0-3 / FOTO: Liverpool FC

El West Ham tiró de tesón para anotarse un tanto al casillero, obra de Dawson. A falta de cuatro minutos, un córner mal defendido por el Liverpool dejó el balón franco al central para que rematase a placer dentro del área. Con las sensaciones y los tres puntos en el bolsillo, el campeón se limitó a monopolizar la pelota hasta que el tiempo se consumase. 

Victoria contundente y satisfactoria para el Liverpool tras el fútbol que practicaron los segundos 45 minutos. El puzle se recompone con entereza y sus piezas van recobrando una sonrisa que dibujará los futuros éxitos del plantel. Terminan la vigésimo primera jornada terceros, a cuatro puntos del City, aunque con un partido más. Los hammers dejaron atrás su imbatibilidad este 2021, pasando a ocupar la quinta plaza, y con la posibilidad de caer a la sexta plaza si el Tottenham hace los deberes ante el Brighton.

La nota negativa para Klopp fue la lesión de Origi, que se marchó por Oxlade Chamberlain en el 80´. Además, Henderson agrandó su leyenda como futbolista red convirtiéndose en el cuarto futbolista que más veces se ha enfundado la camiseta, 286 veces.

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