Leicester y West Ham cerraban la jornada 25 de la Premier League en el King Power Stadium. Los locales, inmersos en una negativa dinámica que los lleva apartando de la victoria durante más de un mes, estaban obligados a hacer cambios.  Ricardo Pereira, Söyüncü, Tielemans y Barnes relevaron a Luke Thomas, Soumaré, Lookman y Albrighton. Mientras, el West Ham, más conocido como el matagigantes de la Premier League, saltó con la principal novedad de Lanzini por Benrahma y, a última hora, la de Diop por Zouma.

Bowen, el más pillo de la clase

El West Ham se encargó de ceder el esférico al Leicester y ejecutó un correcto planteamiento defensivo. Sin ninguna responsabilidad con el balón, Lanzini se encargaba de vigilar a Ndidi, Antonio de orientar hacia fuera y los extremos de atacar a Ricardo Pereira y Justin. Y no tardaron en demostrar la diferencia con la que respecta a ambas temporadas. Con la línea rival adelantada, Issa Diop se encargó de mandar un desplazamiento en largo que aprovechó Jarrod Bowen para superar a la defensa y enviar el balón adentro de la red.

Los foxes eran incapaces de avanzar con el esférico. Posesiones largas con el mismo destino: volver a comenzar desde la base. Con el paso de los minutos parecían despertar, dejando algunos destellos con Daka o Barnes como figuras escoltadas por Maddison, pero sin la recompensa del empate. Hasta cuatro saques de esquina tuvieron los hombres de Brendan Rodgers durante los primeros 30 minutos.

Llegado el ecuador de la primera mitad, la zaga local seguía desesperándose con Bowen. Gambeteo, atrevimiento y electricidad que definen el estado de gracia del inglés como punto perfecto de cocción del brebaje de David Moyes. Además, la lesión muscular de James Justin se sumaba a la mala suerte con la que se encontraban los locales en la lluviosa tarde en casa.

Bowen fue un peligro constante para el Leicester / Foto: <strong><a href='https://www.vavel.com/es/futbol-internacional/2022/02/13/premier-league/1101635-cronica-general-de-la-jornada-lampard-pone-la-fe-en-goodison-park.html'>West Ham</a></strong>
Bowen fue un peligro constante para el Leicester / Foto: West Ham

La perseverancia tiene su recompensa

Los últimos 10 minutos reflejan el despertar de los locales. La primera gran ocasión del Leicester llegó en el 38'. Fue la posesión más profunda de los foxes, que acabó en un golpeo sin mucho peligro de Youri Tielemans. Y así siguieron en la segunda oleada con otro aviso de un Harvey Barnes cuyo disparo tampoco acabó entre los tres palos que defendía Fabianski. 

El único rayo de sol que salió en Leicester recompensó a los locales en una jugada a balón parado, su principal recurso en este choque. El colegiado Michael Oliver no dudó en pitar la pena máxima tras la mano de Aaron Cresswell y Tielemans se encargó de poner el empate. El propio Fabianski adivinó las intenciones del belga, pero no alcanzó a despejar el ajustado lanzamiento desde el punto fatídico.

Tielemans puso el 1-1 / Foto: Premier League
Tielemans puso el 1-1 / Foto: Premier League

La maldición condena la euforia local

Si los 45 minutos iniciales fueron entretenidos, la segunda mitad fue un auténtico frenesí. El encuentro se rompió y el Leicester, tras el empate, comenzó a hincarle el diente al West Ham. Las mejores ocasiones llegaban para los hombres de Rodgers y el fútbol, en ocasiones, recompensa a quien se lo merece. Lo aprovechó Ricardo Pereira para culminar la remontada de los foxes tras conectar la genialidad de Harvey Barnes desde la banda izquierda. 

En un abrir y cerrar de ojos, Moyes y los suyos se vieron en un aprieto. Barnes se encargó de contrarrestar el dolor de cabeza que supuso Jarrod Bowen con sus constantes punzadas desde el perfil izquierdo. La intensidad se fue apagando con el paso de los minutos y el Leicester empezó a tratar el esférico con sosiego, por lo que los hammers movieron el banquillo. Benrahma y Vlasic para renovar el combustible en la zona ofensiva durante los últimos 15 minutos y para aprovechar el nerviosismo que yacía en la pareja de centrales local en la salida de balón.

Llegado ya el tiempo de descuento, cuando la sequía parecía haber terminado, la maldición del King Power Stadium volvió a hacer efecto. Un saque de esquina lanzado por Bowen fue rematado por Craig Dawson con el brazo para arrebatarle la victoria en el último suspiro al Leicester. Michael Oliver no revisó el VAR y todo el estadio se llenó de abucheos hacia el colegiado por no revisar la jugada.

Con este sabor agridulce se quedan ambos equipos, que de poco les sirve. El Leicester se coloca en la undécima posición con 27 unidades, mientras que el West Ham se salva, pero no aprovecha la oportunidad de afianzar su lugar en Europa. Solamente cinco puntos separan a los hombres de Moyes de la octava posición que aguarda el Tottenham de Bruno Lage.