No era el mejor contexto para ninguno de los dos equipos. El Shakhtar, que está realizando una sorprendentemente irregular campaña, llegaba al partido tras haberse dejado dos puntos el pasado sábado en el derbi de Donetsk ante el Metalurg. Con solo una victoria de los últimos cinco choques ligueros, el ambiente en Donetsk no era el más plácido, y urgía una balsámica victoria para relajar los ánimos y continuar con paso firme por la máxima competición continental. En los de David Moyes la atmósfera no era muy diferente, y es que tras la derrota ante el WBA del sábado, el conjunto de Mánchester fue relegado a una 12ª posición impropia para un equipo llamado a revalidar el título liguero y pelear por el resto de competiciones.

El Shakhtar salió a por el balón

Al contrario que en Anoeta, el conjunto de Lucescu se presentó en el partido con la firme idea de dominar el balón y combinar jugadas con él, aunque el juego se aceleraba conforme se iba avanzando metros, y el juego hacia la recepción de espaldas de Luiz Adriano estaba también presente. Al United no le costó neutralizar el juego del Shakhtar, y el dominio era estéril, ya que las llegadas apenas causaban peligro por dentro gracias a la bien organizada defensa visitante. Las rápidas salidas del United, conducidas por la velocidad de Valencia o el propio Fellaini, actuando como mediocentro, tampoco llegaban a buen puerto fruto de la solidaridad de un Shakhtar que defendía con los extremos, buscando la superioridad en los ataques rivales. Las ayudas de Taison fueron fundamentales en más de una contra, y el brasileño se erigió como el hombre del partido en el cuadro minero. 

El gol visitante llegó a causa de un error de bulto de Rakitskiy tropezándose cuando iba a despejar un pase de Fellaini en el interior del área que acabó rematando Welbeck en un remate a bocajarro frente a Pyatov. El gol no hizo excesivo daño en la moral de un Shakhtar que siguió teniendo el balón y buscando el empate a toda costa. Los centros al área y los balones en dirección a Luiz Adriano eran la principal arma del equipo, pero la buena defensa de Vidic y Smalling en el eje de la zaga complicaba en exceso muchos de estos envíos. Taison y Srna crecieron en sus respectivas bandas y eran los encargados de llevar más peso ofensivo.

Segunda parte, misma tónica

El peso continuó siendo naranja gracias también al equilibrio de Hübschman y Fernando, imponiéndose muchas veces en el centro del campo a un Fellaini que pide a gritos jugar unos metros más hacia arriba. El belga no es un jugador de llevar el peso en el centro del campo y tener la obligación de crear desde el medio, y su equipo lo notó. El Shakhtar trató de ganar metros por dentro, buscando una mayor facilidad de crear peligro. Alex Teixeira cogió peso y creó un par de buenas jugadas desde esa posición que acabaron en buenos disparos. En defensa, los contragolpes del United llevaban severo peligro, pero la defensa local se mostró mucho más segura y las ausencias de Rooney -en la grada- y van Persie - que jugó, pero apenas se le notó-  no beneficiaron a un equipo que necesitó un finalizador. 

El ritmo local fue aumentando por momentos, así como el mayor peligro en las transiciones y jugadas posicionales. El United concedió más espacios y por uno de ellos se coló Taison para penetrar en el área y finalizar con un fuerte golpeo un balón muerto tras un centro desde la derecha. Justo resultado para un Shakhtar valiente, que no se amedrentó y que fue superior a su rival en varios tramos del partido. No se quedaron ahí los de Lucescu, que intentaron ir a por más tras el gol, generando tensión en un United bloqueado tras el empate. Un par de internadas de Costa y Srna no fueron suficientes para hacer más sangre, y los minutos finales dieron la sensación de convertirse en un acuerdo por un interesante empate para ambos.