El encuentro comenzó con un buen ritmo de intensidad, y con dominio de balón del Borussia Dortmund, que intentaba atacar por su banda izquierda con un Pulisic muy activo. Mientras tanto, el Schalke se mantenía replegado en su campo en los primeros minutos, pero no estaba actuando como un equipo contragolpeador al uso, pues cada vez que recuperaba la posesión intentaba salir de su campo con la pelota jugada con una circulación bastante lenta, y sin buscar a los jugadores por las bandas para que arrancaran en velocidad. A pesar de que quería ganar metros moviendo el esférico, el conjunto blanquiazul estaba teniendo bastantes dificultades ante la falta de apoyos por parte de los centrocampistas que apenas bajaban a recibir para facilitarles el balón a los jugadores más veloces.

Inicio intenso de más a menos

Después de los primeros minutos, el ritmo de intensidad bajó, y el combinado aurinegro consiguió consolidar su dominio de balón y empezó a crear ocasiones de peligro buscando a sus atacantes con pases a la espalda de los centrales rivales que estaban mostrando una gran lentitud en el giro. Mientras tanto, el equipo local empezó a jugar mucho más directo cuando recuperaba el balón, pues estaba apostando mucho más por el balón largo y la salida en velocidad en este tramo de dominio del equipo de Tuchel. Depués de unos minutos, el equipo minero consiguió dinamitar el ritmo de dominio que estaban teniendo los visitantes los cuales formaban con un 3-3-3-1 con Kagawa en la mediapunta, a base de presionar a un equipo sin la visión de juego y sin la pausa en la salida de hombres como Weigl y Gündogan, y sin la calidad de Reus en el último pase. 

A pesar del buen trabajo que estaba realizando en la presión, el cuadro de Breitenreiter estaba recibiendo de su propia medicina cuando intentaba combinar entre líneas, pues la línea del centro del campo estaba adelantando metros en la presión para cerrar los espacios y dinamitar el juego entre líneas de los locales. El único momento del encuentro en el que el Schalke ha encontrado huecos, ha sido en una recuperación cerca de la línea de tres cuartos, en la que el Dortmund estuvo impreciso y perdió la redonda aunque después estuvo muy lento a la hora de replegarse. En los últimos minutos de juego, el equipo borusser retomó el dominio del enfrentamiento, y consiguió calmarlo con unas circulaciones lentas, pero aun así no conseguía impedir que los locales llegaran al arco contrario con peligro, pues estaban encontrando espacios por el sector diestro de la zaga del contrincante. Los últimos segundos del encuentro fueron de mucho pelotazo, poca fluidez y mucho menos ritmo.

Inicio demoledor para un segundo tiempo de notable alto

El 0-1 llegó por medio de Shinji Kagawa que batió al portero Fährmann de vaselina después de realizar una pared en la frontal del área. Después del gol, el Schalke recuperó el dominio del cuero, y se encontró con el tanto del empate por medio de Leroy Sané en una acción que remata después de varios rechaces. A raíz de esos dos goles, la intensidad subió en el encuentro, y la entrada de Mkhitaryan en el lugar de Hummels que supuso la vuelta a la defensa de cuatro del equipo, y una revitalización del juego, pues aportó mucha calidad en el último pase y en la llegada al área contraria. El 1-2 llegó por medio Mathias Ginter que remató una falta lateral desviada por la defensa local, tras llegarle un balón templado al primer palo. Después del segundo gol, el Dortmund trató de ponerle freno a una locura de segunda parte teniendo más el balón y anestesiando al Schalke con posesiones largas en el centro del campo y en campo rival mayoritariamente. Mientras tanto, el conjunto local se dedicaba a perseguir el cuero y a intentar salir en largo cada vez que recuperaba la posesión. 

El 2-2 llegó gracias a Klaas Jan Huntelaar que batió a Bürki desde los once metros después de que Sokratis cometiera penalti al derribarle. Después del empate, el equipo de Thomas Tuchel le devolvió esa velocidad que le había quitado al partido con 1-2 y volvió a rondar con peligro el área contraria. Sin embargo, ese cambio de táctica estaba siendo un arma de doble filo para el conjunto aurinegro, que estaba sufriendo las llegadas peligrosas de los locales por la banda izquierda. Con el paso de los minutos, los borussers perdieron bastante fluidez a la hora llegar a la portería, pues el Schalke se estaba encerrando bastante bien congregando dos líneas de presión en la frontal del área, y utilizando la banda izquierda para sacar la pelota en todo momento con un Chupo Moting muy activo. Viendo que se le estaban escapando las pocas opciones que le quedaban de pelear por la liga, el exentrenador del Mainz introdujo en el campo a Aubameyang y a Gündogan para aportar calidad y poderío físico en los últimos metros, pues el turco iba a tener muchas opciones de llegar con peligro al ataque teniendo a Sahin como escudero.

Sin embargo, los acontecimientos no se estaban desarrollando según lo previsto en los últimos minutos, ya que el Borussia Dortmund tuvo el cuero mayormente, pero a la hora de desplegarse para llegar a zonas avanzadas en campo contrario, se estaba topando con dos enemigos: la defensa del Schalke y su nerviosismo en vista de que se le escapaban las opciones de pelear por la Bundesliga. Los aurinegros lo intentaban, pero el paso del tiempo estaba haciendo mella en ellos y buscaban el gol con mucho más corazón que cabeza, ante un conjunto dirigido por Breitenreiter que también se volcó en los últimos minutos y que tuvo sus ocasiones para llevarse el encuentro con llegadas por la banda izquierda.