El encuentro comenzó con dominio del equipo local que empezó teniendo la posesión del esférico desde el primer instante, aunque tuvo dificultades para consolidar su control en terreno de juego contrario, ante un Leipzig, que a pesar de que se mantenía replegado en su campo, estaba siendo muy agresivo, a la hora de perseguir al contrincante que tenía la posesión del cuero, pues se estaba desplegando con varios hombres para presionar. Sin embargo, el conjunto dirigido por Dieter Hecking estaba encontrando la fórmula para crear ocasiones de peligro, con los cambios de velocidad en la circulación del balón, cuando el equipo realizaba ataques posicionales. De esa manera, estaba consiguiendo llegar con peligro por los costados, gracias a la inestimable ayuda de los centrocampistas que se descolgaban y llegaban por sorpresa.

Dominio local ante un Leipzig muy organizado

Después de los primeros minutos, el ritmo de intensidad seguía siendo muy bajo, y el conjunto visitante se aprovechaba de la situación, para consolidar sus fases de posesión, en el centro del campo, y en terreno de juego contrario, encadenando pases, y asegurando mucho en la entrega, que solía ser en horizontal. Gracias a ello, se estaba empezando a instalar en terreno de juego contrario, y consiguió enervar a un Wolfsburgo que no se daba cuenta de que estaba perdiendo el control del juego, y que estaba cometiendo muchas imprecisiones en la salida del balón, de la mano de un Casteels, que no tomaba la decisión correcta, ni en largo, ni en corto. Pasaban los minutos, y el cuadro verdiblanco seguía sin ser capaz de mantener la redonda controlada en el segundo tercio de campo, mientras tanto, su rival seguía creciendo en el encuentro sin realizar una gran presión sin balón.

En los últimos minutos de juego, el equipo local recuperó la posesión del balón, y volvió a focalizar el juego sobre el terreno de juego del rival, realizando fases de ataque posicional, llegando por las bandas a línea de fondo, y terminando algunas de las jugadas con disparos de media distancia. Con todo esto, el partido no hizo más que abrirse, pues estaba en una fase en la que los dos equipos estaban jugando al ataque, y estaban llegando al arco contrario con peligro con estilos distintos, pues los locales estaban intentando llegar a la portería rival tocando, y moviendo el balón por todo el campo rival, pausadamente, mientras que el Leipzig intentaba aprovechar las imprecisiones de su rival, para salir al contraataque, con Werner, y el ariete Poulsen que estaba cayendo en el costado izquierdo con mucha asiduidad. Los últimos segundos del primer tiempo, fueron absolutamente estériles, pues los dos equipos se dedicaron a círcular el balón en la mitad del campo, sin buscar el arco rival.

Control absoluto de los visitantes, que fueron muy peligrosos al contraataque

El segundo tiempo comenzó con un ritmo bajo de intensidad, y con dominio de balón del Wolfsburgo, que estaba circulándolo en el segundo tercio de campo, con una velocidad bastante lenta en la circulación, ante un conjunto visitante que se mantenía replegado en su terreno de juego, juntando las líneas, y presionando tímidamente al jugador rival que tenía el balón, pues al igual que todo su equipo, no necesitaba una gran presión para cometer imprecisiones en la entrega. Después de unos minutos soporíferos, Dieter Hecking, vió que su equipo era incapaz de entrar en el calor del partido, para poder dominar la situación y llegar con peligro al área rival, por lo cual optó por introducir a Bruno Henrique en el campo, para darle una mayor profundidad al conjunto local por banda derecha, en el lugar de un Seguin que había cuajado una actuación muy discreta, retrasando a un jugador de corte más creativo como Arnold, que estaba jugando más adelantado, de mediocentro ofensivo, y rellenando la línea de tres mediapuntas, de atacantes puros.

Después de los primeros minutos de juego, el encuentro no remontó en intensidad, y el Leipzig siguió controlando la situación a la perfección, tanto con balón como sin él, pues a pesar de su demostrada capacidad para defender sin balón, manteniendo la primera línea de presión a una buena altura, para no sufrir una avalancha por parte del rival, también estaba siendo capaz de controlar el encuentro, teniendo la posesión del esférico, con la que seguía haciéndole un gran daño al Wolfsburgo saliendo por la banda izquierda que estaba siendo un auténtico coladero.

El 0-1 llegó por medio de Emil Forsberg, que batió a Casteels con un disparo preciso, ajustado al palo, desde la frontal del área. Tras ese tanto, el conjunto dirigido por Ralph Hassenhüttl se hizo absoluto dueño y señor del enfrentamiento, dominando la pelota, y atacándole a su rival por los costados, por los que apenas había presencia de jugadores locales, cada vez que salían al contraataque. Con el sorprendente gol por parte del conjunto azul marino, el equipo dirigido por Dieter Hecking, dió muestras de estar absolutamente fracturado, pues era incapaz de mantener la redonda para poder trenzar una jugada con la que llegar al área rival con peligro, y porque además estaba mostrando un gran desequilibrio en el centro del campo, en un principio con Luiz Gustavo y Arnold, ante la menor contribución defensiva de este último, y posteriormente con Arnold solo en el mediocentro.

En los últimos minutos de juego, el equipo verdiblanco tuvo la posesión del balón, y se volcó en campo contrario con casi todos los efectivos, en busca de un gol del empate balsámico, que díficilmente taparía la pobre imagen que ha mostrado el equipo hoy. Por su parte, los visitantes retrocedieron las filas, y lo apostaron todo al contraataque con escasos efectivos en un despliegue mínimo, en pro de mantener el orden defensivo en los últimos minutos de juego. Pasaban los minutos, y el Wolfsburgo se seguía acercando al área rival, pero estaba siendo muy improductivo, al no ser capaz de buscar espacios de ningún modo, ni con centros laterales, ni pases interiores, ni disparos de media distancia, lo intentaba un equipo que estaba atravesando una crisis tanto futbolística, como en cuanto resultados, y que además tenía un problema de actitud, que justificaba la gran apatía que mostraban la mayoría de los jugadores sobre el campo.