Hace tres meses estaba para los leones, no metía un gol ni al arco iris y Del Bosque no tuvo más remedio que excluirlo de la convocatoria para el amistoso frente a Venezuela. Ahora parece que tiene tantas opciones o más que Llorente para ser titular en el debut contra Italia. Ésta ha sido la peor temporada de su vida, él está convencido, pero la cierra con la Champions en su palmarés, sabiendo que se va Drogba y también que Abramovich ha fichado a Hazard, lo que delata que el Chelsea pretende jugar de otro modo, cambiar de estilo. Por si fuera poco, y después de tantas dudas suscitadas, la Eurocopa le recibe con los brazos abiertos. Un gol suyo decidió la última final y eso siempre constará en los libros de historia. Fernando Torres ha recuperado la sonrisa y sus compañeros de selección están contentos por ello. Siempre hizo equipo. Se ha vuelto a teñir de rubio triunfador y hasta les ha metido un bonito gol a los coreanos. Ya le pesa menos ser el fichaje más caro de la Premier, dispondrá de otra gran oportunidad en Inglaterra, pero su mayor ilusión es olvidar los dos últimos años metiendo goles para España en el mejor de los escaparates.

El Niño nunca ha perdido una final, son seis las que ha disputado, cinco si consideramos que no jugó un solo minuto en la final de Copa contra el Liverpool. De las cuatro ganadas con España en las distintas categorías, en tres de ellas, sus goles decidieron, uno cada vez (sub 16, sub 19 y la final de Viena). También estuvo en la jugada clave de Johannesburgo, aunque el honor le correspondió esa vez a Iniesta. El apreciado e inconfundible Petón, su asesor y amigo, volverá a soñar con cábalas individuales, otra vez Fernando para el 1-0 en la final, pero el jugador ya ha dado muestras inequívocas de mirar por el equipo antes que por logros personales. Sin ir más lejos, su relación con Villa ha sido siempre estupenda, con el compañero que le ha impedido tener más minutos en la selección. Esta vez no está el asturiano. Si Torres fuese el 9, el delantero, el goleador, lo normal sería que acabara enchufándola, más aún con tanta calidad a su alrededor. Sin embargo, podría ser igual con Llorente. O incluso con Negredo o Soldado, que ya hizo tres goles en un ratillo, estando ahí. A Torres últimamente, por encima de resultados y suplencias, se le ha visto enorme en el plano físico. El propio Reina le ha echado un guante diciendo que no le veía así desde hacía mucho tiempo. También lo ha debido intuir Del Bosque al incluirlo con toda naturalidad en la lista definitiva.

El chaval de Fuenlabrada, estando en forma, es inigualable a campo abierto. Su potencia y su velocidad marcan la diferencia. Posee buena definición, siempre ha hecho goles, de todos los colores. Marcó una época en Anfield, después de muchos años de mediocridad, pero allí no podía quedarse enjaulado. Había escapado igual de aquel Atleti inoperante del que había tirado desde muy jovencito. Necesitaba un equipo con aspiraciones y fichó por el Chelsea, desde entonces le abuchean en Liverpool, donde había sido adorado. Ley de fútbol, manda la grada. En el Manzanares siempre le recordarán para bien, comprendieron que se tenía que marchar. Nunca escurrió el bulto y coleccionó goles de todo tipo a base de brega, instinto y remate ante defensas que parecían inquebrantables. Aquel Atlético era tan mediocre que tenía que ser el propio Torres el que se retrasara para buscar el balón y llevarlo al área contraria. Cientos de balones quedaban por el camino, pero era el único modo, asumir ese riesgo. Mucha responsabilidad desde chiquito, mucho compromiso también, muy pronto capitán y mala suerte en sus clubs de destino. Si en Atlético y Liverpool llegó un momento que ya no veía un balón en condiciones, lo del Chelsea ha sido todavía más fuerte, equipo de corte defensivo y creatividad casi nula. El peor momento de su carrera, lo ha confesado el propio jugador, que llegó a verse fuera de la Eurocopa. ¡Y a ver quién le dice algo a Drogba!

Si España jugara a la contra, no habría duda. Pero no es así. El gran hándicap de Torres es la falta de espacio. Más explosivo que creativo. Como buen delantero. Tiene ahora la gran oportunidad de demostrar que también tiene calidad para asociarse con los mediocampistas en ese juego de toque donde Villa siempre se ha movido como pez en el agua. El asturiano conduce mejor el balón, pero los movimientos de Torres, de la factoría Benítez, abren huecos y crean desasosiego en las defensas rivales. Y no es tópico. Ahora es más frío, más calculador, menos guerrillero. Su mera presencia también impone. En todos los rincones del globo le han visto meter goles como quien hace rosquillas, y eso también pesa. En los últimos tiempos, por los dibujos de Di Matteo, el 9 del Chelsea se ha visto obligado a alejarse del área. Y ahí también ha cumplido, sólo hace falta repasar los pases de gol que ha dado, especialmente en la Champions. Siempre que ha coincidido con Drogba, ha tenido más consignas defensivas que de ataque. Físicamente está a años luz de aquel jugador que llegó sin ritmo y sin toque a Sudáfrica, aunque al final disputó bastantes minutos. ¿Torres o Llorente? La decisión corresponde a Del Bosque. Si quiere jugar con un 9 más estático, el riojano, con buen manejo de balón, aunque algo lento. Llorente venía siendo la opción de las segundas partes para reforzar el juego aéreo, para jugar de otro modo. Torres ha sido titular muchas más veces. El seleccionador sabe que no se le ha podido olvidar meter goles, que todo era cuestión física, hasta anímica, y que esos goles volverán si el cotizado futbolista está ahí para meterlos.

De cualquier modo, Torres ha tenido demasiados detractores en estos últimos meses. Siempre ha costado que se reconozcan sus méritos como futbolista. Personalmente admito que en 2006 llegué a decir públicamente que me parecía un jugador sobrevalorado, pero su exhibición en Inglaterra transformó esa idea. Con espacios, se salió, desde aquel primer gol a Cech en Anfield. Que valga las millonadas que pagan por él, eso ya es otra cosa, aunque no olvidemos que Petón es capaz de vender un peine a un calvo. Todo es  más factible si se conoce la materia y, a la vez, se maneja bien el mercado. La presencia de Torres en esta Eurocopa, estando en buena forma, se antoja indiscutible. Caso parecido al de Pedrito. Muchos ya le habían borrado de la lista por su discreta temporada y miren cómo va a acabar, luciendo el 7 mejor que el 18. Ambos jugadores han cubierto una temporada extraña, gris, pero van a llegar frescos a la gran cita. Y eso lo sabe Del Bosque, que siempre dispensará agradecimiento especial, tan lógico como respetable, a los integrantes del grupo que hizo a España campeona del mundo ahora hace dos años. Si físicamente están en condiciones, la confianza en ellos es total. En estos y en cualquiera de los otros. De los que estuvieron en Sudáfrica, repiten todos menos Capdevila y Marchena. Los otros dos que faltan, Puyol y Villa, por lesión. Se les habría esperado, pero no era posible.