El fichaje de Jesse Lingard por el West Ham se oficializó el pasado 30 de enero. Llegaría hasta final de temporada en calidad de cedido a lo que hay que sumar casi 2 millones que pusieron en la mesa los hammers por el préstamo del inglés. En su debut silenció a sus haters con un doblete que le daba la victoria por 1-3 frente al Aston Villa, dejando muy buenas sensaciones tras las críticas recibidas a causa del traspaso. 

En la otra cara de la moneda, el Ajax protagonizó el mayor desembolso de su historia por Sébastien Haller. La operación se cerró en 22,5 millones de euros, superando el fichaje de David Neres por 20 millones en 2017. El recambio de Lingard por Haller despertó nada más que risas en los aficionados, que juzgaban a la directiva del West Ham por no cubrir la baja del francés en la zona ofensiva. Los de David Moyes se quedan con Michael Antonio como única referencia arriba, por lo que una fortuita lesión del inglés podría obligar a colocar un 'falso 9', ya sea Said Benrahma o Jesse Lingard. 

No importa cuantas veces caigas, sino cuantas veces te levantes

Esta podría ser la frase perfecta que puede definir la vuelta de Lingard al fútbol. No es fácil reponerse de los problemas familiares. Al fin y al cabo, la familia es una parte imprescindible en la vida de las personas, concretamente en la vida de los futbolistas, que buscan desde pequeños lograr su sueño de llegar a debutar en el fútbol profesional para que sus padres estén orgullosos de ellos mismos. El camino hacia el éxito está lleno de altibajos, y Jesse Lingard ha demostrado que tras una mala racha tocaba levantarse y volver a demostrar el nivel desempeñado hace unas  cuantas temporadas. 

El principio del declive llegó con la destitución de José Mourinho como técnico del Manchester United. A las órdenes del luso, Lingard demostró su valía alcanzando la cifra de 13 goles y 7 asistencias en la temporada 2017/18. Además, fue uno de los principales baluartes de Inglaterra en el Mundial de Rusia en 2018. 

Lingard clavó un golazo frente a Panamá / Foto: Gettyimages
Lingard clavó un golazo frente a Panamá / Foto: Gettyimages

''Esta es una situación difícil, especialmente si se trata de problemas familiares. Tenía muchas cosas que hacer en casa. Al mismo tiempo, cada semana hay que jugar en el estadio, donde hay 75 mil personas'', dijo Lingard.

''Me sentí entumecido, como si no estuviera en el campo. Los partidos pasaron por encima de mí porque había cosas muy diferentes en mi mente. La gente piensa: "Tienes dinero, vives en una casa hermosa". Pero la felicidad por el dinero no se puede comprar. La familia es muy importante, nunca quiero que les hagan daño. Ha sido un período difícil, he pensado mucho durante este tiempo", añadió el inglés.

Un cambio de aires era la mejor decisión que podía tomar Jesse, y con los minutos que le ofrecen en el West Ham puede ir recuperando su nivel poco a poco, demostrando en su debut con un doblete su ambición por jugar a este precioso deporte que mueve a tantas masas. Solskjær decidió no contar más con él, y el fichaje de Bruno Fernandes fue la guinda que le faltaba al pastel para que el inglés no pisara mucho más el terreno de juego. 

Lingard busca en su nueva travesía volver a recuperar la ambición por darle patadas a la pelota después de que su cielo se nublara y no le dejara centrarse en lo que realmente ama. Ahora ha encontrado una nueva estabilidad como hammer y está plenamente focalizado en recobrar su forma. Una promesa que explotó tarde. La vida le sonríe a Jesse.