Partido grande y final más grande aún. El Geoffroy-Guichard se vestía de gala para la ocasión, que bien lo merecía. El siempre caliente derbi del Ródano estaba de vuelta. Los jugadores del Saint-Étienne fueron a por la victoria en todo momento y, seguramente, la merecieron. Sin embargo, esta noche el fútbol fue cruel con les verts, que veían como el Lyon se llevaba la victoria en el último minuto de partido. 

Como era de esperar, la intensidad fue máxima desde el inicio y eso dificultaba que alguno de los dos equipos se adueñase del balón. El ASSE trató de llevar la iniciativa, sin renunciar a su idea futbolística de salir desde atrás con el balón controlado, teniendo paciencia para encontrar los espacios. Sin embargo, el Lyon aguardaba casi en campo propio, cerrando muy bien la zona central y cediendo los carriles exteriores.

Se llegaba al minuto treinta de la primera mitad y no había pasado prácticamente nada. Ante la gran labor defensiva del cuadro lyonnais , al Saint-Étienne sólo le quedaba buscar a Brandao y esperar que éste ganase los duelos aéreos en el área rival. Ganó alguno, pero la posición a la hora de sacar el remate era muy forzada y sus cabezazos apenas inquietaron a Gorgelin. El Lyon parecía encontrarse cómodo así, esperando el fallo del rival más que buscando forzarlo, pero una vez que robaban había tanto espacio por delante que era difícil generar peligro. El árbitro pitó el descanso y todo parecía indicar que, si no cambiaban mucho las cosas, el partido se decidiría por pequeños detalles. 

Desde el inicio, la segunda parte fue más intensa

Arrancó la segunda mitad y ya desde el comienzo se apreció cierto cambio en la actitud del Lyon. Los de Remi Garde ganaron metros y fueron a por su rival. Tanto fue así que apenas transcurridos cinco minutos de la segunda mitad llegaba el gol. En un centro de Bedimo desde el perfil izquierdo, Gomis se imponía a su par y conectaba un buen cabezazo que Ruffier se quitó de encima como pudo. La defensa vert se durmió y ahí apareció Lacazette, que llegó con todo desde atrás y la pegó con el alma para poner a los suyos por delante. Ahora sí, el partido pintaba bonito porque, desde luego, el Saint-Étienne iba a ir a por todas.

Estaba bien plantado el Lyon, pero había un rayo de luz que iluminaba al Saint-Étienne. Curiosamente, ese rayo de luz era el propio portero lyonnais –que estrenaba titularidad- y que estaba dejando bastantes dudas, sobre todo en sus salidas por arriba. Seguía intentándolo el equipo local, buscando una y otra vez el área, una y otra vez a Brandao. Y, finalmente, la insistencia obtuvo recompensa. La ponía Ghoulam desde su banda, pero Umtiti le ganaba la partida a Brandao esta vez. Sin embargo, su despeje dejó el balón muerto dentro del área, donde apareció Hamouma para poner el empate con un complicado y acrobático remate.

Tras el empate, el Saint-Étienne siguió buscando el gol

No era suficiente este empate para los de Galtier. Estaban en casa y querían devolverle a la afición todo ese apoyo recibido desde las gradas. El Saint-Étienne seguía intentándolo y Gorgelin seguía igual de impreciso y a punto estaría de llegar el 2-1 tras un nuevo error grotesco del meta. Poco después, en otro balón colgado desde la banda, Perrin saltaba más que el resto, pero su cabezazo se iba directo al larguero. El partido se había convertido en un asedio por parte del Saint-Étienne y el área del Lyon no era precisamente un fortín. El gol local parecía muy cercano. 

Sin embargo, lo bonito del fútbol -aunque los aficionados del Saint-Étienne no piensen lo mismo esta noche- es que no siempre gana el que más lo merece. Y, en este caso, no sólo no ganó, sino que vio como su eterno rival le arrebata la victoria en el último minuto de partido. Briand, con un preciso cabezazo, fue quien puso el definitivo 1-2, silenciando y hundiendo a la afición local.