Goles, hambre y, sobre todo, mucho, muchísimo talento es lo que definen a un Bayern  de Munich que, cada día que pasa, demuestra que es el mejor equipo del continente. Sigue arrollando a sus rivales en el campeonato doméstico, donde cuenta sus partidos por goleadas como quién dice, y sus enemigos europeos lo ven con recelo pensando en un duelo posterior en la competición continental. El Weserstadion de Bremen siempre es una salida complicada en Alemania, sin embargo, los de Guardiola han exhibido un fútbol ejemplar, majestuoso.

De principio a fin

21 minutos tardaron los visitantes en mostrar sus galones sobre el césped. Con el partido inclinado hacia la portería local, el gol parecía cuestión de tiempo desde el pitido inicial. Llegó en propia puerta, como podría haber llegado de cualquier otra forma. En 20 minutos el Bayern se adueñó de la pelota y de un partido que solamente tenía un color. Guardiola, que sigue tomándose cualquier licencia, situó a Thiago en el lugar que habitualmente ocupa Javi Martínez, y el equipo ni se enteró. 

El centrocampista español fue el organizador del juego de un equipo que se olvidó del falso nueve con la presencia de Mandzukic pero que volvió a hacer de la pelota su religión. El marcador al descanso ya era desgarrador para un Werder  Bremen sin respuesta. Con 0-3 tras los tantos de Van Buyten y Ribery, los futbolistas tomaron el túnel de vestuarios con la sensación de que la segunda mitad iba a ser totalmente prescindible. Sin embargo, cuando un equipo muestro el hambre de este Bayern nunca hay que pestañear.

La segunda mitad no fue el paseo que se podía imaginar teniendo en cuenta la situación de partido que había. El Bayern convirtió los últimos cuarenta y cinco minutos en una tortura para los de Dutt, especialmente para su guardamenta Wolf, que vio como recibía otros cuatro goles más, hasta el 0-7 final. Mandzukic, Muller y otra vez Ribery cerraron una de las goleadas más espectaculares de esta Bundesliga.

El mejor Ribery

No se sabe si ganara o no el Balón de Oro, pero lo que queda patente cada día que este chico pisa un terreno de juego es que es absolutamente especial. No tiene el don goleador de otros como Messi o Cristiano Ronaldo, pero su fútbol, su talento a la hora de tomar decisiones es sencillamente el del mejor futbolista del mundo en estos instantes. Volvió a ser el mejor de los suyos, repartiendo juego, peleando cada pelota y dirigiendo el ataque de un Bayern de Munich que da pánico. Se habla de un equipo que viene de ganarlo todo, que sigue mejorando día a día y que cada vez se parece más a ese equipo que pretende Pep Guardiola, donde futbolistas como Thiago, como Gotze o como Toni Kroos son más dueños del centro del campo.

Y luego, como ya hemos dicho, queda Ribery, que lo es todo sobre un campo de fútbol. Es un recurso siempre que es necesario, es un delantero voraz cuando merodea cerca del área, un extremo rápido y habilidoso cuando anda pegado a la línea de cal, y es un pelotero cuando se asocia con sus compañeros del centro del campo. En el patio de un colegio lo llamarían 'todo campista' y con acierto.

A expensas de lo que ocurra en el gran partido de la jornada entre el Borussia de Dortmund y el Bayer Leverkusen, el equipo de Guardiola va a salir un poco más reforzado de esta décimo quinta jornada del campeonato liguero, puesto que a uno, a otro o a los dos va a dejar más lejos del título. La jornada, que se abría con la ligera esperanza de que los de Munich pudieran patinar en un campo difícil como el del Werder Bremen, dejan la liga un poco más cerca de Pep Guardiola, que ya es amo y señor del Bayern.