'Poderoso caballero es Don Dinero' escribió Francisco de Quevedo allá por los comienzos del Siglo XVII, aunque bien podría aplicarse al fútbol moderno, con el fútbol francés como máximo exponente de ello. Una liga, la Ligue 1, que ha visto a equipos históricos del fútbol galo convertirse en meros espectadores de un combate de poder a poder entre PSG y Mónaco.

Campeones históricos, condenados a una lucha secundaria

Ante el nuevo panorama que se dibuja en el balompié francés, en el que el PSG está destinado a marcar una época, clubes históricamente punteros de la Ligue 1 parecen haberse resignado a una lucha secundaria, a una pelea con el tercer puesto como escalafón máximo. Ahí se encuentra el Lille de René Girard. Galardonado en tres ocasiones como campeón del campeonato francés (1946, 1954 y 2011), el conjunto del Norte de Francia peleó de tú a tú con París y Mónaco hasta bien entrada la competición. Sin embargo, su inferior capacidad, tanto en el ámbito deportivo como económico, hizo decaer a un equipo ilusionado entonces con molestar, término tan utilizado por Diego Pablo Simeone para su Atlético de Madrid.

En cuarta posición quedó el Saint-Etienne, el equipo que más veces se ha hecho con el trofeo de la Ligue 1. Tras una larga temporada, el ASSE no logró finalmente su vuelta a la Liga de Campeones, quedándose con la menor pena posible, la de la clasificación para la próxima edición de la Europa League.

Hasta el momento, el Saint-Etienne ocupa el trono de la liga francesa, pero ya son más de 30 años sin levantar el 'hexágono'. El actual presidente de la UEFA, Michel Platini, vestía entonces la camiseta verde. Mucho ha llovido desde aquella fecha para un equipo que cada vez parece más lejos de la lucha por el título liguero y que ve su dominio (en número de títulos) peligrar ahora más que nunca.

Lyon y Marsella, víctimas del cambio de dinastía

En la punta de este iceberg se hallan Olympique de Lyon y Olympique de Marsella, dos de los equipos franceses más reconocidos mundialmente, más allá de la irrupción actual de Mónaco y PSG. Llamados a pelear desde hace tiempo por los puestos altos de la clasificación, tienen que conformarse ahora con el último puesto de acceso a competición europea, caso del Lyon (5º), o con ni siquiera pasear su nombre por el continente, como le ha pasado al Marsella (6º).

El Lyon celebra su última Ligue 1, en 2008.
| FOTO: www.footballspeak.com

Tras conquistar Europa siendo campeón de la Copa de Europa en 1993 (Olympique de Marsella) o hacerse con el monopolio en Francia, con un heptacampeonato consecutivo desde 2002 a 2008 (Olympique de Lyon), los tiempos parecen haber cambiado parados conjuntos sumidos en reestructuraciones económicas y deportivas constantes.

Del cielo al infierno

Pocos son los equipos que ya tenían definido su futuro una vez avanzada la temporada regular. Lejos de Europa y del descenso, dos campeones de liga como Girondins de Burdeos (6) y Stade de Reims (6) contemplaron desde fuera las distintas luchas servidas.

En una de esas peleas, la del descenso, históricos campeones como Nantes (8), Niza (4), Sochaux (2) y Montpellier (1) se jugaban la vida, junto a otros que no lo son, como Rennes, Guingamp o Evian TG.

El Sochaux se lamenta de su descenso a manos del Evian.
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Llegados a la última jornada, Sochaux y Evian TG se jugaban la salvación en un enfrentamiento directo, para tranquilidad de los demás equipos implicados. Después de una excelsa segunda vuelta del Sochaux, recibía al Evian en su casa y con todo a favor para lograr la permamencia. Sin embargo, y ante un equipo que había coqueteado toda la temporada con el descenso, ni la historia, con sus dos campeonatos en 1935 y 1938, ni su afición salvaron al Sochaux de la quema.

El Sochaux se quedó, de esta manera, con la miel en los labios. Pese a remontar el vuelo en la segunda vuelta, el conjunto de Montbéliard consumó su descenso, acompañando a Valenciennes y Ajaccio en su camino, aunque con esperanza de vuelta, hacia la Ligue 2.

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