Todas las casas de apuestas dan a España como clara favorita en la Eurocopa que comienza el próximo viernes. La calidad suprema de sus centrocampistas y el fútbol que despliega, bonito y efectivo, bastan para que esos pronósticos se ajusten exclusivamente a parámetros objetivos. El equipo español está en condiciones de encadenar tres triunfos consecutivos en los torneos más importantes (europeos y mundiales), lo que nadie ha logrado nunca en la historia del fútbol. Y parece como si eso fuese pan comido, como si el resto de selecciones asumieran su incapacidad para derrocar a los nuevos reyes del balompié. Da igual que apenas haya habido tiempo para preparar la cita, debido a la fecha elegida para la final de Copa, o que los rivales se apliquen en la elaboración de un antídoto efectivo para desactivar esa magia que casi siempre sacan a pasear los Iniesta, Xavi, Silva y compañía. Que Real Madrid y Barcelona, los dos mejores equipos, quedaran fuera de la última final Champions, debe servir de advertencia. Se volvió a constatar que en esto del fútbol no siempre gana el mejor, hay muchos ejemplos desde que los humanos empezaron a dar patadas a un balón para meterlo en una portería. Son muchos los factores y agentes que influyen e intervienen, el azar entre ellos.

La principal misión de Del Bosque será insistir en ese toque de atención para ahuyentar cualquier exceso de confianza que pudiera sacudir a sus futbolistas. El seleccionador recordará también a su grupo lo que sucedió con Suiza hace dos años en Sudáfrica, aquel debut inesperado estuvo a punto de mandarlo todo por la borda. A posteriori vino bien perder con los helvéticos, pero la tensión padecida antes de jugar contra Chile debe otorgar la experiencia necesaria para que esta vez todo comience de otro modo. Para empezar hay que ganar a Italia, que no es moco de pavo. Pirlo y diez más, sí, incluidos Balotelli y Cassano, con problemas en defensa también, con juego feo y deslavazado, lo que queramos, pero con ese plus de competitividad que siempre acompaña a los transalpinos en las citas importantes. Ya vimos cómo sin apenas juego salieron campeones del mundo en Alemania 2006. España cambió el fútbol desde entonces, impuso un estilo basado en la calidad técnica, el toque y la posesión de balón. Los nuevos conceptos quedan aún lejanos e inalcanzables para las otras selecciones, principalmente porque no tienen tantos futbolistas tan técnicos ni tan creativos como los españoles. Sin embargo, nadie olvida que el título mundial se conquistó gracias a que España no concedió un solo tanto desde octavos de final, hay que recordar que los cuatro triunfos que nos llevaron a la gloria, a lo inimaginable, se produjeron por la mínima (Portugal, Paraguay, Alemania y Holanda). La selección española sólo metió más de un gol, dos en ambos casos, ante Honduras y Chile. Y ese debiera también ser el camino en tierras polacas y ucranianas.

Queda claro que España va a ser la dueña del balón en todos los partidos, ya que las demás selecciones juegan un fútbol distinto. Alemania, Holanda y también Francia llevarán la iniciativa, marcarán el ritmo, ante los rivales de turno, pero en cuanto se topen con España tendrán que cambiar de coordenadas. Busquets debe ser la clave para asegurar el equilibrio y el buen funcionamiento defensivo. Se defenderá con balón, pero los rivales también dispondrán de oportunidades. No serán demasiadas pero las habrá. Si no, que le pregunten a Casillas por Robben. Ninguno de los adversarios posee un mediocampo como el español, si acaso Alemania se distingue del resto, pero sí tienen mucha calidad en los últimos metros, en la zona donde evidentemente se deciden los resultados. Lo fundamental será controlar el juego a través de la posesión y tirar de paciencia, evitar precipitaciones y minimizar riesgos innecesarios por pérdidas en zonas que puedan facilitar el contragolpe del oponente. Si España, como acostumbra, es capaz de defender con el balón en su poder, más de la mitad del trabajo estará resuelto. Más vale llegar a la prórroga o jugársela en los penaltis, llegado el caso, si algún catenaccio se interpone, que perder como se hizo ante Suiza, por ejemplo. Quizás nos hayamos malacostumbrado en tiempo récord, ahora se extiende la idea de que ganar es fácil y que además hay que hacerlo con brillantez, que cada jugada debe implicar un verdadero deleite, pero eso es complicado, los rivales también juegan, aunque lo hagan de otra manera.

