A finales de 2014 las cosas no marchaban bien en la capital de Baden-Wurtemberg y había que tomar medidas. Fredi Bobic, director deportivo del Stuttgart era cesado de su cargo en septiembre y, al menos de manera momentánea, Jochan Schneider lo sustituía como tal.

Año nuevo, director nuevo

Con la llegada de 2015 los dirigentes querían a alguien que tomara el mando y comenzara a construir el club desde la base, con jugadores jóvenes que fueran capaces de dar el salto al primer equipo y que de una vez por todas finalizara el bucle en el que estaba sumido la entidad, lleno de malos resultados y de cambios de entrenador. El elegido era Robin Dutt, que se encontraba sin contrato y que hasta el momento se había hecho un nombre gracias a su labor en los banquillos de varios equipos de Bundesliga como Friburgo, Bayer Leverkusen o Werder Bremen. Por tanto, el seis de enero de 2015 era presentado en Stuttgart el que sería, según rezaba su nuevo contrato, vicepresidente ejecutivo y director deportivo de la entidad hasta 2018.

Dutt construyó su propio equipo de trabajo, en el que tendría cabida Jochen Schneider, y que formaban desde scouts hasta entrenadores de categorías inferiores. La intención era clara: planificar el futuro del club partiendo desde la contratación y formación de jóvenes talentos sin olvidar el objetivo a corto plazo de salvar al primer equipo. La mejora en la comunicación entre departamentos sería otro punto a mejorar, además de que la opinión de los entrenadores comenzara a pesar en los despachos para conseguir un desarrollo positivo y sostenible para el club.

Robin Dutt. | Fuente: bild.de
Robin Dutt. | Fuente: bild.de

La junta y su presidente, Joachim Schmidt, estaban encantados con la contratación del nuevo director deportivo y veían en él la figura capaz de hacer que el equipo se situara donde por historia se merecía: “El planteamiento inicial que nos ofreció Dutt centrándose en la optimización de todas las estructuras del club, así como en la planificación del futuro del equipo nos convenció completamente tanto a la junta como al presidente”.

Bernd Whaler: "creo que Robin Dutt era la solución adecuada para este puesto en el Stuttgart".

El actual presidente del club, Bernd Wahler, también vio en Dutt al hombre idóneo para el cargo: “Teníamos muy claro el perfil y los requisitos que necesitábamos para el puesto de vicepresidente ejecutivo de la sección deportiva. El requisito más importante era que le diera importancia a la implementación en la primera plantilla de nuestra estrategia con los jóvenes talentos, y que se tuviera la intención de mantener la consistencia para que finalmente lleguen jugadores en buen nivel de competencia al primer equipo. Otra cosa que buscábamos era que esa persona tuviera la capacidad de liderar un equipo, comunicarse con él y que se identificara con nuestros valores. Además de lógicamente un entendimiento del aspecto comercial y de presupuestos del club. Tras todo esto, creo que Robin Dutt era la solución adecuada para este puesto en el Stuttgart”.

La carta de presentación de Dutt era llamativa y estimulante tanto para aficionados como para trabajadores del club. Además los jugadores jóvenes podían sentir que se les tendría en cuenta de cara al futuro pero, ¿realmente cumpliría Dutt a lo largo de 2015 todos sus propósitos?

Robin Dutt. | Fuente: bild.de
Robin Dutt. | Fuente: bild.de

De la euforia al desánimo

La primera mitad de año no fue la idónea para Dutt. La gente esperaba y deseaba una revolución, comenzando por el mercado de fichajes en el que se encontraban durante la llegada del director deportivo y en el que había tiempo de sobra rapa arreglar las cosas.

Si había una premisa clara a corto plazo era la de reforzar la defensa. A pesar de que el equipo no lo hacía mal en ataque, la zaga hacía aguas por todas partes y costaba un mundo mantener la portería a cero. En un primer momento sonó Jan-Arie van der Heijden, defensa central del Vitesse, como posible refuerzo invernal, pero su contratación jamás se produjo. Ni la suya, ni la de ningún otro jugador.

Por su parte, los rivales directos en ese momento en la lucha por la permanencia sí que conseguían ilusionar a sus aficiones por medio de sus fichajes. El Hamburgo (14º), un puesto por encima del Stuttgart, se hacía con los servicios de Olic para mejorar sus cifras en ataque, ya que era el peor equipo en este apartado en toda la Bundesliga; el Werder Bremen (16º) y peor conjunto defensivamente de la competición fichaba a Vestergaard para apuntalar la zaga; el Borussia Dortmund (17º) ilusionaba a su afición con la llegada del prometedor Kevin Kampl para dar aire a su juego; y el Friburgo, colista, contrataba al noruego Nils Petersen, que se presentaría posteriormente en sociedad con un hat-trick.

Además, en el apartado de salidas tampoco había buenas noticias. Se esperaba la búsqueda de un equipo para Ibisevic que no había contado nada para el entrenador durante la primera vuelta. No abandonaría el equipo. También Maxim pudo salir ya que el Swansea ofreció una buena suma por el jugador, pero tampoco paso nada. La esperanza era que la retención de ambos hombres podría estar provocada por el papel que tendrían en el equipo tras el parón. Finalmente sería el mismo que en la primera mitad, ninguno.

La gente comenzaba a quejarse del trabajo a corto plazo del director deportivo, ya que lejos de mejorar, el equipo caía irremediablemente a puestos de descenso, y su presencia en los entrenamientos y en el banquillo domingo tras domingo al lado del técnico Huub Stevens tampoco ayudaba demasiado. La salvación in extremis de la última jornada le daría un respiro a Dutt, ya que podría planificar la próxima temporada desde una posición mucho más privilegiada.

Robin Dutt y Huub Stevens. | Fuente: kicker.de
Robin Dutt y Huub Stevens. | Fuente: kicker.de

Una fe que se va apagando

La temporada 2015-2016 traería, esta vez sí, esperanza a la afición sueva. Además de cerrar importantes renovaciones, se traía a un entrenador del que esperaba muchísimo como era Alexander Zorniger y los jugadores que le acompañaban no hacían más que incrementar esa ilusión.

Pese a la baja de Ulreich en la portería, Langerak y Tyton eran repuestos de garantía. Insúa y Rupp llegaban libres y con un buen cartel, Kruse cedido con opción de compra, y se veían muestras de lo que había mencionado Dutt a su llegada: jugadores de futuro. Los elegidos eran Kliment, que había brillado en el Europeo sub 21, y Heise, uno de los mejores defensas de la segunda división alemana. El pero podría situarse en la defensa, en la que el fichaje de Sunjic no compensaba la salida de Rüdiger con destino Roma.

Tras una buena pretemporada el equipo arrancó la liga con mejor fútbol que resultados y pronto se instaló en la zona baja de la clasificación. Las lesiones y la impotencia por los malos números del equipo hicieron que se perdiera la fe en Zorniger, que sería destituido antes de acabar el año. Su sustituto momentáneo fue Kramny, del filial, con el que ha terminado el año.

Todavía quedan esperanzas depositadas en Robin Dutt, del que se espera mucho durante el parón invernal: un nuevo técnico, la contratación de algunos jugadores (principalmente defensas) y el cierre de alguna renovación pendiente. Todo ello debería estar acompañado por resultados para que la fe se vuelva a recuperar. De no ser así, se le podrían echar en cara aquellas palabras que nunca debió decir durante su última etapa en los banquillos: “Para mí un trabajo de oficina es simplemente nada”.