El encuentro comenzó con dominio claro del conjunto local que empezó teniendo la posesión del esférico desde el primer minuto, y que estaba llevando la iniciativa, intentando abrir a la defensa rival a base de circular el esférico con mucha paciencia, y de realizar una gran presión sin balón, frente a un conjunto belga algo desorientado, que tenía serias dificultades para sacar la pelota jugada, ante la persecución de los locales, y ante la pasividad de hombres como Youti Tielemans, que no hacían acto de presencia bajando a recibir para dar un buen primer pase que inicie la jugada. Malli logró marcar el primer gol batiendo al guardameta Roef desde los once metros. 

Dominio inicial de los locales, gol, y repliegue posterior

Después del tanto, el encuentro siguió con la misma dinámica de juego, y con el mismo ritmo elevado de intensidad con el que los locales se estaban imponiendo a un rival, al que con el paso de los minutos, preferían controlar replegándose en su campo y buscando la portería contraria, con salidas al contraataque, atacando por los costados con Yunus Malli y Pablo de Blassis que estaban siendo muy intermitentes. Pasaban los minutos y el ritmo de intensidad iba descendiendo, a medida que el Anderlecht se hacía con el control del juego con fases de posesión larga en las que estaba asegurando mucho el pase tratando de avanzar combinando en horizontal.

En los últimos minutos de juego del primer tiempo, el cuadro dirigido por Martin Schmidt recuperó el control del juego con la posesión del balón, y se volvió a instalar en terreno de juego contrario, para intentar crear acciones de peligro a base de desmontar a la defensa rival, combinando y circulando la redonda a una mayor velocidad y con una mayor verticalidad. Por su parte, el conjunto visitante se volvió a agrupar en campo propio con las dos primeras líneas de presión, que según la presión, estaban conformadas por siete u ocho hombres, pues ocasionalmente uno de los extremos se descolgaba para presionar. En los últimos instantes de juego, el conjunto rojiblanco perdió algo de ritmo de juego, pues tuvo más dificultades para superar las líneas de presión y para poder hacerle llegar el cuero a alguno de los atacantes.

Dominio alterno, con muy poca profundidad de ambos equipos

El segundo tiempo comenzó con dominio de balón del Mainz, que estaba haciendo suyo el esférico gracias a las posesiones largas que estaba trazando, circulando el balón por todo el campo, con una velocidad media, que le estaba permitiendo amasar a un rival, que estaba teniendo dificultades, tanto para recuperar la pelota, como para salir con ella jugada. El ritmo de intensidad estaba siendo algo bajo, por la irregularidad en las distintas corrientes de juego, pues si alguno de los dos equipos tomaba la iniciativa del juego, no estaba siendo capaz de alcanzar una cierta regularidad, y enseguida era el contrincante, el que tomaba la alternativa.

El 1-1 llegó por medio de Teodorczyk, que remató de cabeza en el segundo palo un centro de Youri Tielemans desde la banda derecha. Tras el tanto que igualó la contienda fue el Anderlecht el que empezó a controlar la situación y a tener la posesión del balón, aunque el equipo dirigido por Martin Schmidt, consciente de que estaba atravesando un momento crítico en el encuentro, no se estaba dejando llevar por el impacto psicológico que puede acarrear un gol del empate, que ha llegado por sorpresa, puesto que el conjunto belga no había llegado con peligro al área rival y que ha supuesto un jarro de agua fría, mantuvo las líneas de presión posicionadas a buena altura, y realizó una mínima persecución sobre su contrincante. Pese a que no le estaba siriviendo para recuperar la redonda estaba consiguiendo taponar todos los progresos visitantes entrelíneas.

Los últimos minutos de juego en el encuentro no tuvieron un dominandor claro, pues el Mainz hizo lo posible por llevar la iniciativa del juego en ataque pero estaba teniendo grandes dificultades para profundizar cuando se acercaba al último tercio de campo, donde aguardaba un Anderlecht que parecía dar por bueno el empate, pues no estaba peleando el balón y cuando lo recuperaba se desplegaba con muy pocos hombres. Pese a ello, fue capaz de estorbar la escasa dinámica de ataque del conjunto local, que había mostrado un evidente desgaste físico, aunque en algunas fases también ha mostrado pobreza futbolística al tener dificultad para crear ocasiones de peligro.