Sí, los árabes han llegado. Hace tiempo, por eso. Un club y un patrocinio en su tiempo y escalaron lentamente hasta llegar a la cima del fútbol. El primer indicio llegó cuando Abu Dhabi United Group compraba el Manchester City en 2008. Los días siguientes a la compra, dejaron su sello pagando suficiente dinero como para traer a Robinho a las Eastlands. Unos cuantos entrenadores y jugadores después, el City ahora se encuentra con dos Ligas y cuatro Copas más para añadir a su palmarés. Si es suficiente para justificar el abultado gasto ahí no se debe entrar.

La capital francesa fue el siguiente objetivo. En el verano de 2011 el gobierno catarí anunciaba la compra del Paris Saint Germain. Su declaración inicial fue poner a la ciudad del amor de vuelta en el mapa futbolístico internacional. ¡Qué noble por su parte!

Si comprar clubes es una forma de anunciarte al mundo, los patrocinios son otra. Fue Emirates, la aerolínea oficial de Dubai, quien tuvo la brillante idea de poner “Fly Emirates” en las camisetas de clubes de la talla de Real Madrid o AC Milan. También con el Arsenal, y es que, gracias a un contrato de larga duración, su estadio ahora es conocido como Emirates Stadium.

La aerolínea de Abu Dhabi, Etihad Airways, tiene una relación similar con el Manchester City. Y sus vecinos en Catar no iban a ser menos, así que anunciaron un acuerdo de patrocinio con el FC Barcelona en 2011. Además, las marcas cataríes Ooredoo y QNB también tienen acuerdos con el PSG y con la selección de Bélgica.

El foco de inversión se ha visto en Italia, España, Inglaterra y Francia, pero los recientes movimientos han mostrado como también tienen intereses en otras regiones como los Estados Unidos, Canadá, Australia o Japón. Parece que convertirse en un fenómeno global estaba programado en su agenda, y era cuestión de tiempo que esto ocurriera.

Para el grupo de Abu Dhabi no pasó mucho tiempo hasta que se dieron cuenta de que el Manchester City no era suficiente: crearon el City Football Group, la compañía que engloba los clubes adquiridos por el grupo City. El New York City FC se anunciaba como nueva franquicia para la MLS en mayo de 2013, mediante un acuerdo entre New York Yankees y Manchester City. Un año después se incluían el Melbourne City FC (Australia) y el Yokohama Marinos (Japón).

Los de Qatar, sin embargo, tienen otro método. En 2012, la pequeña ciudad belga de Eupen era coronada como la clave del proyecto: el equipo local KAS Eupen, de la Segunda División belga, era adquirido por la Academia Aspire en un acuerdo que sorprendió a muchos. De este modo, el modesto club se convertía en la plataforma final, donde los talentos desarrollados en Qatar y Senegal concluían su formación.

Esta sorprendente acción se repitió hace año y medio en España. La Academia Aspire plantó sus cimientos en León, adquiriendo en diciembre de 2015 la práctica totalidad de las acciones de la Cultural y Deportiva Leonesa, sociedad fundada en 1923. El resultado ha sido evidente, de un club con serios problemas de supervivencia y una deuda inasumible se pasó a una marca que lidera con solvencia el Grupo I de la Segunda División B en nuestro país y cuyo objetivo ya no es evitar la desaparición, sino volver a luchar por el regreso al fútbol profesional.

Qatar y los medios

Todo lo dicho anteriormente tenía que ver con clubes y fútbol dentro del césped. Pero hay otro campo en el que trabajan y que tiene que ver mucho con el juego de hoy: los medios de comunicación. Un terreno donde los qataríes han superado con creces a sus rivales. La plataforma Bein Sports ha puesto a Qatar en una envidiable posición. Empezando como el canal árabe Al-Jazeera Sports, la renombrada red cuenta ahora con derechos de emisión en Francia, Canadá, Hong Kong, Indonesia o España.

Fuentes cercanas al gobierno cuentan como su principal aspiración es convertirse en una especie de Rupert Murdoch para los medios deportivos. La empresa tiene ya competencia, y FOX Sports, Canal+ y ART Sports luchan por no ser desbancados. En una era donde los medios tienen mucho que decir, ocupar tal posición puede llegar a ser muy útil. Quizá ayuda a entender la ambición y los millones que tienen sabiendo que su presidente es el mismo que el del PSG.

Objetivos

Cuando se derrocha y se invierte tanto dinero, uno se plantea la pregunta sobre si están aquí para hacer dinero. La respuesta probablemente sea no. Ninguno de los movimientos realizados hasta el día de hoy muestran beneficios. Sin embargo, Abu Dhabi y Qatar han conseguido con sus inversiones no dependan del petróleo y el gas, todo y que sus intereses no se encuentran en la misma línea: el gasto ha superado con creces los ingresos en PSG y Manchester City mientras que con el petróleo consiguen miles de euros como beneficio por hora.

Y aun así, los propietarios están más y más convencidos cada día sobre añadir más nombres a su historial, dejando claro como la pasta no es lo que les interesa. Todo está en labrarse un nombre. Conseguir influencia gracias a acuerdos internacionales: la razón principal. Conseguir con el fútbol lo que no es posible con la política.

Consecuencias

Mientras el ascenso de los árabes continua, los aficionados se preguntan qué consecuencias puede acarrear. Para PSG y Manchester City, éxito y reconocimiento internacional, para otros clubes, les han quitado el miedo a no ser dejados de lado. Pero claro, la gran inyección de dinero ha dejado grandes diferencias entre los grandes clubes en la lucha por el título, y las quejas recibidas obligaron a la UEFA a actuar mediante Financial Fair Play (FFP).

La regulación de la FFP que indica que “ningún club puede gastar más de lo que gana” está pensada para mantenerlos a raya, pero PSG y City, siendo listos, anuncian millonarios acuerdos con distintas empresas que pertenecen al gobierno que invierte en el club. De este modo, consiguen saltarse los controles.

Respecto a  los clubes todo puede parecer beneficioso para sus vitrinas, pero también aporta beneficios a la comunidad local, así como dar oportunidades para desarrollarse y llegar a la fama a los más jóvenes. Y todo gracias a la influencia y a las redes de contactos de los propietarios. Si no, ¿por qué iba David Villa a firmar por el New York City para luego bajar de escalón y jugar en Australia justo después de ganar la Liga BBVA?