El Real Madrid dio todo un puñetazo sobre la mesa al imponerse por tres goles a uno frente al Liverpool. Los blancos completaron una primera mitad de partido de libro, lo que propició que se fueran al tiempo de descanso con una ventaja de dos goles a ninguno. El dominio vikingo era tal, que Jürgen Klopp llevó a cabo su primera sustitución antes del descanso. Algo poco común en el fútbol profesional y aun menos en la Champions League. Keita abandonó en verde para dejar su lugar al español Thiago.

Vinicius Jr. acalló a todos sus críticos que le recriminaban su falta de acierto de cara al gol. Con dos goles en dos mano a manos, el brasileño demostró que todavía es joven y tiene margen de mejora partido a partido, pero que si juega en un grande de Europa como el Real Madrid no es de chiripa.

  • La precisión de Toni Kroos

Comenzó fuerte el equipo local, avasallando continuamente la portería defendida por Alisson Becker. El partido empezó con buen ritmo, con ocasiones para los dos equipos, pero en especial con el control y el dominio de la escuadra de Zidane. Vinicius abrió la lata en el minuto 27, definiendo un mano a mano frente a su compatriota Alisson. Toni Kroos le mandó un esférico medido al extremo carioca, quien hizo un control orientado con el pecho de escándalo, para luego definir con seguridad ante el guardameta rival. 1-0 para el equipo español que, sin embargo, comenzó a desarrollar la totalidad de su potencial después del primer gol.

Siete minutos necesitaron los merengues para volver a alojar el cuero en el fondo de las mallas. De la mano del de siempre, el alemán Kroos, tras un error del Liverpool, Marco Asensio recibió una pelota al espacio que le colocó en un mano a mano frente al portero red. El balear picó el balón lo suficiente como para que Alisson no lo pudiese detener, superando al meta rival y definiendo a puerta vacía para colocar el segundo tanto en el luminoso. El resultado se mantendría hasta el descanso, mas el Real Madrid tuvo alguna que otra ocasión más para poder hacer el tercero.

  • Salah recortó distancias

Estaba siendo un partido relativamente cómodo para los blancos, hasta que el Liverpool cogió confianza y se volcó hacia la meta defendida por Courtois. No le hizo falta más de seis minutos al conjunto británico para recortar distancias gracias a un gol embarullado del egipcio Salah. Diogo Jota recibió el esférico entre líneas y tras intentar adentrarse al área rival a trancas y barrancas, la pelota le cayó a Salah quien remachó a bocajarro frente al cancerbero belga. El Liverpool parecía despertar y la eliminatoria parecía más viva que nunca, pero nada más lejos de la realidad.

  • Vinicius Jr. comienza a brillar

No le duró ni quince minutos la alegría al equipo entrenado por Jürgen Klopp. Un saque de banda que no parecía tener peligro alguno acabó significando el 3-1 definitivo para el Real Madrid. Luka Modric recibió el cuero dentro del área, se giró y asistió para que Vinicius Jr. la empujara al fondo de las mallas. Alisson pudo hacer más en el gol, ya que la pelota iba con poca potencia y el guardameta llegó a contactar con la pelota antes de que esta entrara en la portería. 

La victoria y la diferencia de dos goles proporciona al Real Madrid un partido de vuelta a priori sin demasiadas complicaciones. A pesar de que el resultado es positivo para los de Zidane, el gol de Salah complica más de lo que parece el choque de vuelta en Anfield, convirtiéndolo en una manzana envenenada. Una victoria por dos goles daría el pase directo a los ingleses, por lo que el Real Madrid deberá afrontar la vuelta sin ansiedad, pero con todos sus sentidos puestos en el encuentro.