El ex guardameta alemán declaró después del partido del combinado germano frente a Noruega que “parece que Götze no le pone ningún interés al juego en el campo”, en clara alusión a su frialdad, que tanto caracteriza a muchos mediapuntas alemanes, pero que especialmente caracterizó al mediapunta del Borussia Dortmund que fue intrascendente en el juego de la selección alemana.

El 24 de abril de 2013, día previo a la ida de la semifinal de Champions League que disputaban Borussia Dortmund y Real Madrid, el Bayern de Múnich anunció el fichaje del exhuberante mediapunta que actualmente milita en el Borussia Dortmund. Ese día quedaría marcado a fuego en el corazón de este joven centrocampista, pues a partir de entonces, inició una fase de su carrera plagada de irregularidad en su juego: su estancia durante tres temporadas en el Bayern de Múnich, una estancia bastante fructífera tácticamente, en la que adquirió una cierta polivalencia que le permite jugar tanto de falso 9, como de interior en un trivote en el centro del campo.

En su primer año en Múnich, el jugador llegó mermado físicamente después de una lesión en la vuelta de la semifinales de la Champions en el Santiago Bernabéu que además, por casualidades del destino, le impidió disputar la final de la Champions en el estadio de Wembley, ante el que a la postre sería su equipo. Esa lesión retrasó su debut unas semanas aunque, a pesar de ello, consiguió dejar buenas sensaciones en sus primeros encuentros bajo las órdenes de Pep Guardiola, en los que pudo mostrar una parte de su calidad, su visión de juego, y su don innato para el último pase, al mismo tiempo que también mostró su irregularidad, especialmente en el segundo tramo de la temporada, cuando perdió su puesto en el once inicial y comenzó a ser el primer cambio. Allí empezó su calvario, que ha convertido a este joven mediapunta de gran calidad técnica, habilidoso y veloz que se vio en los primeros años en Dortmund en un futbolista púsilanime y sin personalidad incapaz de asumir el protagonismo en su equipo cuando las circunstancias son adversas.

Götze no celebra un gol ante el Borussia Dortmund. Foto: Daily Mail
Götze no celebra un gol marcado ante el Borussia Dortmund. Foto: Daily Mail

La segunda temporada en el combinado bávaro fue la del “falso 9”, pues fue la campaña en la que más tuvo que asumir ese rol para competir con el recién llegado Robert Lewandowski, que ocupaba la delantera de la plantilla en solitario junto a Claudio Pizarro. En ese año, Götze finalizó su transformación, convirtiéndose defintivamente en un jugador lento y plano. Tanto jugando de interior como realizando las funciones de un delantero centro, perdió esa cualidad especial que le permitía desatascar un partido sólo.

Tuvo menor participación en el once titular y no le funcionó al técnico catalán como recurso para las segundas partes, a pesar de que siempre le introducía como primer cambio, esperanzado de recuperar al Götze por el que Bayern pagó cerca de 40 millones de euros o al mediapunta de sus inicios en el pentacampeón alemán. 

La última temporada del mediapunta fue realmente floja, pues terminó de perder el protagonismo que tenía con la llegada de Douglas Costa, y se le siguió viendo como un jugador sin la menor confianza en si mismo, que cuando recibía el balón no generaba absolutamente nada jugando de interior zurdo en un 4-1-4-1.

En el mes de julio ha regresado al Borussia Dortmund, aunque apenas ha tenido minutos hasta la fecha y no ha disputado ni la final de la supercopa alemana, ni el primer encuentro de liga ante el Mainz. Posiblemente habrá que esperar al encuentro del próximo sábado ante el Leipzig. Se espera que juegue de interior izquierdo en el 4-1-4-1 que Thomas Tuchel ha puesto en marcha, y sea capaz tanto de asociarse en el centro del campo con Weigl, y posiblemente con Kagawa, así como de adquirir el ritmo necesario para poder entrar en la onda de los atacantes borussers y para poder llegar cómodamente al área.