El nivel del fútbol inglés es superior al resto estos últimos años. Así lo demuestra la reciente victoria de Manchester City y Chelsea frente a PSG y Real Madrid respectivamente, que deja en el plato la tercera final inglesa en toda la historia. Estambul recibirá 16 años después, tras el milagro de aquella remontada del Liverpool, una nueva final de la UEFA Champions League. 

Manchester United 1-1 Chelsea (6-5 en penaltis)

La primera final entre equipos ingleses llegó en la temporada 2007/08. El Manchester United de Cristiano Ronaldo frente al Chelsea de Didier Drogba. La sede, Luzhniki, acogería un encuentro que se saldó en los penaltis. 

El Manchester United salió con Van Der Sar; Brown, Vidić, Ferdinand, Evra; Scholes, Carrick, Hargreaves; Cristiano Ronaldo, Tévez y Rooney. Los Diablos Rojos vencieron a Olympique de Lyon, Roma y Barça para llegar a la cúspide en la que se aloja la orejona. Mientras, el Chelsea saltó al terreno de juego con Čech; Essien, Carvalho, Terry, Ashley Cole; Lampard, Ballack, Makélélé , Malouda; Joe Cole y Drogba. Los blues se impusieron a Olympiacos, Fenerbahçe y Liverpool.

El United fue el primero en mostrar sus armas a los 26 minutos, cuando un centro desde el pico del área de Wes Brown fue cabeceado por Cristiano Ronaldo al fondo de las mallas. Sin embargo, antes de finalizar la primera mitad fue Frank Lampard el que aprovechó el rebote que quedó en el punto de penalti tras el disparo inicial de Essien. 

Cristiano abrió la lata / Foto: Gettyimages
Cristiano abrió la lata / Foto: Gettyimages

Finalizados los 90 minutos, la prórroga dejó al Chelsea con uno menos tras expulsar a Didier Drogba, cuya suerte se decidió en los penaltis. 

La diosa de la fortuna iba a sonreírle a uno de los dos equipos. Todo iba bien para los Diablos Rojos hasta que Cristiano Ronaldo, uno de sus principales baluartes, falló el tercer penalti llevando al miedo en Manchester. Sin embargo, ese maldito resbalón causado por la lluvia en el quinto y último penalti decisivo de John Terry le arrebató el título de la Champions de su propia mano con el posterior error de Anelka.

Un sueño esfumado del que se resarcieron cuatro años después con el agónico tanto de Drogba frente al Bayern de Múnich que les llevó a otra tanda de penaltis: está con un final distinto, con un nuevo trofeo en sus vitrinas.  

Terry no se podía creer su fallo / Foto: Gettyimages
Terry no se podía creer su fallo / Foto: Gettyimages

Tottenham 0-2 Liverpool

La gesta del Liverpool y del Tottenham en semifinales dejó una final in extremis cuando el mundo veía otra completamente distinta entre Barça y Ajax, los que son llamados como ''la cuna del fútbol'' por la huella que dejó Johan Cruyff en este deporte. 

La mejor noche de la carrera profesional de Lucas Moura, aquella en la que, con un 2-0 en contra (3-0 en el global), se vistió del mismísimo Ronaldo Nazario para completar un agónico hat-trick en los últimos instantes, llevando a los Spurs a su primera final de Champions. Sin embargo, en la otra semifinal iba a ocurrir lo que nadie podía llegar a pensar. Una de las noches más amargas para el barcelonismo y lo contrario para un Liverpool que con el apoyo de sus aficionados y con el ''you'll never walk alone'' de fondo hicieron de esa noche una de las mayores gestas históricas. 

Con la exhibición de Leo Messi en la ida se daba por hecho que esa Champions era de los culés por la tremenda campaña realizada a nivel internacional en esta competición. No obstante, Wijnaldum al puto estilo revulsivo y un Origi en estado de gracia dejaron otro fracaso tras la debacle de Roma

La impactante imagen que dejó el resultado en Anfield / Foto: Gettyimgaes
La impactante imagen que dejó el resultado en Anfield / Foto: Gettyimages

El Tottenham buscaba su primera orejona saliendo con Lloris; Trippier, Alderweireld, Vertonghen, Rose; Winks, Sissoko; Son, Eriksen, Alli; y Kane. Por su parte, el Liverpool de Klopp, tras la inmensa campaña, pisó el terreno de juego con todo: Alisson, Alexander-Arnold, Matip, Van Dijk, Robertson, Fabinho, Henderson, Wijnaldum, Salah, Mane y Firmino

La final se disputó el 1 de junio de 2019 en el Wanda Metropolitano, un escenario idóneo para la ocasión. El Liverpool se llevó su sexta Champions tras ganar 0-2 con goles de Salah desde los once metros y Origi.

