El partido que cerrará la primera jornada de la Copa Confederaciones contará también con varios alicientes que lo harán especial para muchos de los contendientes que se verán las caras en Sochi. No es la primera vez que la selección australiana y la germana disputan el torneo ni tampoco la primera vez que se cruzan ambas en un partido oficial –será el sexto que se disputarán con un balance de tres victorias alemanas, un empate y una victoria australiana- pero el partido del lunes supone un nuevo comienzo para ambos combinados nacionales.
El factor novedoso de los Socceroos viene dado por su propia confederación, pues esta edición de la copa será la primera que disputen como campeones de Asia desde que se cambiaron a la AFC desde la confederación oceánica –OFC-. La novedad alemana la aporta la plantilla, pues Joachim Löw ha agrupado a un conjunto inédito de jugadores muy jóvenes en los que tan solo Draxler, Ginter y Mustafi estuvieron presentes en al triunfo mundial de 2014 para tratar de dar la sorpresa en el torneo de campeones.
La edición de 2005 dejó otro Alemania-Australia en fase de grupos para el recuerdo colectivo, un partido en el que la selección europea acabó ganando con un ajustado y espectacular 4-3. Al término de ese torneo Alemania se colgó al cuello la medalla de bronce mientras que el combinado australiano hizo las maletas con el final de la ronda grupal.
Aferrarse a los puntos fuertes
Esa es la consigna que Ange Postecoglou, seleccionador griego de los Socceroos, ha dejado clara a sus hombres. La racha del equipo no es la más brillante de los últimos tiempos pero juegan con el punto a favor de que la selección alemana solo ha sacado un empate de sus dos últimos partidos contra ellos. La parte central de la selección es la más organizada y por ahí podrían buscarle las cosquillas a los europeos mientras cubren bien a la línea defensiva de tres centrales, que es lo que parece dar más quebraderos de cabeza al seleccionador heleno.
Para ayudar al equipo especialmente en este partido los Aussies contarán con la ayuda de Mitch Langerak y Mathew Leckie para contrarrestar y arengar a sus compañeros sobre el plantel germano, ya que la mayoría del equipo de Löw juega en la Bundesliga, liga donde los dos australianos mencionados militan. Otros jugadores que podrían ser útiles en ese aspecto son Maclaren y Kruse, que en su día también disputaron la liga alemana.
Otro experimento del científico Löw
El seleccionador alemán siempre tiene un as bajo la manga y nunca ha titubeado al acatar sus experimentales decisiones a la hora de cambiar de sistema o de incorporar hombres nuevos a la plantilla. Esta vez –condicionado en parte por las lesiones de hombres clave- el arquitecto alemán ha llevado a cabo uno de los mayores experimentos desde que se pusiese al cargo de la selección hace una década concentrando a un plantel extremadamente joven y en su mayoría sin apenas experiencia internacional.
El mayor problema con el que se puede encontrar es la falta de coordinación entre futbolistas tan precoces y que nunca han jugado juntos antes. Si esa situación es solventada con presteza, se podría dar una de las sorpresas del torneo, ya que a pesar de no contar con sus hombres más destacados, los germanos podrían plantarle cara a cualquier rival más experimentado debido al gran talento que atesoran los jóvenes que componen el combinado. Si se trata de una locura o un plan maestro de Löw nadie lo sabe, habrá que esperar a los acontecimientos para saber si al final de todo el alemán acaba convirtiéndose en un genio o termina siendo tomado como un científico loco.
Posibles alineaciones
