La resiliencia es, según la definición del neurólogo Boris Cyrulnik, la capacidad de hacer frente a las adversidades de la vida, consiguiendo que el dolor se torne en la fuerza operativa que nos permita superar las distintas trabas en las que nos vemos inmersos. Esta actitud de superación mediante la entrega y el sacrificio, junto a una gestión económica ejemplar, han sido las señas de identidad del SC Freiburg desde que, en 2011, el “hombre de la casa”, Christian Streich, tomase las riendas del vestuario.

  • Cruce de caminos

No hay nadie que pueda entender mejor la idiosincrasia de Friburgo, como ciudad y como club, que su actual entrenador. A nuestro protagonista le llegó la oportunidad de entrenar al primer equipo en la temporada 2011-2012. El germano cosechaba varios años de preparación en las categorías inferiores del organismo (de hecho, con el filial sub-19 lograría conquistar tres Copas de Alemania y un campeonato de Alemania). Por aquel entonces, el SC Freiburg se encontraba en mitad de tabla de la máxima competición nacional y esta campaña, tras once años confiando en sus conocimientos, el Europa-Park Stadion albergará partidos de la segunda contienda más importante a nivel europeo: la UEFA Europa League. La fidelidad de la directiva con su entrenador ha sido total, manteniendo a este tras un descenso en la 14-15.

Desde su regreso a la máxima categoría, el equipo ha conseguido el objetivo de mantenerse en la Bundesliga con relativa comodidad e incluso, tras lograr una meritoria séptima plaza en la 16-17, llegaron a participar en competición europea. Con el reciente e inolvidable año en liga, que se vio mejorado por la histórica actuación del club en la DFB-Pokal, Streich se ha ganado a pulso ser uno de los mejores técnicos del país. Tal y como señalamos, en la Copa de Alemania, el recorrido del grupo fue inmejorable obteniendo el pase y billete a la final disputada en el Estadio Olímpico de Berlín. Sólo el RB Leipzig de Domenico Tedesco, en una tensa muerte súbita, pudo arrebatarle el sueño al aguerrido conjunto del estado de Baden-Wurtemberg.

Considerado un ídolo por la afición, la entidad buscará, como viene siendo habitual, reinventarse ante las salidas de sus principales nombres. Revelando que, en realidad, la mayor de sus figuras es aquel que, aguantando todo el peso bajo sus hombros, lleva el timonel. Sus pupilos crecen y se desarrollan en torno a sus procedimientos y a su filosofía de trabajo: exaltación de lo colectivo y esfuerzo como requisitos innegociables. Carisma que el jugador advierte al instante, pues no sólo observa cada día sus dotes como técnico (este año ha utilizado hasta tres sistemas distintos), sino que los valores que exige y demanda quedan refrendados con su intachable comportamiento dentro y fuera del terreno de juego. El compromiso que demuestran sus muchachos tiene como fuente y es obra del ejemplo que atesoran en el banquillo.

Por ello, de igual manera que la grada se vuelca en cada partido, el once que sale al campo consigue equilibrar a la perfección el compañerismo y la generosidad con ciertas dosis del imprescindible talento individual de jugadores como Vicenzo Grifo o la excelsa zurda del incombustible Christian Günter. Formalizando un binomio entre el espectador y sus “guerreros” que va más allá de la ceremonia a la que asisten cada fin de semana. Un apoyo incondicional que se retroalimenta según lo acaecido en el césped.

El once titular minutos antes de dar comienzo la final de la DFB-Pokal. / Fuente: Twitter @scfreiburg
El once titular minutos antes de dar comienzo la final de la DFB-Pokal. / Fuente: Twitter @scfreiburg.
  • Un negocio redondo

Como una rueda que no para nunca de girar, la gestión deportiva de Streich ha conseguido llenar las arcas de la compañía. Un superávit que aumenta cada año gracias a las millonarias ventas de jugadores de la talla de: Luca Waldschmidt, Robin Koch, Çağlar Söyüncü, Baptiste Santamaria o, recientemente, la del espigado central Nico Schlotterbeck. Por su parte, los refuerzos son estudiados al detalle según las demandas por posición y la propia filosofía del club que ensalza la austeridad como principio rector a nivel ético y moral.

Aún queda mucho mercado hasta el comienzo de una nueva y apasionante temporada, pero la confianza es ciega cuando el que lidera es la viva imagen del club. Una política que no puede salir mal con un hombre que hace de su humildad un oficio y de su oficio una forma de vida.  

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