Las dos personificaciones del pundonor se vieron las caras en el Arena Pantanal para resolver parte de su devenir. Chile afronta la primera ronda sin Alexis Sánchez, lesionado hasta las eliminatorias, pero ha encontrado en Vargas su simbología ofensiva. Inventó el primero y agitó su zona de influencia hasta que el físico dijo basta. Tras él, el músculo de Pulgar, Vidal y Aranguiz cortocircuitó a una Uruguay superada hasta que Nández y Facundo cogieron el testigo. La fluidez y la frescura invadieron a unos charrúas escudados en el eterno epílogo de su 9 con el gol. A Chile le sirve, a Uruguay no, por eso de que un uruguayo jamás se contenta en lo que no sea la victoria.

Vargas diseña y define

Tabárez colocó a De Arrascaeta como enganche para conectar a los delanteros y a De La Cruz como carrilero para reforzar la zaga, pero ninguno cumplió con su cometido. Lasarte se encargó de entorpecer reincidiendo con tres centrales, la fortaleza del medio campo y la autosuficiencia de Vargas y Bereton. Uruguay empezó más convencida, robando cuando Chile sumaba metros y obligando a Claudio Bravo a reafirmarse en su condición de eterno guardián del área. Tras el arreón charrúa, Chile se reactivó.

Eduardo Vargas sufre una metamorfosis cuando se enfunda la roja. Sus habilidades se potencian como si la atmósfera chilena le magnificase. Un fenómeno superheróico con el que trazó el 0-1 junto a Brereton. El delantero "británico" le leyó los movimientos para dejarle una pared con la que irrumpió en el área hasta destrozar la red de Muslera. La sociedad chilena zarandeaba a Uruguay en cada contragolpe, desenmascarando sus flaquezas para la defensa del área.

Lo nuevo y lo viejo, identidad charrúa

Con el gol, Chile encauzó su plan, amparado por el arraigo de su centro del campo para sumar marchas con balón, en la presión y bloquear el progreso de La Celeste. Sin incidencia en el medio campo, los de Tabárez ni hilaban jugadas ni encontraban a Suárez y Cavani, lo que obligó al técnico a agitar el árbol. Nández y Cáceres sustituyeron a De La Cruz y González, pero no fue hasta la entrada de Facundo Torres cuando Uruguay se entonó en campo contrario.

Vargas celebra el gol / FOTO: Copa América
Vargas celebra el gol / FOTO: Copa América

Chile dejó de proponer para acomodarse en la defensa y el contragolpe, pero las lesiones musculares fueron su kriptonita. Maripán, Vargas y Pulgar se marcharon lesionados con roturas que pueden asolar la columna vertebral chilena para el resto de Copa América. Uruguay pasó a tener la iniciativa, aunque el repliegue de La Roja la siguió atascando hasta que Facundo Torres reanimase el ataque. Con descaro desdibujó a Chile y de su potente disparo rascó el córner con el que Suárez empató la contienda y que él mismo botó. El 9 hizo honor a su distinción de killer para descubrir la zona, pelearse con Vidal para empujar el balón y romper la sequía goleadora de Uruguay 426 minutos después.

En el tramo final Uruguay inclinó el campo y subsanó sus carencias creativas desde el centro lateral y el dinamismo de Nández. Las ocasiones de Cavani y Suárez rozaron los palos mientras Arraigada la tuvo para Chile, que se esmeraba en resistir al dar por bueno el empate. El marcador no se movió a pesar de la garra y las ganas que imprimió Uruguay.

El grupo A deja a Chile momentáneamente como primera con 5 puntos a expensas del resultado de Argentina contra Paraguay. Uruguay solo tiene 2 y las urgencias empiezan a asomar en una Selección a la que la regeneración le marca una transición.

Chile celebrando el 1-0 / FOTO: Copa América
Chile celebrando el 1-0 / FOTO: Copa América