El encuentro comenzó con dominio del balón del Hertha de Berlín que realizaba circulaciones del esférico en el centro del campo, y que conforme iba avanzando metros iba aumentando la velocidad en la circulación del balón. Mientras tanto, el conjunto visitante se mantenía replegado en su terreno de juego, e intentaba aprovechar las recuperaciones de balón para salir al contraataque por el costado diestro con un Levin Öztunalli que se estaba ofreciendo permanentente, y que estaba siendo un puñal cada vez que encarababa a Plattenhardt, desequilibrándole, y llegando a la frontal del área en todas las jugadas en las que atacaba. El 0-1 llegó por medio del ariete Seydl, que batió al guardameta Jarstein con un disparo con la pierna derecha desde el punto de penalti, que entró ajustado al palo.

Dominio del cuadro local, condicionado por el 0-1

Tras el gol, el equipo dirigido por Martin Schmidt empezó a controlar el duelo a la perfección, alternando tramos de posesión y de unión de líneas, manteniéndolas a buena altura, para bloquear a un conjunto local cuyas circulaciones de balón estaban siendo lentas, previsibles, y estaban dotadas de una excesiva horizontalidad, y que además de no permitirle avanzar metros y superar a la defensa rival, le estaba permitiendo perder la pelota con excesiva facilidad, a causa de que el contrincante se estaba anticipando con bastante regularidad, aunque ya no estaba aprovechando las recuperaciones del esférico para salir en velocidad, sino que las utilizaba para dormir el encuentro.

Pero de poco le sirvió, pues pasada la media hora de juego, Ibisevic empató el duelo con un disparo raso y ajustado al palo más alejado, tras una diagonal por el balcón del área de Salomon Kalou. Tras el gol, el duelo mantuvo el mismo ritmo bajo de intensidad, pero fue el equipo de la capital germana el que empezó a llevar la iniciativa, gracias a que Lustenberger, Niklas Stark, y sobre todo Valentin Stocker que estaba aportando calidad y especialmente fluidez a la circulación del cuero, lo cual estaba facilitando mucho la labor de profundización.

Segundo tiempo dividido en dos fases a raíz de las expulsiones

El segundo tiempo comenzó con un ritmo muy bajo de intensidad, y con un Hertha de Berlín que tenía la pelota, que estaba llevando la iniciativa en el juego, y que estaba defendiendo con tres centrales, pues Niklas Stark se estaba incrustando entre los centrales, y cuando eso ocurría, las posiciones de los defensores se inclinaban hacia la izquierda o la derecha, en una especie de efecto dominó, cuando se inclinaban hacia el costado diestro, el lateral Pekarik, adelantaba su posición al extremo, y Haraguchi se posicionaba junto a Lustenberger, mientras que si ocurría por el costado izquierdo, Plattenhardt se posicionaba como mediocentro en el doble pivote, y Stark permanecía como lateral izquierdo con el balón controlado, mientras que en las salidas al contraataque, actuaba de central izquierdo, y Kalou ejercía de carrilero. En frente tenía a un Mainz que poco a poco iba recuperando el balón con más facilidad, y se iba haciendo dueño del partido, con fases de posesión, pero no era capaz de crear el menor peligro.

Gbamin vió la segunda amarilla, y dejó al Mainz con diez jugadores, y a partir de allí, el partido cambió radicalmente, el Hertha se volvió a hacer dueño de la pelota, y se empezó a volcar con todo el equipo sobre la portería rival, circulando la redonda con mayor velocidad, e intentando profundizar por los dos costados con relativo éxito. Con el equipo local volcado, a los de Martin Schmidt no les quedó más remedio que retroceder las líneas, y juntarlas 20 metros más atrás de donde las tenían unidas. Con esa maniobra, no pudieron evitar la avalancha del rival, que estaba siendo mucho más veloz y directo, y que se encontró con el 2-1, tras un disparo rechazado de Pekarik, que peinó Kalou en el segundo palo, y remató Ibisevic. Tras el gol, el cuadro berlinés siguió siendo dueño de la situación, tanto con la posesión, como sin ella, mientras que su rival, que no tenía nada que defender, ni que perder ya, optó por volcarse en ataque, y quitó a Öztunalli, que estaba ocupando el mediocentro junto a Ramalho tras la expulsión de Gbamin, e introdujo a otro delantero como Jhon Córdoba. Retrocediendo presumiblemente la posición de Yunus Malli, para no dejar excesivamente descubierto el centro del campo en el 4-2-3-1 inicial.

Ibisevic vió la roja tras una segunda amonestación, y dejó descabezado el ataque de un Hertha de Berlín que no pudo evitar retroceder las líneas de presión, y ceder la posesión del cuero al rival, al ver que ya no tenía una superioridad numérica sobre su él. Pese al repliegue, los locales habían conseguido rebajar la intensidad del juego gracias a unas circulaciones de balón muy largas y muy lentas, para así poder calmar la ansías de remontada del equipo rojiblanco, que veía en la expulsión del ariete bosnio, una oportunidad para igualar la contienda, y buscar una hipotética remontada. Pasaron los minutos, el equipo de Martin Schmidt seguía manejando la situación, y seguía volcando el terreno de juego, bloqueándole muy bien las vías de escape a su rival, que excepto en contadas ocasiones, en las que algún jugador realizaba una jugada individual, no podía salir de su campo. Los últimos instantes del encuentro, fueron disputados con el corazón más que con la cabeza por parte de ambos equipos, aunque finalmente, el cuadro de la capital consiguió sacar el partido adelante sin demasiado sufrimiento.