El encuentro arrancó con gran intesidad tras el inicial tributo a Radamel Falcao. El Marsella salió a buscar al Mónaco con un fuerte presión inicial que, sin embargo, los locales pudieron salvar en la primera jugada del partido y ya en el minuto uno Mandanda se veía obligado a mostrar lo mejor de sí mismo, despejando un remate de Rivière dentro del área pequeña. 

Esta vez el Marsella de Anigo no tiraba la línea de la defensa a alturas suicidas, lo que tantos daños le había causado en partidos anteriores. Sin embargo, eso causaba muchos espacios entre las tres líneas en las que se disponía el equipo cuando no tenía balón, lo que facilitaba y favorecía la salida desde atrás de los locales.

Muchas dudas en la defensa del Marsella

No tardó demasiado en volver a aparecer Mandanda, quitándose de encima el disparo que efectuaba Raggi desde el borde del área tras recoger un balón proveniente de la banda izquierda que había quedado suelto en la frontal. Apenas un minuto después, Rivière volvía a disponer de una clara ocasión para adelantar a los monegascos al aprovecharse del fallo de Diawara, titubeante cuando el balón le llegó a los pies. 

El centro del campo del Mónaco dictaba el curso del partido, dándole pausa al juego y buscando con calma los espacios, frente a la verticalidad generalizada de un cuadro marsellés algo obcecado en acabar sus jugadas lo más rápido posible. En ese contexto de tantos espacios, Germain y James se mostraban muy cómodos recibiendo entre líneas, con tiempo y espacio para girarse e iniciar rápidas conducciones por todo el frente de ataque. En una de esas recepciones en campo rival, Germain lograba marcharse de Diawara para plantarse en el área y conectar un buen derechazo al palo largo frente al que Mandanda nada pudo hacer.

Dominio monegasco durante gran parte del encuentro

Pese a ir por delante en el marcador, el Mónaco seguía llevando la iniciativa tras el descanso, sin miedo a jugar en campo rival pese a que eso supusiera que el equipo quedara expuesto en algunas ocasiones ante posibles contras del Marsella. A los visitantes les duraba poco la posesión, más por fallos propios que por la exigencia del rival, y el Mónaco se mostraba muy cómodo haciendo circular el balón.

Volvió a aparecer Mandanda para evitar el gol de James Rodríguez con una gran intervención, pero poco podría hacer minutos más tarde ante Rivière, que al fin encontraba el gol después de dos intentos fallidos. Kondogbia, tras una pared con James, sacaba un centro desde el vértice de la frontal que encontraba a Rivière, solo entre Diawara y Abdallah, con tiempo suficiente para controlar el balón en área rival. Demasiado tiempo concedido por la defensa del Marsella, que volvía a fallar. Una vez más.

Arreón final de los visitantes sin recompensa

La entrada de Payet le cambió la cara al Marsella, aunque se antojaba insuficiente y muy tarde como para inquietar al Mónaco. Empezaron a aparecer más espacios y el partido tornó en un ida y vuelta constante en el que el Marsella empezaba a sentirse más cómodo. El dominio que había ejercido el Mónaco empezó a diluirse en los minutos finales, pero los visitantes no acababan concretando sus ofensivas y las ocasiones de las que empezaban a disponer no eran del todo claras.

El cuadro visitante siguió buscando el gol hasta el final, sabedor de lo complicado de su situación clasificatoria, pero el Mónaco se mantuvo sólido en defensa, a pesar de haber bajado algo el pistón a falta de varios minutos para la conclusión del encuentro.