Esta final no fue tan vistosa, llevándose un aluvión de críticas por el poco juego y por las escasas oportunidades. Primó lo táctico, dos esquemas rígidos y, sobre todo, no apareció esa esencia que caracteriza una final de Champions y que se vio, sin embargo, en las semifinales. 

Manchester City - Chelsea

Estambul acogerá el 29 de mayo la tercera final de la Champions League entre equipos ingleses. A priori parece que se está más cerca de vivir un encuentro similar a aquella noche en Luzhniki que en Madrid. Dos conjuntos que llegan con mucha hambre, la táctica perfecta de Pep frente a la edificación de Tuchel. Sin duda, es un duelo marcado en los banquillos, con dos entrenadores que actualmente están cerrando su castillo con el último ladrillo que les faltaba. 

El Manchester City viene en busca de obtener el triplete. Vencieron con un solitario gol al Tottenham de José Mourinho para obtener la Copa de la Liga y recientemente se hicieron con la Premier. Una liga en cuya segunda vuelta fueron un rodillo humano que arrasaba por donde pasase. Y tiene más mérito haberla ganado tras consumirse esa primera vuelta donde los pupilos de Pep Guardiola estaban más cerca del descenso que de Europa League.

Una crisis que con la llegada de este 2021 desapareció. Tuvieron unos primeros meses invencibles cuya racha se cortó con la derrota frente a sus vecinos, el Manchester United. No obstante, la facilidad para ganar que mostraban en el campo era pasmosa, edificándose con un sistema 2-3-5 sin un '9' como referencia y con Cancelo de interior, dejando libertad a De Bruyne, Bernardo Silva y los demás para ejercer una presión alta asfixiante para el rival. 

La labor de Guardiola aquí es diferencial. Es el titiritero controlando a sus marionetas a la perfección, cada uno adaptándose a un nuevo rol como si llevara toda la vida jugando ahí. Y, a partir de la posesión y de su imperante táctica ofensiva es cómo este Manchester City ha demostrado que es el mejor equipo del mundo actualmente. No solo por los jugadores, sino que Pep sigue reinando allá por donde vaya. 

Alumno y maestro / Foto: Gettyimages
Alumno y maestro / Foto: Gettyimages

El Chelsea de Thomas Tuchel es otro distinto este 2021. Quién diría hace seis meses que este plantel, con Lampard a la cabeza, conseguiría plantarse en una final de Champions venciendo al Real Madrid. Aquí es el alemán el que le ha dado un lavado de cara a este Chelsea, habiendo vencido al propio Guardiola en dos ocasiones esta temporada. 

Todo comenzó un 25 de enero de 2021, cuando se anunció el cese de Frank Lampard con el siguiente anuncio de Tuchel como recambio. Desde ese instante, el germano ha ido probando esquemas y nuevas tácticas consolidando sobre todo el bloque defensivo. Tanto Andreas Christensen como Antonio Rüdiger han dado un salto de nivel junto a Thiago Silva y el infravalorado César Azpilicueta, potenciando a Chilwell y Reece James en ambos carriles. 

En la zona de ataque también tuvo un papel importante: darle ese empujoncito a sus dos compatriotas alemanes, tanto Kai Havertz como Timo Werner, que no posee el nivel de confianza que le caracterizó la temporada pasada con un amplio repertorio de goles. Y el que todo el mundo pensaba que se vería damnificado de esta decisión, Mason Mount, no ha hecho más que crecer portando en alguna ocasión el brazalete de capitán. 

Werner no ha tenido su mejor temporada / Foto: Gettyimages
Werner no ha tenido su mejor temporada / Foto: Gettyimages

Si en algo coinciden Guardiola y Tuchel es en su forma de sentir el fútbol, esa pasión que gana títulos y demuestra cómo es ser un buen entrenador. Esta campaña ha sido el alemán el que le ha ganado la carrera al catalán, y en especial este último sábado. El Chelsea remontó en la segunda mitad con un agónico tanto de Ziyech (1-2) en el que ambos clubes probaron las rotaciones y nuevos esquemas como la colocación de Sterling y Ferrán como interiores en el caso del Manchester City. 

Y es que la relación de amistad entre ambos entrenadores es muy íntima. Ya coincidieron en Alemania, uno en Múnich y otro en Dortmund, y este fin de semana pasado se quedaron charlando una vez finalizado el partido. Una charla de unos diez minutos en la que hablaron, posiblemente, de la final. Sin embargo, es la incógnita que no puede ser resuelta. Estambul acogerá un duelo muy vistoso tanto en los banquillos como a nivel de campo entre dos de los mejores clubes del mundo actualmente. 

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