La sequía de títulos atrajo a dos equipos con necesidad de volver a sentir lo que era reinar en Inglaterra. Y más en Newcastle, que no habían alcanzado una final desde 1999. Sin embargo, enfrente tenían a un diablo cuya sonrisa es cada vez más terrorífica.

El Manchester United, tras la euforia de Europa, se enfrentó a una final sin apenas realizar cambios. Los únicos, Dalot por Wan-Bissaka y Antony, clave para desatascar la eliminatoria ante el Barça, por Sancho. Erik ten Hag apostó, por lo tanto, con De Gea en portería; con el mencionado Dalot, además de Varane, Lisandro y Shaw atrás; Fred y Casemiro en el doble pivote; Antony, Bruno y Rashford en la línea de mediapuntas; y Weghorst como referencia.

Los Mapgies, por su parte, alinearon a su mejor XI con la excepción de una presencia atípica en la portería, aunque contaron con jugadores como Isak en el banquillo. Eddie Howe salió con Loris Karius como guardameta, que volvía tras casi dos años sin disputar un partido oficial; Trippier, ScharBotman y Burn en defensa; con Bruno Guimaraes, Joelinton y Longstaff en el medio; y Almirón, Wilson y Saint-Maximin como tridente ofensivo.

  • Tensión propia de una final

El choque comenzó con ambos clubes tirando de una soga. Cuando uno apretaba, el otro aguantaba y contestaba de la misma manera. Hasta el 7' no instaló el United el primer tramo de control, pero el Newcastle no entendía de pausa y buscaba constantemente la banda de Saint-Maximin para encarar y hacer daño.

De hecho, hasta el 12' no llegó la primera jugada a puerta. El disparo de Weghorst salió forzado tras encontrar un rebote en el que fue protagonista, aunque no tuvo el suficiente peligro para quebrar la portería de Karius. Aún así, los Red Devils se sentían con mayor autonomía para liderar las acciones y el primer tramo mostró dos equipos con ganas, pero sin arriesgar.

Sir Alex Ferguson estuvo en la grada / Fuente: Getty Images
Sir Alex Ferguson estuvo en la grada / Fuente: Getty Images
  • La pesadilla del Newcastle

En el 22' saltaron las alarmas. Bruno Guimaraes recibió un golpe que asustó a Howe y los suyos, aunque el brasileño pudo reincorporarse sin ningún problema. Minutos después tuvieron que volver a entrar las asistencias médicas para atender a Lisandro y Schar tras una colisión entre ambos a balón parado. El peor parado fue el suizo, que aguantó en el terreno de juego pese a las molestias.

Ya en el 31' tuvo Saint-Maximin la primera ocasión a favor del Newcastle que levantó del sofá a más de uno. El francés gambeteó dentro del área y remató a bocajarro, pero el cohete lo pudo repeler De Gea para mantener el empate. Y los problemas seguían en Newcastle, porque en la jugada posterior encajó el 1-0 gracias al remate de cabeza de Casemiro, precisamente tras superar a un Schar que minutos antes fue protagonista. El colegiado David Coote revisó en el VAR la acción, pero dictaminó que el brasileño estuvo en onside y validó el tanto.

La pesadilla no había terminado. Marcus Rashford puso el segundo en el electrónico minutos después gracias a una gran asociación con Wout Weghorst. El neerlandés forzó como nexo una jugada con tiempo para recular y aprovechar el desmarque de su compañero para marcharse al descanso con un buen colchón. 

Casemiro puso el 1-0 / Fuente: Getty Images
Casemiro puso el 1-0 / Fuente: Getty Images
  • Mejora el Newcastle, pero sin resultados

Ambos técnicos hicieron cambios en la segunda parte. Erik ten Hag no arriesgó y sorprendió introduciendo a Wan-Bissaka por Dalot, posiblemente por la cartulina amarilla que recibió el luso en la primera, mientras que Howe metió más pólvora con Isak por Longstaff.

Estos minutos iniciales significaron un paso hacia adelante para los Magpies, algo que al United no le interesaba. Los Red Devils se veían obligados a replegar y cada vez se encontraban más incómodos, a excepción de un David de Gea que apenas podía intervenir porque le faltaba resolución por el carril central al Newcastle.

En el 68' pudieron recortar los pupilos de Howe, pero daba la sensación de que era imposible traspasar el muro que tenían enfrente. Joelinton intentó a la desesperada un remate dentro del área rival y, cuando finalmente llegó, apareció Lisandro para bloquear el único ápice de esperanza. Hasta seis jugadores de los mancunianos actuaron como pegamento en su fortín.

De Gea celebra uno de los goles / Fuente: Getty Images
De Gea celebra uno de los goles / Fuente: Getty Images
  • La resistencia red significa un título

Con el paso de los minutos era evidente que el plan del United era aguantar y descoser los huecos que dejase el Newcastle. Ya en el último cuarto de juego reclamaron los Magpies un penalti de Bruno sobre Schar, pero Coote hizo caso ajeno a la jugada. Parecía más cerca el 3-0 que el 2-1. De hecho, Bruno pudo hacerlo en el 93', pero tardó demasiado y cuando quiso saberlo ya tuvo a Karius encima.

En el 85' quiso hacer maravillas Kieran Trippier en un saque de esquina e intentó anotar un gol olímpico. De Gea actuó bien al repeler un balón que se envenenó más de lo que el juego quería removerse. Jacob Murphy tuvo otra oportunidad y estuvo a centímetros de recortar el marcador con un remate que pilló una extraña parábola, pero cuyo plano sorprendió a todos. 

Y eso es lo que fue la segunda mitad del Newcastle: ocasiones, ocasiones y ocasiones, pero sin llegar a desestabilizar un encuentro que parecía finiquitado en los primeros 45 minutos. El Manchester United continúa su travesía de color rosa con su sexta EFL Cup y su primer título desde la temporada 2016/17.