En cuanto al once inicial frente a Italia, todo parece claro salvo la identidad del delantero. Del Bosque ya lo tiene decidido, dice que no tiene duda alguna al respecto. Apostaríamos por Torres, camino de las 100 internacionalidades. Más experiencia, más nombre, más calidad y más versatilidad que Negredo y Llorente. Han surgido muchas voces en torno a la predilección del técnico por el sevillista, habrá que verlo. Incluso se dice que España podría jugar sin delantero específico (con Silva o Fàbregas), pero esta opción daría demasiadas pistas a los italianos, les facilitaría el trabajo y desvirtuaría el importante rol que pudieran desempeñar los laterales, especialmente Jordi Alba, más incisivo que Arbeloa, quien adelantará su posición más para fijar al lateral contrario y abrir espacios por dentro que para ganar la línea de fondo. Formación probable: Casillas, Arbeloa, Piqué, Ramos, Alba, Busquets, Alonso, Xavi, Iniesta, Silva y Torres. No está nada mal. Sustitutos con más opciones: Fàbregas, Mata, Cazorla, Llorente y Navas, por este orden, según las necesidades. Sería buena señal que Llorente y Navas jugasen poco, sería síntoma de éxito, entonces no sería necesario un plan B. Pocas conclusiones se pueden sacar de los tres partidos de preparación celebrados en los últimos días, ya que faltaban algunos jugadores determinantes para el habitual funcionamiento colectivo. España juega de memoria y sólo hace falta confiar en el buen estado físico de sus individualidades más desequilibrantes.

Xabi Alonso constituirá el vértice en la elaboración, enlazando con la tripleta mágica y colaborando también en funciones defensivas, junto a Busquets. Este tándem es innegociable e indiscutible para Del Bosque, en pos de una mayor seguridad defensiva. Luis Aragonés prefería a Fàbregas, partiendo Xavi desde más atrás. Alonso no tiene cintura, se trata de un futbolista para jugar por detrás del balón, aunque su concurso es incuestionable para el actual seleccionador. Le puso en el once en aquel su debut frente a Dinamarca (agosto 2008) y ahí están los resultados. Alonso no cuerpea, no es escurridizo como Xavi, Silva, Iniesta o Fàbregas, le cuesta conducir, cambiar de dirección, pero suple ese déficit, esa rigidez, también su lentitud de movimientos, mandando como nadie y aplicando la precisión y la fuerza justa en los envíos, tanto en corto como en largo, por dentro o hacia los costados. Su velocidad es mental, su inteligencia y calidad técnica están fuera de toda duda. Con los cuatro mencionados anteriormente, España aseguraría superioridad y control de juego en las inmediaciones del área contraria, pero la historia cambia si uno queda fuera, en este caso, Cesc. Con Aragonés, el juego era quizás más brillante, más pinturero, más de salón, mientras que con Del Bosque es más práctico y más seguro. Y por eso se ganó el Mundial de Sudáfrica. En cualquier caso, si las cosas se torcieran en algún partido, siempre habría variantes y soluciones de sobra para rectificar con eficacia. Todo está en orden.

Y un breve apunte para concluir. Acerca del entorno, de lo extradeportivo. Finalmente los jugadores españoles van a poder manifestarse en las redes sociales, donde también son los mejores si nos atenemos al número de seguidores que poseen, tanto en Twitter como en Facebook. Ya sabemos que todo se mueve por cifras en esos sitios donde se mezclan adicción, vanidad y negocio, entre otros aspectos mucho más valiosos y edificantes. Fernando Hierro hizo valer la prohibición de su uso en Sudáfrica 2010, decisión que parecía iba a tomarse también con vistas a esta Eurocopa, pero al final los jugadores se han salido con la suya. Aseguran que ha sido Casillas quien ha impuesto el deseo de los futbolistas, cuyos patrocinadores saben de la fuerza de dichas redes y de la repercusión que van a tener durante el torneo. Habría que saber a ciencia cierta si el origen de la negativa inicial aludía únicamente a la intención de evitar distracciones o tenía algo que ver con el acuerdo económico suscrito entre la Federación Española y Telefónica, empresa matriz de Tuenti, rival directo de Twitter en la batalla por la clientela más joven del mercado. Tampoco debiera ser un tema capital. Que se sepa, los juegos de cartas y similares nunca les fueron prohibidos a los futbolistas. Tampoco la play station ni demás juegos modernos. ¿Qué diferencia hay entre jugar a la play o enviar cuatro mensajitos más o menos tontos? Ellos conocen el invento y tampoco es que se excedan normalmente, algunos están enganchados más que otros y los hay que sólo lo utilizan para asuntos publicitarios. Sólo el seleccionador danés Morten Olsen se ha mostrado inflexible  y ha dado una orden tajante a sus jugadores, que no podrán comunicarse con nadie a través de esas redes públicas de internet. Los demás confían en la mesura, responsabilidad y prudencia de sus pupilos.

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Sobre el autor
José Manuel Díaz
Una constante en mi vida profesional ha sido no engañar al oyente, telespectador o lector. Apuesto por internet convencido de que se trata del medio de comunicación más limpio, libre y democrático. Y con el compromiso de que todo lo que pueda aportar nunca buscará que mis intereses particulares prevalezcan sobre los generales. Una premisa me ha acompañado a lo largo de mi trayectoria profesional: cada vez que me he puesto ante un micrófono o he tenido que plasmar algo por escrito, lo primero que he tenido siempre en cuenta ha sido el destinatario del mensaje.