El encuentro comenzó con un ritmo bastante bajo de intensidad y sin un dominador claro del esférico, ya que en los primeros minutos el juego fue un tanto brusco. A pesar de todo, Alemania consiguió enderezar el rumbo y consiguió establecer un dominio de balón a base de encerrar a su rival en campo propio y de tocar el esférico por todo el frente de ataque hasta encontrar espacios en el esquema defensivo de un rival que en cuanto podía buscaba en largo a un aislado Joshua King. Después de unos minutos, el conjunto dirigido por Joachim Löw siguió manejando el juego y se instaló en campo contrario para intentar profundizar por el costado con Jonas Hector y Thomas Müller, que estaban centrando balones al corazón del área. El combinado germano lo siguió intentando en las fases de posesión larga con Toni Kroos a los mandos pero, cuando intentaba avanzar, estaba colisionando con una línea defensiva compuesta por cinco hombres. 

Dominio teutón sin profundidad

El 0-1 llegó por medio de Thomas Müller, que recogió el balón cerca del área pequeña en un rechace tras una fase de posesión larga de la campeona del mundo en la que circuló el balón a buena velocidad, para enganchar el disparo con la pierna izquierda y superar al guardameta local. Después del gol, el conjunto dirigido por Joachim Löw bajó la intensidad en la presión y, con ello, decayó el partido, que languidecía con las fases de posesión del conjunto local. Pasaron los minutos y el combinado nórdico siguió llevando los mandos del partido frente a un contrincante que, al tener un gol de ventaja, prefería esperar a recuperar el cuero para salir en velocidad. Después de una serie de salidas en velocidad por el costado izquierdo del cuadro local, la Mannschaft retomó las fases de posesión larga y siguió llegando con peligro abriendo el juego por las bandas. 

En los últimos minutos de juego en el primer tiempo, la selección de Noruega consiguió alejar de su portería a la tricampeona de Europa a base de adelantar líneas en algunas fases y de juntarlas en otros tramos, con gran acierto, impidiendo así que el conjunto teutón circulara la pelota con claridad. Fruto de ello, el conjunto local consiguió que el porcentaje de acierto en el pase de Alemania en los últimos metros fuera realmente bajo, pues, a pesar de las constantes filtraciones entre líneas, ningún mediapunta acertaba a la hora de dar el penúltimo y el último pase. El equipo siguió ejerciendo un dominio bastante claro y, fruto de ello, logró el 0-2 de la mano de Joshua Kimmich, que aprovechó una ampliación de Müller a un balón interior de Özil para batir al guardameta Jarstein en el mano a mano.

Segunda parte de trámite con un dominio sin intensidad

El segundo tiempo comenzó con un mayor dominio del conjunto noruego, que llevó algo más la iniciativa del juego y trató de crear peligro en ataque, profundizando por el costado izquierdo, por el que Kimmich estaba algo desbordado por momentos. A los pocos minutos, Alemania se repuso de la pasividad inicial y retomó el control del juego, volcando las fases de posesión sobre alguno de los dos costados para intentar crear desequilibrio con laterales e interiores que se doblaban mutuamente. A pesar de todo, el ritmo de intensidad seguía siendo muy bajo y el combinado germano siguió llevando las riendas del encuentro. El 0-3 llegó por medio de Thomas Müller, que remató de cabeza en el interior del área un centro de Kimmich desde la banda derecha.

El encuentro decayó mucho en intensidad después del tercer tanto germano, pues el equipo visitante cedió más la posesión del cuero, y el conjunto local lo intentaba, pero no era capaz de llegar con peligro alguno con la circulación tan lenta de balón que tenía. Pasó el tiempo, y el equipo dirigido por Joachim Löw se fue alejando cada vez más de su portería y fue abandonando las fases de ataque posicional para empezar a atacar con transiciones rápidas, en cuanto uno de los mediapuntas entrara en contacto con el balón y apretara el acelerador. Alemania seguía manejando el duelo a la perfección y aprovechaba la plácida situación para introducir a jugadores menos habituales como Julian Brandt y poder darles más rodaje.

En los últimos minutos del encuentro, la escuadra visitante convirtió el encuentro en un frontón sin porterías donde únicamente se limitaba a tocar en campo contrario lo más cerca posible de la portería rival. Por su parte, el conjunto local se mantenía replegado en su terreno de juego y se limitaba únicamente a esperar una posibilidad de salir en velocidad y el final del partido. El duelo estaba absolutamente sentenciado pero, aún así, el conjunto dirigido por Joachim Löw seguía saliendo al contraataque cuando encontraba alguna mínima opción. Empieza con buen pie la selección alemana en su camino para su clasificación para el Mundial.